El Cádiz CF abre una puerta a la esperanza
La victoria en San Mamés aporta tranquilidad y aumenta la autoestima
Cádiz/Una de las conclusiones que deja la importante y merecida victoria del Cádiz CF en San Mamés es que este equipo, el amarillo, es capaz de todo. El Athletic de Bilbao es una escuadra potente esta temporada, de ahí el enorme mérito que atesora el golpe sobre la mesa que dio el modesto cuando pocos lo esperaban. Una ventana abierta a la esperanza en la lucha por la permanencia que promete emociones fuertes. Más vivo que nunca, con margen para avanzar.
El Cádiz CF había ofrecido algún síntoma de mejoría en las últimas fechas pero sin la rúbrica de un resultado positivo, que es lo que cuenta a la hora de la verdad.
No terminaba de rematar la faena, como en Villarreal, o se complicaba la vida en exceso, como ante el Mallorca. Son los ejemplos más recientes.
De hecho, cosechó dos empates consecutivos antes de dar la campanada que aún resuena en la Catedral. Antes de comparecer el Bilbao perdió posiciones y entró en zona de descenso por primera vez desde su regreso a la máxima categoría. Pintaban bastos.
Cuando peor lo tenía, llegó la reacción justo en un momento delicado. Lejos de hundirse, el equipo sale a flote cuando no son pocos los que empezaba a colocar al Cádiz CF como uno de la claros candidatos al descenso.
El triunfo supone la consecución de tres puntos de valor incalculable. No se trataba sólo de ganar, sino de romper además una tendencia negativa de siete partidos seguidos sin vencer que pesaban demasiado.
Los jugadores cumplieron a rajatabla las claves que había dado el entrenador, Álvaro Cervera, antes del partido: intensidad, concentración y colocación.
Con la intensidad neutralizaron a un rival que se vio sorprendido por la salida arrolladora de un equipo al que no le pesó un escenario grandioso.
Con la concentración se mantuvo el Cádiz CF dentro del partido de principio a fin. Esta vez no hubo errores y sin fallos el éxito se convierte en una realidad. Buena parte de los duelos individuales cayó del lado visitante gracias a su empuje.
Con la colocación desactivó a un Athletic que no llegó a encontrar el camino ante un adversario con una organización exquisita. Una muralla efectiva construida por los aplicados alumnos de Cervera, que no pararon de correr. Cemento armado en su terreno pero con la flexibilidad de un acordeón para estirarse en ataque cuando fue menester, sobre todo en la primera mitad.
El Cádiz CF fue valiente y jugó sin complejos. Llegó ubicado en la zona baja y se desenvolvió con la personalidad que exige la Primera División. Supo capear los tramos de sufrimiento que formaban parte del guión porque era lógico que apretaran los rojiblancos.
Las sensaciones no pudieron ser mejores. El equipo salió a ganar y lo demostró con creces. Necesitaba el alimento de la victoria que le permite tomar oxígeno y dotarse de tranquilidad durante el parón liguero de noviembre.
El Cádiz CF vence y cotiza al alza. Gana un partido y crece la autoestima. La senda está trazada, sólo hay que seguirla con la premisa del esfuerzo, la pegada y, a modo de resumen, el acierto en las áreas, que es lo que da o quita puntos.
Los amarillos, esta vez sí, lo bordaron en las dos zonas más cercanas a la portería, con un factor clave en la reconciliación con el triunfo: no recibir gol. Es su primera victoria del curso con el arco intacto (en Vigo ganó 1-2).
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