Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
Cádiz/El tiempo es ese reloj que no se detiene y que recuerda los aniversarios de momentos especialmente señalados. Es lo que sucede con el recién estrenado mes de julio, ya que se cumple una década del primer desembarco de Quique Pina, junto a su inseparable Juan Carlos Cordero, para asumir un papel protagonista en el Cádiz CF. Gracias a un acuerdo con Antonio Muñoz Vera, Pina y Cordero asumieron en la temporada 2011-12 la gestión deportiva del primer equipo (Segunda B) y el filial (Tercera División).
En el tiempo estaba fresca la decepción por la eliminación en la fase de ascenso a manos del Mirandés, que en Anduva dio la campanada -con cierta ayuda arbitral- para levantar el 2-0 con el que salió derrotado del Carranza. Aquel palo significaba vivir otra campaña en Segunda B. Muñoz, muy cansado de decepciones y de ser el centro de las críticas desde el descenso de Primera a Segunda A (2005-06), la fallida venta a Arturo Baldasano y el descenso a Segunda B -el de Alicante-, dio de forma temporal un paso al lado para que Pina y sus tentáculos dotaran de los jugadores y la ilusión necesaria al proyecto del Cádiz CF.
Desde su papel como presidente y director deportivo del Granada, Quique Pina y Juan Carlos Cordero redoblaron esfuerzos para vestir de amarillo a jugadores que dieran ese salto de calidad que permitiera pelear el ascenso. Después de la presentación de Pina y Cordero en la sala de prensa del estadio, el nuevo ciclo del Cádiz CF echó a rodar.
El entonces presidente del Granada se trajo al proyecto a Juan José, su padre, que presidió ese tiempo el club con el deseo de que la propuesta, ambiciosa propuesta de su hijo llegara a buen puerto. También la hermana de Quique, Elena, intervino en aquella etapa. Con la continuidad de Jose González al frente del Cádiz CF, la construcción de un equipo ganador se puso en marcha desde los primeros días de julio de 2011.
Desde la entidad cadista se vendió aquella decisión bajo en un comunicado en el que rezaba que a Pina "se le encomendará que asuma determinadas competencias en materia de negociación respecto a la gestión deportiva del club, considerando que cuenta con el perfil necesario para propiciar los objetivos que la entidad necesita, lo cual fue aprobado por unanimidad".
Las últimas horas en el seno del Cádiz CF antes de aprobar el acuerdo fueron frenéticas. Pocos días antes del acuerdo, el consejo de administración se vio las caras con los tres administradores concursales del club, Pedro Pablo Cañadas, José Luis Molina y Pascual Valiente, para cerrar los dos asuntos de la agenda que más urgencia traían consigo entonces, principalmente la aprobación del presupuesto de ingresos y gastos para la temporada 2011-2012.
Lo cierto es que el acuerdo entre ambas partes se hizo de rogar y, por momentos, la impresión era que no se plasmaría. Finalmente Juan Dolera, abogado de Pina en esta operación, dio el visto bueno al contrato tras las correcciones llevadas a cabo por los tres administradores concursales, quienes ya estaban con mando en plazo al estar el Cádiz CF en concurso. Aquel acuerdo contemplaba la cesión de la gestión deportiva al empresario murciano, pues la futura opción de compra dependía de una negociación posterior entre Muñoz y el propio Pina.
A partir de esa primera semana de julio hace diez años, Pina y Cordero duplicaban esfuerzos para montar las plantillas del Granada y su filial, y la del Cádiz CF y su filial. En manos se Jose pusieron un equipo con futbolistas como Aulestia, De Coz, Goikoetxea, Murillo, Camille, Góngora, Ferreiro, Óscar Pérez, Toti, Héctor Yuste, Ikechi, Dioni o Juanjo, entre otros, quienes se unían a los pocos supervivientes del curso anterior para formar una plantilla con gran cartel para estar arriba desde el minuto 1.
Aquel proyecto del Cádiz CF sólo le faltó ascender porque se proclamó campeón del grupo IV de Segunda B. El cruce en la eliminatoria de campeones fue adverso al emparejar al equipo amarillo con el mejor Real Madrid Castilla de las últimas décadas, cuando rivales con menos entidad como Atlético Baleares o Mirandés hubieran dado más opciones para subir. Entre el potencial madridista y el atraco sufrido en Lugo, una insufrible tanda de penaltis ante el Lugo truncó el sueño del ascenso y de la continuidad de Pina.
El murciano se despidió después de la enorme decepción ante el Lugo pero, ya entonces, dejaba abierta la puerta a su regreso al Cádiz CF como se produjo años después junto al entonces su socio Manuel Vizcaíno. El resto de la historia ya es conocida por todos en una espiral de profundos cambios empezando por el equipo, que es de Primera cuando hace diez años Muñoz se aferraba a un clavo ardiendo fruto de la desesperación para dar con la tecla que abriera las puertas del pozo de la Segunda B.
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