La afición del Cádiz CF, espectacular: del suspense a la fiesta
La hinchada ejerce a la perfección el papel de jugador número 12
El Cádiz CF da un paso de gigante
Cádiz/¡Qué tarde la del sábado 7 de mayo! Inolvidable. El Cádiz CF tenía que ganar por narices. Lo consiguió con suspense pese al marcador abultado que supuso el 3-0. Marcó el primer gol en el minuto 80 y a partir de ahí empezó la fiesta. Había que disfrutar un éxito parcial que despeja el camino hacia la salvación.
Con sufrimiento sabe mejor la victoria. De la incertidumbre se pasó a la alegría incontenible. Los goles fueron una liberación para todo el universo cadista, desde los jugadores hasta los fieles seguidores. Todos juntos hacia un mismo objetivo.
En el Nuevo Mirandilla (antiguo Carranza) hubo mucho tiempo para sufrir, nada menos que 80 minutos, y algo menos para disfrutar, de ahí hasta el final. Pero lo que queda a la hora de la verdad es lo último, el resultado. La afición vibró como pocas se le ha visto.
La parroquia cadista era consciente de la importancia del encuentro que vivió a tope de principio a fin. El pensamiento colectivo era que había que darlo todo por el equipo y además el equipo respondió sobre el césped.
El jugador número 12 fue parte del espectáculo. No paró de cantar, aplaudir, presionar al árbitro y al rival... Desempeñó a la perfección el rol que le tocaba.
El personal sufrió de lo lindo. Está acostumbrado con el equipo de su alma, pero después estalló de alegría cuando los goles llegaron uno detrás de otro en la recta final del partido. Explosión de alegría, el archiconocido lema '¡sí se puede!, la ola que recorrió todas las zonas del estadio y hasta el clásico '¡qué bonito, qué bonito!'
Bonito fue lo que vivió en el estadio. Un partido vibrante de esos que la afición recuerda con el paso del tiempo. Un emotivo intercambio de aplausos entre los futbolistas y la hinchada que reflejaron la comunión inseparable en un momento trascendental de la temporada.
La parroquia cadista se marchó feliz. No fueron pocos los que abandonaron el estadio entonando el '!Oé Cadíz oé...!' y en la avenida sonaron con fuerza los cláxones de los coches. Sobredosis de júbilo antes del último partido en casa nada menos que contra el Real Madrid.
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