Un tipo algo desconfiado que parece vivir en un enfado permanente

F.j.d. Cádiz

19 de marzo 2014 - 05:02

El enfado supone una negación de la realidad, que hiere y no gusta. En cualquier caso, siempre que se produce un enfado algo se altera dentro y se reacciona atacando en una actitud de defensa. El problema es que esa supuesta defensa, contra quien primero arremete es contra uno mismo, ya que se trata de una emoción con incidencia directa en un estado físico y mental. Como el odio, el enfado es como una piedra ardiendo que a quien primero quema es a quien la lanza.

Este papel se ajusta al perfil de Raúl Agné, hasta ayer entrenador del Cádiz. Se trata de un tipo receloso y desconfiado casi por naturaleza. Creyente de lo que hacen sus manos y dictan sus labios, enemigo de la moda sobria y elegante. Impaciente ante lo que no gusta oír, claro en su respuesta pecando de lo que pecan el 90% de los técnicos, cabezonería.

Agné ha dejado en el Cádiz la huella de un aragonés con señas de catalán, lengua que controla a la perfección como demostró en el Girona. Y le ha calado el gadita que muere con el Cádiz, el Carnaval y la Semana Santa, a pesar de no compartir todos esos gustos. Llegó a decir que la experiencia con el Cádiz y los cadistas es única.

Desde el principio remarcó las fronteras con los medios de comunicación de Cádiz, pero huyendo de esa mala carta de presentación que dejó, hace tres años, una rueda de prensa suya al acabar un Huesca-Girona, en la que se marchó por un malentendido con un periodista por ese catalán que, de alguna forma, le acompaña. Duro por dentro y por fuera, y esquivo de los abrazos gratuitos. Era, es y será Raúl Agné.

2 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

Fútbol | Segunda Federación

Nuevo batacazo del filial del Cádiz CF (0-4)