El ataque, un dilema para Cervera

Cádiz CF

El entrenador baraja la posibilidad de mantener en el once inicial dos puntas o volver, como hizo tras el descanso ante el Málaga, a su apuesta habitual con dos pivotes y Álex por delante

Malbasic conduce el balón, en presencia de Álvaro Giménez y un rival, en una acción invalidada del pasado domingo. / Fito Carreto

Cádiz/Ser o no ser, he aquí la cuestión. Plan A o plan B. La cuenta atrás está en marcha y Álvaro Cervera debe decirse entre continuar con la novedad que introdujo en Las Palmas hace un par de jornadas y mantuvo el pasado fin de semana contra el Málaga o, por el contrario, regresar a sus orígenes. Más que en el dibujo, la clave radica en la alineación de uno o dos puntas. Ahí se halla el dilema del entrenador.

En efecto, la llegada de refuerzos de marcado carácter ofensivo en el mercado de invierno, con las incorporaciones de Jorge Pombo, Filip Malbasic y Álvaro Giménez, han motivado que la plantilla dé un claro salto de calidad, y también de cantidad, en cuanto a los jugadores de arriba se refiere, ampliando al mismo tiempo el abanico de posibilidades a la hora de confeccionar el equipo. El propio técnico ha reconocido alguna que otra vez que la acumulación de efectivos en una misma demarcación acaba convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza. Un problema o un bendito problema, según se mire.

El regreso de José Mari y la sanción de Malbasic puede que faciliten la decisión del técnico

Desde que comenzó la temporada y hasta el pasado mes de enero, la situación no dejaba resquicio a la duda. Pero la apuesta del club por fortalecer el ataque, en un evidente mensaje de que hay que luchar por el ascenso a Primera División, varía sustancialmente el panorama. Cervera ha tomado nota de ello y ha actuado en consecuencia.

Sin embargo, las sensaciones que ha dejado el Cádiz en sus últimos dos encuentros, por más que en el primero de ellos obtuviese la victoria, empujan a formularse preguntas, a cuestionarse la conveniencia de utilizar todo el arsenal de que se dispone. En ocasiones, emplear a más jugadores con gol no garantiza los resultados.

Hasta la visita a Gran Canaria, los gaditanos saltaban al campo con un doble pivote, un falso mediapunta y un único delantero de referencia. Normalmente, a tenor de los números, los minutos disputados por cada integrante del plantel, Garrido y José Mari formaban la dupla de la zona ancha, con Álex Fernández como enlace y Chozo Lozano en la posición más avanzada.

El radical doble cambio del pasado domingo en la segunda parte da para muchas lecturas

Pero el enfrentamiento con el cuadro insular supuso un punto de inflexión en los esquemas. El once que presentó el titular de la Tacita de Plata incluyó a Malbasic junto a Lozano, retrasando Álex su posición para acompañar a José Mari, habida cuenta que Garrido fue baja a última hora. Pese al triunfo (1-2), la imagen del Cádiz estuvo lejos de convencer, con registros que invitaban a una profunda reflexión no ya por la demoledora superioridad en cuanto a posesión de los locales, algo que tampoco ha de preocupar en exceso, sino por los disparos a puerta recibidos y los córners concedidos.

Así las cosas, el derbi andaluz del pasado domingocon el Málaga en el Ramón de Carranza se presentaba como una reválida, un test, acaso definitivo, al experimento. A Cervera le bastaron 45 minutos para mostrar su postura.

Aunque los amarillos salieron de nuevo con dos delanteros, ya que a Malbasic le acompañó en esta ocasión Álvaro Giménez, que había debutado como sustituto en Las Palmas, y Álex retrasó su emplazamiento sobre el césped para acompañar ahora al recuperado Garrido, supliendo de este modo a José Mari, baja por un proceso gripal, el 0-0 con el que se llegó al descanso y sobre todo las malas vibraciones que emitían los locales empujaron al entrenador a tomar una drástica decisión: dejar en el vestuario a los dos puntas, que además habían visto tarjeta, y sacar a Edu Ramos y Nano Mesa para regresar al pasado. Por desgracia, el intento por enderezar el rumbo con el malagueño formando tándem con Garrido, Álex por delante y el canario como hombre más adelantado se quedó en eso, en el intento.

De hecho, en realidad todo se fue al traste nada más comenzar el segundo tiempo, con el absurdo penalti concedido por Pacha Espino al tocar el balón con el brazo. Con el 0-1 en el marcador, la cuesta se empinaba peligrosamente, y más si cabe porque la dinamita se había quedado ya en la caseta. El quiero y no puedo en la segunda mitad confirmó que quizás Cervera se equivocó esta vez, aunque a decir verdad afirmar algo así con rotundidad parece como poco ventajista. En todo caso, el técnico prepara el viaja a Gijón, en donde aguarda este viernes un Sporting crecido tras situarse a cinco puntos del play-off, con un serio conflicto en mente. ¿Plan A o plan B?

A pesar de que se perderán este compromiso Alberto Perea y Malbasic, sancionados, sobran mimbres para confeccionar un buen cesto de una y otra manera. Ese no será el problema. Si se inclina por la fidelidad a sus ideas, a su concepto de fútbol hasta hace nada, entonces no sería de extrañar que la vuelta de José Mari sirviera como la excusa perfecta para colocar al roteño junto a Garrido, a Álex como enganche y para sacar sólo a un punta, ya sea Lozano o Álvaro Gimenez. Ello sin descartar a Nano Mesa, que también gana enteros para caer al costado por la ausencia de Perea, o incluso a Pombo.

Pero si insiste en aprovechar toda la pólvora que le han traído, que nadie descarte una alineación sorpresa. Porque, y estoy hay que tenerlo muy presente, el rival de turno, su estilo y cómo hincarle el diente, se antoja una variable a la que a buen seguro Cervera le presta mucha atención.

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