El día que el Cádiz CF aplastó al Dépor

El 7-2 al Deportivo de La Coruña, una exhibición que pasó a la historia más brillante del Cádiz CF. El fallecimiento de Benito Joanet, en marzo de 2020, dolió de una manera más que comprensible en el seno del cadismo. No solo fue el director de orquesta con el que se puso la primera piedra para vivir la etapa más brillante de la historia del club amarillo sino que con él en el banquillo se practicó, durante bastantes tardes de la gloriosa temporada 1984/85, un juego muy vistoso que encandiló a una hinchada entregada a un equipo que desde el principio de la misma dejó claro que estaba dispuesto a recuperar a las primeras de cambio la plaza perdida en la máxima categoría. Y vaya si lo logró, pues acabó segundo clasificado con nada menos que siete puntos más que el cuarto.

El regreso del Dépor a la capital gaditana trae de la mano el recuerdo de una tarde única en la que el cadismo se frotó los ojos mientras miraba al marcador de la torre de Preferencia del viejo Carranza, para que ver que el número 7 aparecía en el casillero del equipo de casa, del Cádiz CF.

Cabe aclarar que por aquel entonces aún se sumaban dos puntos por victoria y subían tres equipos directamente a Primera División. Pero si los aficionados veteranos no han olvidado lo ocurrido en general aquel curso, seguro que recuerdan mejor todavía la espectacular exhibición atacante protagonizada por el Cádiz CF de Joanet el 18 de noviembre de 1984. Hace 40 años.

Aquel día, un desmelenado conjunto local apabulló en el viejo Ramón de Carranza a un Deportivo de La Coruña que terminó encajando un escandaloso 7-2 , un marcador más propio de las primeras décadas del siglo XX. Aunque años después el cuadro gallego se ganó el apelativo de súper, ese día el Cádiz CF fue realmente un súper equipo.

Acaeció en la 12ª jornada, alcanzada por el Cádiz CF con el liderato en su poder. La mayor parte de quienes vivieron aquel encuentro en las gradas lo incluirán de manera fija en el top 5 de los enfrentamientos más sensacionales del equipo de sus amores. No siempre se gana con un marcador más propio de fútbol sala.

Al descanso se llegó con un corto 1-0, gol de Mágico González. Después del intermedio llegó un vendaval irresistible que convirtió en meras anécdotas los dos tantos de la escuadra dirigida entonces por Arsenio Iglesias. Los hermanos Mejías, Salvi y Pepe, cuajaron la actuación conjunta más colosal de sus vidas y cada uno se anotó un triplete.