La doble reacción de la afición del Cádiz CF tras la victoria sobre el Albacete
La hinchada sufrió de lo lindo pero al final respiró aliviada
La primera victoria del Cádiz CF con Garitano tiene consecuencias
El Cádiz CF sufrió lo indecible para doblegar al Albacete la tarde del pasado sábado 14 de diciembre. El partido caminaba hacia el cero a cero hasta que Chris Ramos resolvió en los instantes finales con un gol de penalti tras haber sido derribado dentro del área.
Gaizka Garitano se estrenó en el banquillo cadista con una victoria por la mínima (1-0). Uno de los alicientes del encuentro de la 19ª jornada de Liga era la puesta en escena del conjunto amarillo con el nuevo entrenador. Sin llegar a brillar, el equipo sumó tres puntos de oro que era lo que realmente importaba debido a su delicada situación en la clasificación.
La afición vivió el partido subida a una montaña rusa de sensaciones. Hubo tiempo para todo durante los noventa y tantos minutos de juego. Un nuevo duelo en cada y por tanto una nueva oportunidad de ganar. La gente era consciente de lo que se jugaba el equipo, que estaba en zona de descenso, y no dudó en apoyar desde la salida de los futbolistas al césped. El 'Submarino amarillo' cantado por los miles de seguidores (más de 12.000) fue el habitual aperitivo antes del comienzo de la batalla.
El aliento desde la grada fue decayendo cuando quedó de manifiesto que el equipo no terminaba de funcionar. A le media hora brotaron los primeros silbidos aunque la cosa no pasó a mayores.
Tras el descanso, los hombres de Garitano salieron dispuestos a dar un paso al frente, el personal detectó esa intención de ir a más y arropó a los suyos con cántivos de ánimo. La segunda parte pasó volando y cuando el empate y por tanto la enésima decepción parecían inevitables, Chris Ramos irrumpió con el balón en el área, fue derribado por un contrario y el árbitro señaló un penalti que no admitía discusión. A partir de ahí, subió la temperatura del ambiente cuando la afición comprobó que la victoria estaba al alcance de la mano.
Cuando el delantero elevó el 1-0 al macador al transformar la pena máxima, se desató la euforia sobre el césped, en el banquilo cadista y en la grada. El gol repartió alegrías. Poco después, tras el pitido final, la afición gritó con entusiasmo a modo de liberación después de una victoria de vital importancia. Un alivio.
La primera reacción de la parroquia cadista una vez confirmado el triunfo fue de euforia incontenible. Se desbordó la alegría pero hubo un último giro a modo de mensaje. Cuando los aficionados abandonaban el recinto, del Fondo Sur salió el grito pidiendo la dimisión del presidente, Manuel Vizcaíno, que se extendió al resto de las zonas del estadio. La gente, contenta con la victoria de su equipo y enfadada con el máximo responsable del club.
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