Un Cádiz CF en son de paz abre la puerta a su afición

Unas 500 personas, con presencia de muchos pequeños, aprovechan el entrenamiento abierto para ver de cerca a sus ídolos en la previa del partido contra la Lazio

Un Cádiz CF que es una incógnita afronta el Trofeo Carranza

Aficionados reflejados en los cristales de la parte superior de la grada baja de Tribuna.
Aficionados reflejados en los cristales de la parte superior de la grada baja de Tribuna. / Miguel Gómez
F.J.D.

10 de agosto 2024 - 02:01

Y el Cádiz CF abrió las puertas para que "salga lo malo y entre lo bueno", como dice el refrán. Y es que es recomendable airear los recuerdos de un descenso de la última vez que se abrió la grada para que entre aire fresco y puro.

Bastante menos público de lo esperado en la jornada de puertas abiertas para la afición, en la previa del Trofeo Carranza. Unos 500 cadistas, con nutrida presencia de pequeños, tuvieron ocasión de ver la sesión preparatoria de los suyos y estar cerca de los que están llamados a ser sus ídolos.

Bajo un calor sofocante, poco antes de las seis y media de la tarde se abrió el acceso central de Tribuna, para que los espectadores se fueran colocando en la grada baja. No fue necesario abrir nada más porque con esa parte del graderío fue suficiente y hasta quedaron bastantes asientos vacíos.

Este número inferior dejó reflexiones para todos los gustos entre algunos asistentes, existiendo bastante coincidencia en que la 'operación burofaxes' "mantiene abierta una herida que no para de sangrar porque la masa social se siente atacada" por el Cádiz CF, tal y como comentaba un veterano abonado acompañado por su nieta mientras esperaba la entrada al estadio. Otro socio añadía que "el descenso ya es un palo enorme para venir ahora persiguiendo a la afición con requerimientos".

Y es que es una pena que a las puertas del Trofeo y del estreno de la Liga, la brecha sea tan grande entre la entidad y su masa social, cuando debería de estar sucediendo todo lo contrario.

Los más pequeños intercambian gestos con los futbolistas en mitad del entrenamiento.
Los más pequeños intercambian gestos con los futbolistas en mitad del entrenamiento. / Miguel Gómez

Lo más positivo de esta sesión de puertas abiertas radicó en los rostros de felicidad de los más pequeños; esos niños y niñas a los que se les iluminaban los ojos viendo el amarillo y azul de pasiones heredadas y que centraban su esfuerzo en llevarse como regalo una camiseta o un autógrafo.

La edad de la inocencia, alejada de persecuciones y burofaxes, en la que todo debe ser disfrute tal y como sucedió este vierenes en el templo del cadismo.

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