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Con los brazos caídos (1-0)

El resultado del Sporting-Cádiz

El Cádiz reproduce sus males y se va de vacaciones con una justa derrota tras ofrecer una pésima imagen

Espino se ajusta una media mientras los jugadores del Sporting celebran el 1-0.

El Cádiz CF no supo a estar a la altura una vez más. Escribió un triste final de Liga con una nueva derrota, la segunda consecutiva, cuando apuraba sus opciones de meterse en la fase de ascenso. Nunca llegó a tenerlas de verdad porque una vez más ofreció una exhibición de ineficacia en ataque. El varapalo fue justo, como su no clasificación para el play-off. Si cuando hay que dar la talla el equipo se esfuma, es que no merece recompensa.

Los amarillos perdieron y acabaron el campeonato en la séptima posición con 64 puntos, los mismos que obtuvieron las dos campañas anteriores. No dan para más, es su límite

Los gaditanos llegaron a las dos últimas jornadas en la sexta plaza pero demostraron que no estaban para tirar cohetes cuanto tuvieron que dar el paso al frente definitivo. Si no ven puerta, apaga y vámonos. Cero goles en los dos encuentros decisivos. No pusieron en aprietos al Sporting de Gijón ni tampoco en la distancia al Deportivo de La Coruña.

El festival de imprecisiones se ajustó al estado inofensivo de un equipo por momentos alocado, sin el temple necesario para abordar situación apuradas. Ni aunque el Córdoba hubiese ganado en Riazor hubiese entrado el Cádiz en las eliminatorias.

Álvaro Cervera demostró con hechos que no le gustó el caótico partido ante el Extremadura y practicó hasta cinco variaciones en el once. La más llamativa fue la aparición de Jovanovic, su estreno como titular después de ser el único delantero que no había participado el pasado martes.

El partido resultó movido desde los compases iniciales. El Sporting, con la temporada finiquitada, salió a jugar con alegría, sin ningún tipo de complejos frente a un Cádiz una vez más sin saber a qué atenerse, como una prolongación del nefasto choque contra el conjunto de Almendralejo. No aprendió la lección.

Parecía que los que de verdad se jugaban la vida eran los rojiblancos, que no perdonaban en su primera llegada peligrosa y ponían aún más cuesta arriba el reto del play-off.

Djurdjevic recibió el esférico en un pico de la frontal del área y Marcos Mauro no pudo impedir que el delantero armara un derechazo que Alberto Cifuentes no acertó a atrapar, dejó la pelota muerta frente a la portería y Nacho Méndez se adelantó a un pasivo Kecojevic para fusilar placer y poner el 1-0. El acierto de los norteños se ensambló con los errores en cadena de los sureños.

Corría el minuto 13 y los amarillos se veían por debajo en el marcador en un abrir y cerrar de ojos con un regalo en la parte trasera, como si la cosa no fuera con ellos.

Aketxe emergió como única solución en ataque ante la empanada de un equipo trató de resolverse contra el destino sin éxito. Firmó dos zurdazos (18 y 23) sin premio y lanzó saques de esquina con sentido, uno cabeceado alto por Kecojevic (en el 19) y otro que casi se convirtió en gol olímpico a la media hora.

Apretaron de lo lindo los visitantes ante un entramado defensivo gijonés con sensación de una debilidad equivalente a la fragilidad de los amarillos en tareas ofensivas. Mientras se resolvía la duda de quiénes eran capaces de marcar goles, los locales rozaron el 2-0 con un remate de Nacho Méndez que se escapó muy cerca de un poste.

La precipitación se alió en contra de un equipo que quería remontar en un minuto cuando disponía de tiempo más que de sobra para rehacerse. Unos cuantos litros de tila les hubiese hecho falta además de un mínimo de fútbol. Ni una cosa ni otra

Apenas salían dos pases seguidos. José Mari y Fali no conseguían imponerse en una medular de corte conservador, poco propicia cuando la victoria era necesaria, David Querol vivía en fuera de juego, a Jovanovic difícilmente le llegaba el cuero, Jairo cabalgaba en solitario sin demasiado sentido, los laterales no hacían daño... y para colmo el Deportivo hacía el 1-0 ante el Córdoba poco antes del intermedio.

El pase a la fase de ascenso del Cádiz quedaba a expensas de uno de los mayores milagros deportivos de los últimos tiempos. Parecía imposible no sólo por las limitaciones del Córdoba, sino por la incapacidad de los hombres de Cervera.

Los amarillos fueron a por todas en la reanudación. No cabía otra opción. El míster dejó en la caseta a un desaparecido Jovanovic y dio entrada a Álex Fernández, ubicado en tres cuartos.

Los dos centros que a punto estuvo de rematar David Querol fueron puro espejismo. El segundo tanto del Dépor terminó de cercenar cualquier atisbo de esperanza y por más que el Cádiz lo intentó no encontró el camino. Ni siquiera con Salvi ni después con Lekic.

La suerte estaba echada. A los asturianos les bastó con mantener el orden atrás para cortocicuitar el ataque de los gaditanos, que adelantaron sin éxito su línea de presión.

La segunda mitad careció de sentido. No había nada que hacer más que acabar con dignidad. Los de Cervera llevaron la iniciativa con total esterilidad, con algún chispazo aislado como una internada de Salvi mal culminada con u derechazo sin ángulo que no dio en la diana.

Si alguno pudo marcar fue el Sporting de nuevo por medio de Nacho Méndez (en el 69) con un tiro esquinado que repelió Cifuentes. Lo mejor para todos era que llegase el final. Cuanto antes Espino tuvo el empate con un zapatazo en el 71 que se estrelló con zaguero. Poco más.

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