Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
Cádiz/Se cumple un mes del último entrenamiento colectivo realizado por el Cádiz CF en la Ciudad Deportiva de El Rosal. El pasado 13 de marzo, viernes, los jugadores se ejercitaban en su lugar habitual aunque ya se había aplazado el campeonato por el azote del coronavirus. No se iba a disputar el partido contra el Rayo Vallecano programado para el domingo y con el paso del tiempo ya son cinco las jornadas de retraso.
Cuando se despidieron aquel viernes, cuerpo técnico y futbolistas quedaron emplazados al martes siguiente para continuar con el trabajo en grupo en la instalaciones ubicadas en el término municipal de Puerto Real. Pero ya no hubo ocasión. Dos días antes de la vuelta al tajo, el club comunicó que quedaban suspendidas las sesiones de la semana entrante y que los jugadores iban a desarrollar un plan específico en sus respectivos domicilio. El estado de alarma ya era una realidad.
La suspensión provisional de los entrenamientos en conjunto derivó en una paralización indefinida, de manera paralela al frenazo de la Liga.
Desde entonces lleva el Cádiz CF sin poder trabajar con normalidad por una causa de fuerza mayor. El país vive en permanente estado de alerta desde mediados de marzo que se extenderá como mínimo hasta el 26 de abril. El balón tardará en volver a rodar. No hay una fecha para el reinicio del torneo, aunque todo apunta a que puede ser en junio si no surgen nuevos contratiempos.
El fútbol está parado hasta el punto de que los jugadores trabajan en casa para tratar de mantenerse lo mejor posible, pero la pérdida de ritmo y forma es inevitable después de un mes.
Hay equipos que quieren adelantar el regreso a la actividad grupal, como es el caso de la Real Sociedad, pero la respuesta del Gobierno es tajante: mientras no haya autorización de las autoridades sanitarias, la vuelta al trabajo es inviable.
El Fuenlabrada había autorizado a sus jugadores a acudir el lunes al estadio Fernando Torres para someterse a un análisis de control de grasa. Se trataba de una medida individualizada (citas espaciadas), aunque el club madrileño recibió una amenaza de sanción cuando incluso ya había iniciado esas pruebas.
Tanto la Real como el Fuenlabrada entendieron que una vez que el Gobierno permitía la reanudación de actividades no esenciales, podían dar pasos que consideraban no vulneraban las medidas de confinamiento. Ha quedado demostrado que los clubes no pueden ir por su cuenta.
En el Cádiz CF todo sigue igual. No quieren dar un paso en falso. El deseo es volver a los entrenamientos pero cuando haya visto bueno por parte de las autoridades, siempre con las máximas garantías de seguridad.
Las instalaciones de El Rosal están desinfectadas y preparadas para acoger al primer equipo cuando llegue el momento. Hay 13 vestuarios y 15 cuartos disponibles. Pero todavía hay que esperar. La entidad cadista no quiere anticiparse y seguirá las pautas marcadas desde los órganos rectores del fútbol cuando éstos reciban el pertinente permiso.
Los jugadores del Cádiz CF comienzan la quinta semana de ejercicios individualizados. Los integrantes del plantel trabajan con las indicaciones realizadas por el preparador físico Miguel Ángel Campos, y dispone además de un plan de alimentación elaborado por el nutricionista Antonio Ballesteros.
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