El frenazo es un hecho
Cádiz CF
El equipo amarillo, que lleva cuatro partidos seguidos sin ganar, se agarra al asidero del empate mientras capea las dudas con su espíritu indomable
Cádiz/El atasco del Cádiz CF en 2019 es un hecho evidente apoyado en la frialdad de los números. Desde que sonaron las campanadas de año nuevo el conjunto amarillo no celebra una victoria. No da con la tecla. Una derrota contra el Osasuna (2-1) en un pésimo encuentro, un empate ante a cero en casa ante el Granada para cerrar la primera vuelta, unas tablas sin goles en el campo del Almería en el arranque de la segunda y la reciente igualada (1-1) frente al Mallorca en el Carranza.
El conjunto amarillo se mueve entre dos aguas bajo el paraguas de la ambivalencia. Salvo contadas excepciones como la de El Sadar, imprime su carácter competitivo que le hace mantenerse con vida en cada partido. Pelea hasta la extenuación para avanzar aunque sea a paso lento. El problema es que tanto esfuerzo no le basta para ganar. Para sumar los tres puntos que podría capturar en un partido ha tenido que jugar tres.
El Cádiz CF entra en una dinámica negativa a mitad de temporada después de dejar atrás una racha positiva de ocho triunfos en nueve encuentros en los dos últimos.
La realidad del nuevo año es bien distinta. Cuando no es posible vencer el empate no es malo del todo, pero llega un momento en que la victoria es un alimento necesario para cumplir cualquier objetivo, desde el modesto de los 50 puntos al ambicioso de la batalla por la fase de ascenso a Primera División, que como se ve es harto complicada.
El punto amarrado ante el Mallorca adquiere mayor valor del habitual si se tienen en cuenta las circunstancias adversas en el duelo contra un rival directo. Tener que jugar en inferioridad numérica desde la primera parte –expulsión de Jairo en el minuto 37– y además por debajo en el marcador puso demasiado complicado el objetivo de la 23ª jornada de Liga.
Pero el equipo de Álvaro Cervera nunca se dio por vencido. Nada se puede reprochar en ese aspecto a un equipo que no dejó de intentarlo pese a sus limitaciones. Arriesgó todo lo que debía en la segunda mitad –llegó a jugar con Salvi y Aketxe colocados en los laterales– y supo aprovechar el conformismo de un Mallorca conservador para redoblar su persistencia y lograr un agónico empate con un gol en la recta final en el único remate a puerta de los gaditanos en todo el encuentro.
La equis repartió justicia. El punto que antes del partido hubiese sido un escaso botín para el Cádiz al final se convirtió en una jugosa recompensa dada la situación. No conviene fijar la mirada en el árbitro sino en los errores propios.
Tan cierto es que Arcediano Monescillo fue condescendiente con el cuadro balear –perdonó la expulsión a Salva Sevilla– como que las rojas que enseñó a Jairo y Marcos Mauro –a este último ya con 1-1– ofrecen poca discusión. Más grave fue la del canario, que por una imprudencia –golpeó con un brazo a un rival– dejó al equipo con un menos durante cerca de una hora. Si a los de casa les costaba con todos en el campo, con un menos el sufrimiento fue extremo.
Hasta la expulsión del propietario del dorsal 11, el Cádiz CF tampoco había llegado a funcionar en igualdad numérica. Se estrelló contra el orden de un oponente que desplegó argumentos en defensa y se las arregló para asustar a la contra. Ni con once ni con diez. El equipo amarillo no mandó un solo remate a la portería contrario salvo en la acción del gol de Garrido en el minuto 87. La sequía en ataque se prolongó una semana más después de quedarse a cero ante el Granada y el Almería.
Los amarillos se bloquearon en ataque y desprendieron síntomas de inseguridad en la misión defensiva cuando los visitantes cruzaron la línea central. La solidez se resquebrajó aunque con diez, y al final con nueve, evitaron que los insulares pusieran en aprietos a Cifuentes más allá de una ocasión puntual.
La solución de emergencia sí dio resultado. Hay que mirar el lado bueno. El equipo, nublado en las labores ofensivas, se encomendó a la calidad de Aketxe en los saques a balón parado para evitar que la fortaleza del Carranza saltase por los aires. La estrategia es un arma que bien empleada otorga puntos.
No fue el mejor día de un Cádiz CF que se agarró al empate como asidero de urgencia. Hay diferencia entre perder y no perder mientras explora la vía para regresar a la senda de la victoria. La dinámica no es nada buena, como reflejan las últimas cifras. Sólo tres puntos de los últimos 12. Se han escapado nueve casi sin respiro. Y ahora tocan dos salidas seguidas a Ovievo y Alcorcón...
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