El análisis del Cádiz CF – Valencia: sálvese quien pueda

Dentro de la mediocridad desde hace muchas jornadas, el equipo amarillo dejó una imagen de vergüenza en la segunda parte; las enésimas variaciones del técnico y la aportación de los jugadores, nada de nada

Salto al vacío de un equipo humillado que huele a Segunda (1-4)

Chris Ramos, entre una nube de jugadores del Valencia que celebra la victoria.
Chris Ramos, entre una nube de jugadores del Valencia que celebra la victoria. / Julio González

Una bomba a punto de explotar fue el partido del domingo del Cádiz CF, especialmente en la segunda parte. Resulta complejo entrar en profundidades de sistemas o alineaciones cuando el equipo no da una a derechas. Hay errores de bulto en la planificación, existen en las alineaciones y en los estilos de juego -las 16 jornadas sin ganar lo aseveran- y son especialmente apreciables en el césped por parte de los futbolistas. Contra el Valencia, muchos de ellos dieron la razón a los que gritan "esa camiseta no la merecéis".

Un equipo en caída libre desde el 1 de septiembre no es consecuencia de una, dos o tres cuestiones. Un equipo en caída libre lo está porque cae a la lona con el primer golpe, porque no sabe o no tiene argumentos para competir, ya que ríase usted de lo tan manido de "el equipo compite". No, el equipo comparece para que no lo sancionen; lo de competir es otro concepto.

Lo sucedido contra el Valencia tiene dos análisis: el que se puede efectuar de lo sucedido sobre el césped, y todo demás. De lo estrictamente deportivo, vamos por partes. Fede San Emeterio, 'roto' a los 15 minutos después de semanas sin jugar, abre de nuevo el debate que se mueve en la horquilla de la mala suerte o de la equivocada preparación para que haya 'contratos indefinidos' en la enfermería un mes tras otro.

Quizás para jugar al despiste, el entrenador del Cádiz CF prácticamente descartó en la previa un cambio de dibujo, y al final se produjo con un punta y más artillería en el centro del campo. El problema es que Chris Ramos tenía que ir a prolongar balones de cabeza fuera de su zona de peligro sabiendo que no había compañeros a su espalda para finalizar. Otro problema es que entre Kouamé, Alcaraz y Escalante no quedaba muy claro quién es quién, con el primero de ellos siendo una máquina perfecta de perder balones.

En el verde faltaron galones, concentración -entiéndase Fali en la acción del primer gol-, implicación y valentía, entre otros muchos aspectos. La cuestión es saber si este equipo no tiene nada de eso o si Sergio no encuentra la fórmula de dárselo. La experiencia es un grado y un Valencia que acabó jugando con siete canteranos pasó por encima de un enemigo que previamente había 'cepillado' la alfombra a los ganadores.

En el análisis de todo lo demás caben muchas cuestiones. Demasiados jugadores que no dan el nivel que se supone que tienen y las semanas que se lleva hablando del aparente mal estado físico de algunos de ellos. La falta de conexión, por la nula participación, del entrenador con veteranos como Negredo y José Mari, que en el Cádiz CF y en cualquier equipo puede ser un problema. No juegan y no pueden ser culpables directos de lo que sucede, pero no hay que ser un lumbreras para entender que en su estado de ánimo, muy en lo hondo de sus aspiraciones de sentirse aún titulares, cuesta que salgan mensajes sinceros hacia el entrenador. Y, para acabar, medio mes de enero ya 'vendido' sin que por la puerta del Nuevo Mirandilla aparezcan refuerzos; no un refuerzo, sino refuerzos, en plural.

Mientras tanto van 16 jornadas sin ganar, fuera de la Copa del Rey por un equipo de la antigua Tercera, en puesto de descenso sin síntomas aparentes de poder abandonarlo y jugando a nada desde hace muchas semanas. Sálvese quien pueda.

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