Y se hizo el milagro (0-1)

El Cädiz regresa a Segunda División seis temporadas después tras imponerse en el Rico Pérez gracias a un gol de Güiza

Y se hizo el milagro (0-1)
Y se hizo el milagro (0-1)
Diego Marchán /Enviado Especial En Alicante

26 de junio 2016 - 18:00

Tenía que ser en Alicante. Para los que vivimos aquel traumático descenso en este mismo estadio, el Rico Pérez era una dolorosa espina clavada. Una herida que sólo podía cerrarse de esta forma, regresando a la división de plata en esta misma ciudad, ante estas mismas gradas, ante el mismo rival de entonces. Llámenlo justicia divina, llámenlo coincidencia… lo único cierto es que el Cádiz selló su vuelta a Segunda División seis temporadas después en el Rico Pérez frente al Hércules. Un gol de Güiza sentenció el ascenso. Por fin se cerró el círculo.

El primer gol del partido quiso meterlo Álvaro Cervera con su alineación, recuperando al hombre clave del equipo gaditano en este playoff: Álvaro García. El extremo, que se perdió el partido de ida por lesión y era seria duda para la vuelta, regresó a un once que los seguidores amarillos han acabado recitando casi de memoria.

Como era de esperar, los locales salieron a morder y no tardaron en poner en aprietos a la zaga cadista. A los tres minutos Nieto le cogió la espalda a Servando y su centro lo mandó Salvi a córner; dos minutos más tarde, el larguero salvó al Cádiz, pues Cifuentes no pudo reaccionar ante el cabezazo de Javi Flores, a pase de Chechu, que se estrelló en la madera. No iba a ser fácil, no. El acoso era prácticamente constante y en el 12 los cadistas volvieron a salvarse por los pelos tras una serie de rechaces en el área. A continuación, fue Salvi el que evitó in extremis el remate de Javi Flores en el segundo palo.

La primera visita del Cádiz al área de Chema fue a los 15 minutos. Lo intentaron primero a balón parado los amarillos, sin suerte, y posteriormente fue Fran Machado el que buscó la sorpresa con una volea a la media vuelta desde la frontal que no tomó trayectoria a portería. La mejor noticia para los de Álvaro Cervera era que prácticamente por primera vez la pelota pasaba al campo local.

Pero el fútbol es como es y este Cádiz está tocado por una varita. Por eso, cuando peor lo pasaban los amarillos, un error grosero de la zaga herculana permitió a Güiza plantarse ante Chema, encararle y batirle con absoluta frialdad. Locura en la grada Mundial 82 y silencio sepulcral en el resto del estadio. Y es que el gol del jerezano era un golpe enorme para los de Vicente Mir.

El Hércules, como es normal, quedó algo tocado tras el gol y el Cádiz creció, con más balón y presencia arriba. Chechu Flores parecía el único capaz de salir del bache y sus internadas eran un peligro constante, compensadas por un Aridane magnífico al corte. El cronómetro corría veloz y sin que apenas ocurriera nada -salvo un par de centros con peligro ya en el 45- se llegó al descanso.

La segunda mitad comenzó con cambio en el Hércules, entró Gato por Vivi en busca de más presencia ofensiva. Siguiendo el guión, apretaban los locales y se lo tomaban con calma los amarillos, conscientes de que cada segundo que arañaban al crono era un pasito más hacia el ascenso.

En el 50, lo intentó David Mainz de chilena pero la pelota llegó mansa a las manos de Alberto Cifuentes. También insistía Chechu, que conservaba la moral y llevaba peligro en cada arrancada. Así las cosas, Álvaro Cervera apostó por el trivote y metió en el campo a Nana por Fran Machado, con la idea de ganar en pulmones y músculo. También se marchó Güiza, muy cansado tras pelear lo indecible, y entró Lolo Plá.

Los decibelios en el Rico Pérez -de la grada local, se entiende- caían en picado pero el equipo de Mir no se daba por vencido. En el 63, Alberto Cifuentes se lució con un paradón a tiro de Miñano desde la frontal y poco después reclamaron penalti en una acción en la que no hubo nada más que un piscinazo de Gato. También probó suerte, sin ninguna fe, Álex Gallar con un disparo bombeado a las manos del meta cadista.

Los de Álvaro Cervera tenían muy claro que el partido no se les podía escapar y tiraban de veteranía para congelar el juego. La fórmula de la sobriedad, del orden y una pizca de suerte al no estar acertados los herculanos en el remate, estaba dando vida al Cádiz. En el 79 Atienza, jugando ya como nueve a la desesperada, cabeceó fuera y en el 81 fue la rodilla salvadora de Aridane la que mandó arriba el latigazo de Chechu Flores. El Cádiz, loco por una contra, replicó con una doble ocasión de Despotovic. Sin embargo, Chema rechazó su primer tiro y el serbio mandó fuera su propio rechace. Los aficionados locales se marchaban del campo mientras los cadistas veían el ascenso ya en sus manos.

Los minutos corrían y ya en el Rico Pérez sólo se escuchaba a los cadistas. Seis años han tardado en poder gritarlo, pero vaya si sonó con fuerza. ¡¡Estamos en Segunda!!

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