Joaquín Benítez
Luces y sombras en navidad
Cádiz/El dificilísimo partido contra el Villarreal CF (0-0) puso de manifiesto que el Cádiz CF es capaz en Primera División de exhibir su poderío en labores defensivas al igual que hizo en Segunda A e incluso en Segunda B desde que Álvaro Cervera es el responsable del proyecto. La inesperada buena clasificación del conjunto amarillo tiene varias claves, aunque la madre de todas las batallas es la fiabilidad cuando se trata de defender la portería.
Sirva como dato aplastante que el Cádiz CF ha sido capaz de mantener a cero su portería teniendo enfrente a adversarios de la talla del Real Madrid, el Villarreal y el Athletic de Bilbao. Pero es aún más contundente el hecho de que de los nueve puntos con esos rivales, al casillero cadista han pasado siete.
El domingo no hubo goles en el Carranza y el Cádiz no terminó de dar con la tecla que acabe con sus males como local. Pero, eso sí, la labor de todo un once para hacer las cosas como entiende el técnico que conduce al éxito se tradujo en una igualada que posiblemente verá aumentado su valor cuando el cuadro castellonense sea capaz de mantenerse entre los mejores de la Liga.
Cervera no tiene a Iza Carcelén ni a Marcos Mauro, dos futbolistas muy importantes. El lateral portuense fue fijo el curso pasado, mientras que el argentino tuvo un papel destacado a partir del confinamiento y cuando superó sus problemas físicos. Pues sin ellos y con Carlos Akapo y Fali logrando ser secundarios de lujo, sobre todo en el caso del primero, el equipo mantiene su mejor nivel y, cabe recordar, fue capaz de tumbar a todo un Real Madrid.
El entramado defensivo cadista fue un pleno de acierto ante el Villarreal, un rival con aptitud, actitud y mordiente para vencer a cualquier conjunto de la Liga de las Estrellas, que en el Ramón de Carranza no encontró la manera de hincar el diente al equipo gaditano. Además de tapar casi todas las opciones de contragolpes de los locales, el cuadro de Unai Emery buscó de todas las formas posibles ver de cerca el rostro de Conan Ledesma. Pero cuando el Cádiz tiene el 'sello Cervera' grabado a fuego, resulta un tormento para el enemigo de turno encontrar una fisura o un punto de dejadez en el generoso esfuerzo defensivo de los amarillos.
El domingo no tuvo el Cádiz la frescura rematadora y ofensiva de Valdebebas y San Mamés, por poner dos ejemplos, a pesar de que Negredo vio portería en el gol anulado por un fuera de juego de escasos centímetros. Si ese tanto hubiera contado con la validez del responsable arbitral, a lo mejor ahora se hablaría de otro desenlace teniendo en cuenta lo que supone derribar la muralla cadista.
Con o sin ese gol, era de esperar que Emery fuera sacando la artillería que le quedaba en el banquillo para aportar alternativas al juego ofensivo de los suyos. Pero no pudieron los del minuto 1 ni los que entraron después porque ese es uno de los grandes secretos que está llevando al Cádiz a una clasificación exitosa: su labor defensiva. No hay mejor ataque que una defensa casi perfecta; el Cádiz la tiene y Cervera la defiende como el primer mandamiento de su 'libro sagrado'.
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