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El ingeniero del Girona es un ex cadista

Cádiz CF

Quique Cárcel tiene la llave del éxito para haber tocado el cielo con un club modesto.

Quique Cárcel es el máximo responsable deportivo del Girona.
F. J. Díaz

11 de septiembre 2019 - 20:42

Cádiz/Recordarán a ese futbolista de enorme clase, poca fortaleza física y mucho corazón, carácter y cabeza que vistió de amarillo entre 1996 y 1999. Se llama Quique Cárcel y hoy es un maestro de ceremonia de los despachos donde se cocinan a fuego lento los proyectos deportivos. Cárcel es el director deportivo del Girona, rival del Cádiz el sábado en Carranza, el ingeniero que un día llegó a un club modesto y casi desconocido en el panorama nacional y fue capaz de llevarlo a la élite. Y jugando bien al fútbol, oiga. Que conste en acta.

Después de colgar las botas en L’Hospitalet, con 35 años y una rodilla maltrecha, esta misma entidad le encomienda que ocupe el cargo de director deportivo. Y Cárcel brilló, como aquel cadista en sus buenas tardes cuando Carranza veía el fútbol de la 'patria azulgrana' del Barça en la versión amarilla. Sin botas de taco y luciendo traje según el momento, Cárcel estuvo a punto de ascender con L’Hospitalet a Segunda A. Ese papel abrió los ojos de muchos presidentes que buscaban un perfil como el suyo.

De esa forma se llegó al verano de 2014. Y ahí comenzó el 'matrimonio' entre el ex jugador y Montilivi. Dos fases de ascenso a Primera para no olvidar jamás antes de que a la tercera el Girona tocara el cielo. Cárcel obró el milagro y el equipo de la capital de provincia catalana con menos nombre en lo futbolístico entró por la puerta grande, la misma que el Barcelona, el Nástic y el Lleida ya habían logrado desde esa comunidad autónoma.

Dos campañas entre los elegidos de Primera antes de volver a Segunda A la pasada campaña por culpa de un final de Liga para olvidar. Cárcel, fiel a sus principios, apostó por la gente que le dio gloria aunque al final tocara un vino amargo con sabor a descenso. Cómo no será el trabajo del director deportivo del Girona, que el regreso a Segunda A no supuso dudas. Quique sigue. Eso no se negocia.

El ex cadista verá a su equipo en la ciudad en la que creció como jugador, como persona y en la que incluso tuvo que hacer la prestación social sustitutoria -alternativa al que no quería hacer el servicio militar-, que le tocó en la Casa de la Juventud. Cárcel dejó su sello, amigos y tres campañas con muchos minutos de amarillo y con un play-off a Segunda A con Ramón Blanco en el banquillo. Ya lo decía el bigote: "Ese Quique Cárcel es bueno, tiene mucho fútbol...", en el campo y en los despachos.

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