El Cádiz CF, atrapado en sus enormes carencias
El conjunto amarillo acumula incapacidades que le convierten en un chollo para los rivales
El entrenador, sin pelos en la lengua
Cádiz/Las alarmas se activan con luz y sonido a la máxima potencia. La Liga ya ha comenzado pero el Cádiz CF aún no se ha enterado con tres hojas ya arrancadas del calendario. Como tarde un poco más en darse cuenta de que el balón ya ha empezado a rodar, quizás sea demasiado tarde. Y lo inmediato no es moco de pavo: visita a Balaídos, cita en casa con el Barcelona...
Lejos de progresar con el paso de las jornadas, se queda estancando, como si todavía estuviese en pretemporada, sin saber a qué juega, con unas sensaciones que no pueden ser más preocupantes. Han bastado tres capítulos para que la realidad se imponga con toda su crudeza. Emergen las dudas sobre la valía del plantel para enderezar el rumbo y poder pelear por la permanencia.
Se suponía que las derrotas frente a la Real Sociedad y el Osasuna iban a servir de aprendizaje. Para nada. Y es que la lamentable actuación en el partido ante el Athletic de Bilbao (0-4) destapa las miserias de un Cádiz CF que a día de hoy no se comporta como un conjunto de Primera División que corre el peligro de convertir el curso 2022/23 en una tortura. Se gana a pulso la candidatura para bajar a Segunda mientras se convierte en un chollo para el rival de turno.
Fue el peor encuentro que se recuerda en mucho tiempo por la conjunción de una serie de factores negativos. Pareció un partido entre infantiles y mayores. No hace falta decir cuál era cada uno. Fue tan poca cosa el equipo de casa que hasta dio pena. No expuso argumentos para competir y recibió cuatro goles en su hogar. Pudieron ser más. Una humillación en toda regla.
Entre lo que hizo el Cádiz CF sobre el césped y la incomparecencia hay muy poca diferencia. Hizo el ridículo delante de una afición que, pese a prestar su aliento, asistió atónita a un vergonzoso espectáculo y mostró su indignación. El famoso lema ‘La Lucha No se Negocia’ parece guardado en el baúl de los recuerdos.
El equipo se arrastró, nunca creyó en sí mismo, en ningún momento creyó en la posibilidad de sumar siquiera un punto. Lleva cero en tres capítulos, el único que no ha abierto la cuenta.
El Cádiz CF no es un equipo a día de hoy. No es un bloque. Cada uno va por su lado. No hay conexión entre los jugadores. Es muy complicado ver más de dos pases seguidos con cierto criterio. Hay una absoluta carencia de calidad que dificulta la generación de ocasiones, que cuando llegan son a modo de chispazos aislados. Es el único que no ha marcado un tanto después de 270 minutos.
Las costuras saltaron a la más mínima cuando los rojiblancos empezaron a mover el balón con una facilidad pasmosa, sin apenas oposición. Lo que corrieron los jugadores de Sergio González fue para desesperarse en la persecución al contrario. Fueron siempre un paso por detrás, superados con claridad en el plano físico.
El conjunto amarillo se fue haciendo pequeño, incapaz de resistir la elevada intensidad del cuadro vasco. Muy inferior en todas las facetas.
La pregunta es qué hace el equipo en los entrenamientos para ofrecer semejante actuación a la hora de la verdad. Porque a la hora de la verdad no hay un esfuerzo colectivo para cerrar espacios, los jugadores llegan tarde a las acciones, no saben qué hacer con el esférico… El equipo hace aguas por todas partes.
No hay centro del campo, tampoco extremos (a la espera de que los nuevos entren en acción) y los delanteros no aportan. La defensa es un coladero. Llegan rivales por todos lados al área cadista.
A las enormes carencias en el juego se une la debilidad mental de un equipo que se viene abajo enseguida como un castillo de naipes. Cuando se ve por debajo en el marcador baja los brazos, una manera de reconocer que no está en condiciones de darle la vuelta. No se ve ganador y asume su rol de perdedor. Un problemón.
Las tres incapacidades que están hundiendo al Cádiz CF son la física, la mental y la del juego. Está obligado a cambiar de actitud y aptitud. Lo único bueno de todo esto es que aún hay tiempo de reaccionar. Para ello debe mejorar en todos los aspectos y el club debe hacer un último esfuerzo para reforzar la plantilla antes del cierre del mercado.
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