El Cádiz CF, un descenso (casi) inevitable
El conjunto amarillo, sin gol, se va a Segunda arrastrado por su incapacidad
La afición del Cádiz CF se rebela contra sus dirigentes
Clasificación: el Cádiz CF, más que nunca en manos de sus rivales directos
El Cádiz CF acumula meses anunciando sobre el césped sus limitadas dotes para poder militar en la élite del fútbol español. Salvo en contadas ocasiones, se empeña en demostrarlo una jornada tras otra. Pasa el tiempo y, lejos de emitir señales vinculadas con la reacción, se hunde mientras se queda sin margen para sacar la cabeza del pozo. El epílogo de la Liga se divisa en el cercano horizonte con el Cádiz CF atrapado en un callejón sin salida.
En el Santiago Bernabéu, el conjunto amarillo ofreció la enésima exhibición del laberíntico quiero y no puedo en el que lleva inmovilizado toda una temporada 2023-24 que va camino del peor desenlace posible. Salvo milagro, el descenso es inevitable.
A pesar del enorme potencial de la segunda unidad del Real Madrid, el Cádiz CF cuajó una buena primera parte con varias opciones de gol y nada más empezar la segunda, todavía con empate a cero, tiró por la borda una oportunidad clarísima, una de esas que pueden cambiar el rumbo de un partido. Dejó escapar su momento y aplicó el perdón que no tuvo su adversario. El equipo amarillo se marchó con una derrota contundente (3-0) con la que se aproxima aún más a Segunda.
El mano a mano que Chris Ramos desperdició ante Courtois resumió a la perfección el problema irresoluble que conduce a los gaditanos a la categoría de plata. De nada sirve plantar cara a un grande ni a cualquier otro rival si cuando llega el momento de introducir la pelota en la portería contraria nadie es capaz de hacerlo.
No es casualidad que el Cádiz CF sea el menos goleador del campeonato: sólo 23 en 34 encuentros. Ha transcurrido casi toda la campaña y el ataque no funciona. Los delanteros carecen de la puntería necesaria para poder aspirar a a la permanencia. Sin gol no hay paraíso y el Cádiz CF se va al infierno.
Ni antes Sergio González ni ahora Mauricio Pellegrino consiguen enderezar el rumbo de un equipo que no da para más. La clave del fracaso que se avecina va más allá del inquilino del banquillo y de los componentes de la plantilla, que por supuesto tienen una cuota importante de culpa. La deficiente confección de la plantilla es una evidencia si se observan los resultados. Con cuatro victorias no se puede ir a ningún lado.
La dirección deportiva no armó un plantel con un mínimo de calidad para esquivar los tres últimos puestos de clasificación. La responsabilidad máxima es del presidente, Manuel Vizcaíno, como él sabe mejor que nadie. El Cádiz CF no tiene mimbres para continuar en Primera. Salvo milagro mientras las matemáticas así lo indiquen.
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