Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
Copa del Rey
Cádiz/El Cádiz CF deja atrás la Copa del Rey y se centra en lo que de verdad le interesa, que es la Liga y la pelea por la permanencia en la máxima categoría. Pasar de ronda le hubiese supuesto tener que jugar de nuevo entre semana (26, 27 o 28 de enero) y sufrir el consiguiente desgaste que se ahorra tras haber perdido ante el Girona. No hay mal que por bien no venga. Lo peor, la lesión de Carlos Akapo.
No puso demasiado interés el equipo amarillo en el duelo ante el Girona en Montilivi. Cayó 2-0 aunque sin hacer nada del otro mundo tuvo opciones de pasar de ronda de haber contado con un arbitraje acertado. El Cádiz CF no estuvo bien y el árbitro tampoco. Los amarillos perdieron por méritos propios aunque parece que fueron perjudicados por decisiones del juez de la contienda.
La demostración de que la Copa es un torneo menor es que no dispone de vídeo arbitraje en las primeras eliminatorias. El fútbol español camina a dos velocidades: con VAR en la Liga sin VAR en la Copa, una forma implícita de reconocimiento de su papel secundario. Sin cámaras no tuvo nada de suerte el Cádiz CF. Tampoco supone un drama la derrota. El problema hubiese sido la pérdida de tres puntos en el campeonato doméstico.
Con vídeo arbitraje en Montilivi, quizás el desenlace hubiese sido otro. Nunca se sabrá. La resolución de las jugadas dudosas cayó siempre hacia el mismo lado y los de Álvaro Cervera no tuvieron posibilidad de remontar.
En plena prolongación, Filip Malbasic recibió un pase de Iván Alejo y marcó el gol que hubiese supuesto el 2-1 con algunos minutos más por delante. El auxiliar de banda levantó el banderín y Valentín Pizarro Gómez anuló tanto por fuera de juego muy pero que muy dudoso. Con VAR quizás ese gol hubiese subido el marcador porque no pareció que el delantero estuviese en una posición incorrecta.
Poco después después, Iván Alejo cayó derribado dentro del área tras una aparente zancadilla de un adversario. El colegiado no pitó nada mientras el extremo del Cádiz CF reclamó un penalti que, de haber contado con el VAR, quizás hubiese derivado en la revisión de la acción en el monitor y en el posterior lanzamiento desde los once metros.
Y hubo algo más. La jugada del segundo gol de Girona pudo estar precedida de un fuera de juego de Nahuel Bustos, que intervino antes del remate de Valery. Quizás ese tanto hubiese sido invalido de haber tenido que pasar por las cámaras de arbitraje.
Y la última. El local Ibrahima pudo haber sido expulsado en el minuto 81 por una durísima entrada sobre un jugador del Cádiz CF. Pero sin VAR el árbitro recibió el aviso de la gravedad de la acción.
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