La historia detrás de la recuperación de Fali

Cádiz CF

El defensa ha recibido numerosos apoyos que le han ayudado a vencer el miedo al coronavirus

Fali (i) es felicitado por sus compañeros tras el gol que el defensa marcó ante Las Palmas.
Fali (i) es felicitado por sus compañeros tras el gol que el defensa marcó ante Las Palmas. / Fito Carreto
J.J.N.

16 de mayo 2020 - 19:48

Cádiz/¿Qué ha sucedido en las últimas tres semanas y media para que Fali, futbolista del Cádiz CF, haya dado marcha atrás y se disponga a incorporarse a los entrenamientos como uno más? Aristóteles sostenía que el miedo permanece siempre en el ser humano. La evolución del futbolista le lleva a hacer frente a sus temores bajo el abrigo de los incontables apoyos que ha recibido, desde su familia hasta todos los estamentos del Cádiz CF y más allá.

La recuperación de Fali tiene una historia detrás hasta la meta del convencimiento en una carrera hacia delante. La victoria sobre el miedo es la primera de las que quiere cosechar hasta finales de julio si se cumple el calendario previsto.

El coronavirus está causando estragos en plena recta final de un mes de abril dramático en España. Centenares de muertes a diario, hospitales colapsados, estado de alarma, confinamiento en casa… Una secuencia incesante de hechos desbocados única salida es un miedo paralizante para el protagonista.

Fali está resguardado con su mujer y sus hijas en un pequeño piso del barrio de La Laguna de donde no se mueven. Cerca, a escasos metros, un estadio Carranza donde el silencio sepulcral gana la batalla del tiempo.

Han pasado casi dos meses del último partido en el templo donde el defensa que se desenvuelve como un gladiador ahora está bloqueado, incapaz de cruzar el umbral de la puerta para citarse cara a cara con el exterior.

Pero el fútbol es lo de menos en ese momento. La cabeza de Fali es un volcán. El virus está tan desatado como su pánico. El temor crece a la misma velocidad que el número de fallecidos, que se cuentan por miles. Lejos quedan los entretenidos primeros días de encierro, en los que gana el torneo interno del Fifa 20 esports y el primer Trofeo Carranza en el que participan todos los equipos de la categoría de plata. Lo peor aún está por llegar.

El paso de los días y las malas noticias van haciendo mella. Hasta que el fútbol se dispone a arrancar el motor y prende la mecha de Fali. No tiene dobleces y expresa sin ambages cómo se siente y la drástica decisión que ha tomado. Lo hace la noche del 20 de abril con altavoz nacional en la Cope. "No voy a jugar el fútbol. No voy a jugar, no voy a exponer a mi familia. Dejo el fútbol si no hay una cura. Fali, mientras exista el riesgo de contagiar a una persona o a mi familia, nada. Si me hacen jugar el mes que viene no juego, dejo el fútbol con 26 años". No lo esconde.

Está atrapado en la telaraña del miedo, incapaz de dar un paso. Expresa en voz alta lo que ya ha ido trasladando en círculos más pequeños. Pura transparencia, siempre de frente. Habla sin la pausa que, sin embargo, no obstruye su embotamiento. El club, sus compañeros, saben lo que piensa el jugador antes de su exposición mediática y cuando hace las declaraciones ya está en marcha el plan ‘rescate Fali’.

No es premeditado, ni mucho menos. Sale de manera natural con un goteo de llamadas y mensajes. Nada de reproches. Todo lo contrario. Sólo escuchar al afectado y lanzarle palabras de ánimo a modo de terapia suave que va calando aunque a veces no lo parezca. Lo está pasando mal y el Cádiz, líder en el campo, demuestra serlo también fuera del terreno de juego. La lucha no se negocia tampoco en la vida diaria.

El Cádiz funciona como una familia que arropa al miembro que no encuentra la puerta de salida del laberinto de sufrimiento. A Fali, si no le han ayudado a desterrar el miedo, libre como el viento, sí le han echado un cable, y bien grueso, para al menos a convivir con él.

El presidente, Manuel Vizcaíno, le tiende la mano y aleja los fantasmas de medidas disciplinarias que incluso el propio jugador había asumido de antemano. El cuerpo técnico no cesa en su atención y le trasnmite energía positiva. Los capitanes, con Alberto Cifuentes a la cabeza, están muy pendientes de él. El calor humano es clave.

Y el resto del plantel. Los whatapps de los compañeros echan humo. ¡Vamos, Fali! Ya no es el futbolista, es la persona a la que quieren auxiliar para que se libere de las cadenas del terror.

Uno sobre todo: Choco Lozano. Su labor es relevante. El hondureño y Fali tejieron una estrecha amistad cuando ambos coincidieron en el filial del Barcelona (en la campaña 2017/18) hasta el punto de que el defensa hizo de puente para que el delantero aterrizase en el Cádiz esta temporada cedido por el Girona.

El centroamericano es un gran soporte para Fali en estas semanas de máxima dificultad. Esa confianza mutua les permite acumular horas de conversación transformadas en alimento para el alma.

Toda ayuda es poca. El central sabe rodearse pese a que, a tenor de sus palabras, parece estar cerrado en banda. Se deja ayudar por muy radical que sea su postura.

Durante este tiempo de incertidumbre, se apoya también en un amigo psicólogo que conoció durante su estancia en Cataluña y que en su día le ayudó a vencer el miedo a volar.

Y el golpe definitivo que en principio devuelve a Fali a la rutina de la vida diaria es ver a sus compañeros empezar a entrenarse en El Rosal. Es cuando sale a relucir el otro yo, el que gana el pulso al miedo. Porque a la postre es el que tiene que dar el último paso. Es cuando se da cuenta que tiene que estar con ellos y entre todos terminar de escribir una página gloriosa en la historia del club. El ascenso es una opción real.

El Cádiz recibe al valenciano con los brazos abiertos. El club lo celebra en sus redes sociales una foto de Fali que ilustra con mensajes que son pura energía: "Todo lo que deseas está al otro lado del miedo" y "Titán, volver es ganar". Ya está de vuelta. Primero, la persona. Después el futbolista. Y ahora, a prepararse para la Liga después de ganar.

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