Una década poco prodigiosa

El Cádiz ha alternado en los diez últimos años la Segunda A con la Segunda B y sólo ha disfrutado de la elite en la campaña 2005/2006 · Tres ascensos y tres descensos, bagaje del 'submarino' en este periodo

Velázquez, Pavoni y Navas, celebrando por lo alto el ascenso en Las Palmas.
Velázquez, Pavoni y Navas, celebrando por lo alto el ascenso en Las Palmas.
Jose M. Vilches / Cádiz

05 de enero 2011 - 05:02

Quien escribió que veinte años no son nada, se equivocaba. Y es que la última década vivida por el Cádiz, la mitad del tiempo al que se refiere el tango, ha dado mucho de qué hablar. Ha dado, por ejemplo, para que muchos héroes se acabaran convirtiendo en villanos. Antonio Muñoz pasó de ser uno de los mejores presidentes de la historia del club a ser uno de los peores o, al menos, el más criticado desde la cordura y el sentimiento de los aficionados. Hablando de héroes y villanos, Abraham Paz se transformó de lo primero en lo segundo desde los once metros. Y Víctor Espárrago, artífice desde el banquillo del único ascenso a Primera División en este comienzo de siglo XXI, fue incapaz de evitar el último descenso al pozo que se inició de la mano de Javi Gracia. El navarro no supo dar continuidad en su debut en la categoría de plata a un año casi inmaculado que devolvió al cadismo una sonrisa que se acabaría borrando de nuevo. Y también Oli tendrá para siempre una cara reversible en la historia del club: un héroe como jugador y un villano como entrenador.

En la década que ha quedado en el camino, el Cádiz ha alternado la Segunda A con la Segunda B. Y sólo ha disfrutado de Primera División en la campaña 2005/06. En resumen, tres ascensos y tres descensos que argumentan su condición de submarino amarillo. En las manos de Jose González y en las de sus pupilos está ahora desnivelar en la balanza las cinco campañas de plata y las otras cinco de bronce. En sus manos está, vaya, sacar la nave a flote.

· el año de carlos orúe

La temporada 2000/01 empezó de la peor forma que se podía imaginar y acabó rozando el milagro. El club, en las manos de ADA, estaba a punto de desaparecer. Y la resurrección se produjo tras un ligero esperpento: Antonio Mendoza llegaba de forma efímera al sillón presidencial tras el paso de Rafael Mateo y creaba una sociedad ficticia, Zalinde, para dirigir el club. Incluso intentó asociarse con un japonés llamado Masato Horita que gozaría de su protagonismo en el Carnaval de la ciudad. Tras coger Mendoza las de Villadiego, Antonio Muñoz Vera y su grupo salieron al auxilio tomando de nuevo las riendas de la dirección.

En lo deportivo, Carlos Orúe sacó adelante a un equipo que estuvo seis meses sin cobrar y que vivió dolorosos encierros en el estadio. Ese equipo, con Duda en sus filas, estaba repleto de hombres de la casa como Sambruno, Velázquez, Sergio Iglesias, Víctor García o Víctor Vía. Y acabó logrando el campeonato del grupo IV de Segunda B. Se encajaron solo tres goles en la segunda vuelta y se ganaron los diez últimos partidos. En la liguilla de ascenso faltó suerte y, pese a quedar líder, se empató a puntos con el Nástic, que ascendió por el goal-average. El recuerdo del lamento llevará siempre a ese primer partido en Tarragona en el que los amarillos salieron como flanes. Un partido que se perdió por 3-1 y que acabaría resultando determinante.

· quien mal empieza...

El curso liguero siguiente fue bastante frío. El nivel del grupo IV había bajado lo suyo tras los ascensos de equipos como Xerez, Córdoba o Recre y la normalidad parecía haber llegado al ámbito institucional tras una campaña muy movida en la que, paradójicamente, no se acabó subiendo por tan sólo un gol. Pero no hubo final feliz. Dicen que quien mal empieza mal acaba y la apuesta en el banquillo por Pepe Escalante, que salía por las noches con sus gafas de sol a vigilar a los jugadores, no dio resultado.

