El Cádiz CF se borra del ascenso en Tenerife (2-1)
El conjunto amarillo no da la talla en un partido de máxima importancia y es devorado por las garras de Cervera
El Cádiz CF dejó escapar una oportunidad de oro para engancharse a la pelea por el ascenso a Primera División de la que se autodescarta. Los resultados de otros rivales le daban la ocasión de quedarse a sólo cuatro puntos del play-off, pero algo le pasa a este equipo que no da talla cuando llega la hora de la verdad. Esa es la triste realidad. El conjunto amarillo perdió la consistencia por la que es conocido en los últimos meses y cayó (2-1) en Tenerife con todo merecimiento. Se quedó sin puntería cuando más lo necesitaba, concedió mucho atrás, su reacción de quedó en nada y se topó con una derrota que le mantiene lejos de un objetivo que no va a cumplir salvo milagro.
No perdió contra un adversario cualquiera. Lo hizo contra un rival desahuciado, prácticamente descendido, que exhibió profesionalidad y sacó los colorores a un supuesto candidato al ascenso que demostró que no está para grande retos.
El Cádiz CF llegó tan tarde al partido que se puede decir sin rodeos que no compareció en una lamentable primera parte. Es difícil entender que un equipo que se jugaba la opción del ascenso saliese con una indolencia que le metió en complicaciones en una tarde de viento desagradable. Era la cita más importante de la temporada en la que no estuvo a la altura. Álvaro Cervera, mejor entrenador de la historia de la entidad cadista, frenó a su ex equipo, que quizás no vuelva a tener la posibilidad de acercarse tanto a las plazas de privilegio como en la 32ª jornada.
Gaizka Garitano aprovechó la ausencia de Bojan Kovacevic para dar la alternativa a Iker Recio, debutante como cadista casi tres meses después de su fichaje. El técnico apostó por un once de contención, con un doble lateral por la izquierda con Matos como extremo izquierdo. La racanería pasó factra. Javier Ontiveros fue el único jugador talentoso al que le costó entrar en materia.
La idea ofrecía pocas dudas. Se trataba de aplicar la defensa como principio fundamental para ir a por el triunfo, aunque los amarillos no arrancaron con buen tono y en los primeros diez minutos David Gil tuvo que emplearse a fondo hasta tres veces para evitar movimientos en el marcador. No eran los mejores presagios.
El Tenerife poco se jugaba más allá de retrasar todo lo que pueda un descenso que parece inevitable, pero quiso competir, empezó muy enchufado y jugó con dignidad, con presión arriba, eficaz repliegue y vocación ofensiva. No parecía un equipo made in Álvaro Cervera.
Mientras, el supuesto aspirante al ascenso no se enteraba ahogado en la absoluta nadería, incapaz de generar peligro a la espera de algún chispazo de Ontiveros, desaparecidp en tres cuartos entre una maraña de chicharreros. Los gaditanos ni siquiera alcanzaban a probar al cancerbero mientras los locales avisaron una vez más, esta vez con una volea de Waldo desde la frontal (en el 22) que se escapó fuera.
El partido era de todo menos bonito y el conjunto visitante pagó su pésima puesta en escena con un gol en el contra en el minuto 25 producto de un accidente en una acción que nació a balón parado. Luismi Cruz centró con rosca al área en el saque de una falta lejana y Rubén Alcaraz se equivocó en el despeje de cabeza de laa pelota que fue a parar al interior de su portería.
El 1-0, aunque fruto del infortunio, fue un merecido castigo para un equipo que, ver para creer, parecía que no se estaba jugando nada. El Cádiz CF no estaba sabiendo interpretar el encuentro, sin saber a atacar y vulnerable atrás. En el 37, un testarazo de Chris Ramos que ni siquiera iba a puerta acabó con el esférico entre las manos de Edgar Badia.
No ofreció el más mínimo atisbo de reacción el equipo que iba por debajo y tenía por delante un reto que no había conseguido en toda la temporada: remontar un marcador en contra. No dio la impresión de poder hacerlo al menos tras una caótica primera mitad en la que anduvo desaparecido del mapa. Algunos jugadores se marcharon desquiciados al descanso con piques con rivales camino de vestuarios: Víctor Chust, Chris Ramos, Matos... Era la señal diáfana de que el Cádiz CF, fuera de sí, no estaba centrado en lo que debía.
