La dirección deportiva del Cádiz CF, en modo desconexión
Óscar Arias está en el centro de las críticas por una plantilla que deja dudas a pesar de los resultados
Opiniones para todos los gustos con la aparición en solitario de Vizcaíno para hacer balance del mercado
Cádiz/Se acabó el conocido como mercado veraniego del Cádiz CF, como equipo de Primera División, y es el momento de analizar la labor de Óscar Arias y esperar resultados. Los que ha ido obteniendo Álvaro Cervera merecen el reconocimiento general, pero como buena carrera de fondo queda mucho camino por recorrer.
El director deportivo del Cádiz ha estado en las presentaciones de las caras nuevas para esta campaña, si bien cuando más se le esperaba no se le vio por la sala de prensa de las instalaciones de El Rosal. Allí, donde tiene más peso lo deportivo que lo institucional, fue el presidente el que hizo balance; Manuel Vizcaíno habló de casi todo lo que quiso del trabajo de la dirección deportiva y de todo lo que le preguntaron. ¿Por qué él y no Óscar Arias?
Cada club mantiene una línea en cuanto a las intervenciones, respetable todas. Quizás la presencia del director deportivo junto al máximo dirigente hubiera permitido cuestiones más directas también hacia éste. Pero no hubo lugar a ello. Es posible que haya sido una decisión con un leve toque presidencialista de Vizcaíno, que demostró tener estudiada la 'lección' para equivocarse lo menos posible en sus impresiones. Aunque igualmente cabe la posibilidad de que el sevillano temiera que su director deportivo no sujetara el capote con la entereza y firmeza que requiere una rueda de prensa con amenaza de 'cornada'.
Arias no se ha distinguido desde que ejerce en el Cádiz por ser un tipo agradable, amable, simpático y lo suficientemente educado que requiere su papel. No obstante, todo esto es secundario si su trabajo es eficiente y luego se demuestra en la extensión de una temporada. No hay que olvidar que hay directores deportivos 'graciosillos' a los que les falta pared para colgar los fracasos.
Como el modo desconexión de Arias -voluntario u obligado- es llamativo cuando se le esperaba para explicar todo lo que se ha tenido que hacer en el mercado más complejo en mucho tiempo, el baúl de las hipótesis se abre solo. ¿Y si el presidente no estuviera muy satisfecho de la tarea de la dirección deportiva? ¿Temería que la relación de Arias con Cervera saltara por los aires ante cuestiones espinosas como las crisis con Nano y Sergio González? Valga como dato que en la presentación de los tres últimos fichajes, Arias no respondió a nada relativo al mercado.
Vizcaíno es listo y por eso va camino de ser uno de los grandes presidentes del Cádiz "aunque sea sevillano y sevillista", que pensará más de uno. Tiene temple, buen manejo de la situación como demostró en el balance del mercado de fichajes. Hubo contradicciones en sus manifestaciones y reflexiones que no todos comparten. Pero no le tembló la voz, no agachó la cabeza y llamó a cada cosa por el nombre que él entendió mejor. Para eso hay que tener arte.
El Cádiz, en Primera, se juega mucho por la oportunidad histórica de empezar un proyecto que le alargue la vida entre los mejores del balompié nacional. Ya lo dijo el presidente en el balance al exponer los motivos para actuar con contundencia en casos como los de Sergio González y Jovanovic, entre otros. El club está por encima de todo.
Detrás del modo desconexión de Arias pudo existir, antes de la rueda de prensa de Vizcaíno, el temor a un calentón de lengua que cargara contra los colegiados y temas candentes como Nano y Sergio González, lo que hubiera acabado salpicando a Cervera con la consiguiente mayor brecha entre ambos. Es posible que el club sopese preparar un brindis entre el director deportivo y el entrenador, que sería otro milagro este vez lejos del césped. Pero esa imagen no cambiará la sensación de que ambos no comparten ni los buenos días.
Que conste que a Arias y a Cervera les pagan, bastante bien por cierto, por acertar en su trabajo sin necesidad de ser agradables, amables, simpáticos y hasta más educados. Pero si lo fueran, su día a día no sería una 'guerra’ fría' ni Vizcaíno tendría que ejercer de apagafuegos haciendo de presidente metido a director deportivo.
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