Tampoco sus sucesores en el cargo, José Enrique Díaz y Juan Antonio Sánchez Franzón, fueron capaces de remontar el vuelo y el Cádiz acabaría firmando una decepcionante séptima posición en la tabla de clasificación. Un mal menor teniendo en cuenta que por Carranza se había aparecido el fantasma del descenso.

·la salida del pozo

En la campaña 2002/03, Antonio Muñoz apuesta por un técnico joven y de la casa, procedente de la cantera, y que viene de hacer una gran temporada con el equipo juvenil: Jose González. El ex jugador del equipo amarillo confía en Alfonso Cortijo como segundo entrenador y en la secretaría técnica también hay un importante cambio, siendo el elegido otro ex futbolista del conjunto amarillo: Alberto Benito.

El Cádiz dominó con autoridad la competición desde el primer momento y logró clasificarse para la liguilla de ascenso como cuarto clasificado. Y en esta liguilla de ascenso sólo perdió un partido: el disputado en el Miniestadi ante el filial del Barcelona (3-1).

El 29 de junio de 2003 el equipo se juega el regreso a Segunda A en el Juan Guedes de Las Palmas, ante el Universidad. Mientras, unos 15.000 aficionados siguen el encuentro a través de una pantalla gigante instalada en el estadio Ramón de Carranza. A los amarillos les bastaba con un empate para subir. Se adelantó el Universidad con un gol de Jonathan Sesma, que acabaría fichando por los de la Tacita de Plata. Pero poco después, una internada de Matías Pavoni acabó en un penalti que sería transformado por Abraham Paz. El partido acababa con el empate soñado y la locura estallaba tanto en Las Palmas como en Cádiz.

·asentamiento en segunda A

En la campaña 2003/04, el Cádiz juega de nuevo en Segunda División A, realizando un buen campeonato que le servía para, teóricamente, asentarse en la categoría de plata. Las estructuras del club experimentan en el apartado social una profunda renovación, poniéndose las bases necesarias para la adaptación de la entidad a las nuevas estructuras del fútbol profesional. Se crea la tienda oficial, la fundación Cádiz CF, la escuela de fútbol Michael Robinson, un gabinete de asesoramiento psicopedagógico, el club de empresas y se impulsa la página web oficial, entre otras muchas cosas. También crece el número de peñas repartidas por toda España, alcanzándose el medio centenar de ellas. Los amarillos firmaron esta campaña, de la mano de Jose González, la séptima posición.

·ascenso a primera

La temporada siguiente llega Víctor Espárrago al banquillo con el aval de ser el artífice de la mejor clasificación del equipo en toda la historia: decimosegundo en Primera División. Ese curso liguero, bajo las órdenes del uruguayo y del argentino Luis Soler, el Cádiz conseguía el regreso a la Liga de las estrellas con un histórico triunfo en Chapín (0-2) en la última jornada liguera. Los goles fueron de Oli y Abraham Paz, de nuevo un importante tanto desde el punto de penalti. Y el inolvidable once titular de aquella tarde estuvo formado por Armando, Raúl López, Abraham Paz, De Quintana, Varela, Suárez, Fleurquín, Enrique, Jonathan Sesma, Pavoni y Oli. Otra vez a la calle y otra vez de fiesta. Y saltó una duda ¿Qué se celebró más y mejor, el regreso a Segunda A tras nueve años en el pozo de la Segunda B o el ascenso a Primera? Cada uno tuvo una respuesta...

·regreso a la división de plata

El Cádiz regresa a la elite tras doce años de ausencia para firmar una campaña discreta. Y, pese a un buen inicio de campeonato, finalmente se vuelve de nuevo a Segunda División A. El descenso se consumó en Getafe y tuvo como epílogo una goleada estéril en Carranza al Málaga, un equipo también descendido. Víctor Espárrago sacó petróleo de la plantilla y contó a partir del mercado de invierno con la gran colaboración de Lucas Lobos. Inolvidable es el partido jugado por los amarillos en el santiago Bernabéu ante el Real Madrid, cuyos aficionados se quedaron embobados en su propia casa por la fuerza de la nutrida marea cadista.