Los amarillos se fueron al intermedio al borde de un ataque de nervios (el único ataque que fue visible) y disponían de toda la segunda parte para arreglar el desaguisado. Mucho tenía que cambiar para anotar un mínimo de goles después de no haber tirado a puerta en unos desastrosos 45 minutos iniciales.
El cuadro andaluz estaba obligado a arriesgar y Garitano rearmó el ataque tras el descanso al dar entrada a Óscar Melendo y Carlos Fernández por Matos y Sobrino. Una apuesta ofensiva con dos delanteros puros y dos hombres de calidad en las bandas (Melendo en la derecha y Ontiveros en la izquierda).
El guion no podía ser otro que un permanente asedio al área contraria en busca de goles frente a un adversario encerrado en su parcela sin renunciar al contragolpe.
El dominio fue absoluto desde el arranque del segundo acto. Faltaban las ocasiones. En el 56, Mario Climent disparó alto tras recibir de Ontiveros en el saque de una falta. Poca cosa. El Cádiz CF mejoró levemente pero de forma insuficiente. Necesitaba mucho más, sobre todo llegar arriba con más claridad y tener puntería. En el 62, no la tuvo Chris Ramos cuando cabeceó en una nueva jugada a balón parado.
La tenencia del cuero no era suficiente sin tirar a puerta. Garitano metió a Iza Carcelén en busca de más profundidad por la derecha. El tiempo empezaba a pasar demasiado rápido sin que nada sucediese, como querían los anfitriones. La sombra de la derrota crecía con el paso de los minutos hasta que sí pasaron cosas. En el 67, una ocasión clarísima que Carlos Fernández desaprovechó de manera inexplicable. Ontiveros golpeó desde muy lejos en un libre directo, Edgar Badia repelió el balón y el sevillano, solo delante de la portería, remató fuera con todo a su favor.
Un minuto después fue Chris Ramos quien no acertó solo delante del guardameta cuando tiró por encima del larguero molestado por Landazuri. Con todo perdido, el penúltimo movimiento desde el banquillo fue el de Álex Fernández, ya sin pivote defensivo y todo apostado al ataque.
El acoso fue incesante. En el 75, un zurdazo de Melendo se estrelló contra la zaga y en el 78 llegó el tanto del empate con un penalti sobre Ontiveros que transformó Álex. El marbellí hizo un eslalon de regates y cuando entró en el área recibió una patada de Aitor Sanz. El capitán, que llevaba poco tiempo sobre el césped, no falló en un momento caliebte y con 1-1 el partido llegó abierto a la recta final.
El Cádiz CF siguió atacando pero el Tenerife salió de la cueva y tuvo opciones claras de gol con los amarillos descosidos en defensa. En el 84, dos minutos después de que David Gil impidiese con un paradón el tanto de Álex Cantero, el eje de la zaga hizo aguas cuando Enric Gallego remató a placer en boca de gol para firmar el 2-1. Muy poco duró el empate y esa segunda diana terminó de hundir a un equipo amarillo que se estrelló dos veces contra el palo en la última jugada del partido.
FICHA TÉCNICA
Tenerife: Edgar Badia, Mellot, Landazuri, Sergio González, David Rodríguez, Aitor Sanz, Diarra (Aarón Martín, 58'), Bodiger (Fabio, 86'), Maikel Mesa (Álex Cantero, 58'), Luismi Cruz (Enric Gallego, 73') y Waldo (Marlos, 86')
Cádiz CF: David Gil, Zaldua (Iza Carcelén, 62'), Víctor Chust, Iker Recio, Climent, Moussa Diakité (Álex Fernández, 73'), Rubén Alcaraz, Sobrino (Carlos Fernández, 46'), Matos (Melendo, 46'), Ontiveros y Chris Ramos (Roger Martí, 86').
Goles: 1-0 (25') Rubén Alcaraz, en propia puerta. 1-1 (78') Álex Fernández, de penalti. 2-1 (84') Enric Gallego.
Árbitro: Sesma Espinosa (riojano). Amonestó a los locales Diarra (38'), Waldo (53') y Sergio González (55'), y al visitante Rubén Alcaraz (92').
Incidencias: Partido de la 32ª jornada de LaLiga Hypermotion disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López.
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