Aunque muchos se siguen acordando del robo sufrido en Villarreal, el principio del fin llegó en Bilbao, en el mes de marzo, con una derrota en el último minuto y de penalti .

Mucho se habló de aquel fracaso. Y a Antonio Muñoz Vera se le recriminó y se le sigue recriminando que no hiciera un esfuerzo económico para luchar con más garantías por la permanencia. Aún así, una pizca de suerte hubiera significado la salvación.

·el fracaso de oli

La temporada siguiente, ya con los dos pies en Segunda División A, vuelve a arriesgarse con el entrenador desde la presidencia. Y esta vez la jugada salió mal. Era demasiado bonito soñar con que Oli, capitán del equipo en el último ascenso, triunfara también como capitán desde el banquillo. El asturiano tuvo a sus órdenes a un Lucas Lobos muy castigado por las lesiones y no disfrutó de grandes fichajes. Al final, más bien al principio, un partido loco en Gijón (5-4) acabó con la paciencia de los dirigentes cadistas y se produjo el relevo. Jose González, que no daba el perfil para ser el elegido en verano, parecía pasar por el quirófano para operarse de la nariz y volvía a dirigir al equipo, al que dejaría en la quinta posición. El tramo final de la Liga fue apático, y sólo Pablo Hernández, un refuerzo en el mercado de invierno que dejó huella en la ciudad y que ha acabado siendo internacional absoluto, invitaba al aficionado a acercarse al estadio Carranza.

·llega arturo baldasano

La compra del club por parte de Arturo Baldasano, empresario y abogado gaditano afincado en Madrid, llevó la ilusión al cadismo. Baldasano daba su primera rueda de prensa acompañado de Vicente del Bosque y presentaba como entrenador a Mariano García Remón. Pero la alegría no tardaría en tornarse en tristeza. El relevo de Antonio Muñoz en la presidencia, alegando desfases económicos, hacía las maletas. El equipo, que no vivía un buen momento en lo deportivo, quedaba desamparado y lo acabaría pagando con creces.

Antonio Muñoz volvía a dar un paso adelante y se veía obligado a deshacer lo andando, nombrando entrenador a Antonio Calderón. Lucas Lobos y Pavoni eran vendidos en el mercado invernal y ni Calderón, ni Raúl Procopio, ni Julián Rubio supieron o pudieron revertir la situación. El Cádiz, contra todo pronóstico, se daba de nuevo de bruces con la Segunda División B con jugadores en su plantilla del nivel de Gustavo López, Parri, Gastón Casas o Nano.

·ascenso con javi gracia

Esta vez, el periplo del Cádiz por la categoría de bronce duraría sólo una temporada: la 2008/09. El equipo amarillo, bajo la dirección de Javi Gracia, se clasificaba como campeón de su grupo para disputar la fase de ascenso a Segunda División A tras una temporada regular casi inmaculada. El rival a batir y batido fue el Real Unión. Un triunfo por la mínima en el Carranza, gracias a una jugada de estrategia materializada por Toedtli, y un empate sin goles contra viento y marea en el Stadium Gal de Irún certificaron el objetivo. La guinda fue el título de campeón de Segunda B tras el triunfo contra el Cartagena.

·Y de nuevo a segunda b...

Javi Gracia siguió en el banquillo. Y volvió a confeccionar la plantilla junto a Julio Peguero. No se funcionaba y el club optó por destituir al navarro para contratar a un viejo conocido: Víctor Espárrago. El uruguayo, junto a Luis Soler, fue incapaz de sacar la situación adelante y el Cádiz certificaba un nuevo descenso a Segunda B en la última jornada pese a imponerse al Numancia.

La afición decidió romper con el equipo y en la temporada 2010/2011 se han hecho socios menos de 7.000 personas. Empezó la Liga Vidakovic y la apatía fue a más. El regreso de Jose sirvió de inyección de ánimo. Y en sus manos y en las de la plantilla está ahora sacar la nave a flote.

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