El epílogo más amargo (2-1)

El Cádiz se queda fuera del 'playoff'

El conjunto amarillo echa por tierra 26 jornadas en las alturas con un pésimo partido que le deja fuera del 'play-off'. El equipo no da la talla y casi no tira a puerta pese a la necesidad de ganar

Brian (i) y Salvi (d), decepcionados al final del partido.
Brian (i) y Salvi (d), decepcionados al final del partido. / Álex Cámara
Jesús Jaques Nuche

03 de junio 2018 - 07:34

granada/Después de 26 jornadas seguidas en la zona alta de la clasificación, el Cádiz se despidió del premio gordo de la fase de ascenso en el último capítulo con una derrota merecida ante un Granada que no se jugaba nada aunque se mostró superior. Fue como perder con una canasta en el último segundo después de ir ganando todo el tiempo. Desde noviembre entre los seis primeros para nada y encima con un desenlace triste, con un equipo en caída libre que no hizo sino confirmar la parálisis que sufría desde hace dos meses con un epílogo que deja un poso de amargura.

La derrota no admite discusión. El Cádiz terminó la temporada con la tendencia a la baja que había mostrado en los últimos dos meses y finalizó en una novena posición que sabe a muy poco después de haber vivido en las alturas. Lo más doloroso fue la forma de caer, sin fuelle, sin recursos, aunque el balance global de la campaña no sea tan malo como su capítulo final.

No sólo no ofreció argumentos para vencer en Los Cármenes, además le acompañó la mala suerte con tres lesiones y una expulsión injusta, como si el destino hubiese dictado sentencia. Se reprodujo el mal de la temporada: las malditas lesiones. Pero además le faltó el plus de intensidad que debe tener todo equipo que se juega la vida. Dio facilidades a su contrincante que por momentos dio la sensación de poner más la carne en el asador.

El Cádiz fue, junto al Osasuna, el único que ayer no cumplió con su misión. Mientras ganaban Valladolid, Numancia y Oviedo, las aspiraciones de los gaditanos se iban por el desagüe en un partido para olvidar. En ningún momento dio la sensación de poder meterse entre los mejores. Apenas tiró a puerta. Empezó la tarde fuera del play-off y así acabó para desilusión del universo cadista. Los amarillos clavaron los 64 puntos de la anterior campaña que esta vez no le valieron para sonreír. Aquel gol de Malbasic en el minuto 92 una semana antes resultó letal para un equipo que ya no tuvo la más mínima clarividencia en la ciudad de la Alhambra. El Cádiz no estuvo en el partido, preso de los nervios, de la inseguridad a la hora de afrontar un envite a vida o muerte. No estaba preparado para la batalla. Ni un pase en condiciones.

La cita definitiva deparaba como novedad la aparición a la vez en el once de Barral y Jona. Nunca habían coincido de inicio hasta el partido más importante de la temporada en una alineación por lo demás ajustada a la lógica. El isleño, en la línea de la recta final de la temporada, se desenvolvía por la banda derecha aunque no tardaba en pasar a la punta tras la temprana lesión de Jona, que se iba a la ducha antes del cuarto de hora con un fuerte dolor en su hombro izquierdo y daba paso a Aitor, inquilino del costado diestro.

La presión arriba de los visitantes no daba frutos en ningún momento. De hecho, eran los locales los que tenían cerca el gol, primero con un duro misil de Quini que se marchaba muy cerca de un poste y el segundo con una volea del lateral derecho rojiblanco desde su casa con la que estrellaba el cuero en el larguero ante un Cifuentes que pecaba de exceso de vista.

Los amarillos no daban con la tecla mientras ocupaban la séptima plaza poco después del comienzo. Cuesta abajo. Los medios no entraban en juego y muchos menos Alberto Perea, ahogado en tres cuartos por sus oponentes. La única presencia en ataque la protagonizaba Álvaro García con algún centro al área sin rematador. Demasiada timidez la de un equipo que necesitaba la victoria.

Las cosas no iban bien ni en Los Cármenes ni en otros campos. El Cádiz se movía fuera de la zona de play-off y los planes de Álvaro Cervera se iban al traste cuando Barral se tenía que al vestuario con la apariencia de haberse resentido de la lesión que le había impedido jugar la semana anterior. Carrillo ocupaba su lugar en el césped. Segundo lesionado en menos de media hora para desesperación de Cervera, que arrancaba a gritar en el banquillo contra su segundo, Roberto Perera. ¿Se arrepintió de haber puesto al isleño? El nerviosismo se desataba en la zona técnica y también en el terreno de juego, con unos jugadores que no daban una y además concedían ocasiones a un rival que con el tiempo no perdonó. En el 29, Cifuentes evitaba el 1-0 en un mano a mano con Adrián Ramos tres minutos antes de la única llegada de mérito de los gaditanos, cuando un derechazo de Alberto Perea desde al frontal del área se escapaba cerca del arco. Era la única oportunidad en la primera parte que ni siquiera llegaba a ir entre los palos, porque el Cádiz no era capaz de dirigir el cuero a la portería y así era imposible agarrar un objetivo que se alejaba aún más cuando Machís adelantaba a su equipo en el 42 con un zurdazo lejano que sorprendía al cancerbero. El venezolano disparaba ante la pasividad de los visitantes y colaba la pelota pegada a un poste.

Todo le había salido mal a los amarillos en una primera parte desastrosa. Dos lesionados, incapacidad para llegar a puerta y además 1-0 al descanso, hundido en la novena posición. El que parecía que se jugaba la vida era el Granada.

El desafío no podía ser mayor en la segunda mitad. El Cádiz estaba obligado a dar la vuelta a la tortilla. Nunca había remontado un marcador en contra fuera de casa en toda la temporada y tenía que ser ahora o nunca. El primer paso lo daba en el minuto 48, cuando Carrillo cabeceaba al fondo de la portería un preciso centro de Brian desde la izquierda. 1-1 con todo el segundo acto por delante aunque con un lesionado más: Alberto Perea. El albaceteño se dañaba él solo la rodilla izquierda y dejaba su sitio a Salvi. El sanluqueño reaparecía en el tramo decisivo de la Liga, con un equipo obligado a buscar un gol más que lo buscaba con ahínco aunque con las limitaciones que le han acompañado durante toda la campaña.

Pero la desgracia se cebaba una vez más con los amarillos. En el 62, Ocón Arráiz castigaba a Rober Correa con una rigurosa cartulina amarilla, la segunda al lateral que pecaba de ingenuo y se iba expulsado. El colegiado perjudicaba a los de Cervera con una roja injusta que empujaba a su equipo a tirar de la épica en la última media hora.

El Cádiz acusaba el golpe con un jugador menos. Salvi bajaba al lateral derecho pero demostraba que no era su espacio natural. El tiempo no corría, volaba, y los amarillos llegaban a los minutos definitivos fuera del play-off. Tenían que marcar o que lo hiciera la Cultural Leonesa en el campo del Numancia. Pero los que marcaban eran los sorianos -se colocaban 2-0- y no quedaba otra salida que hacer un gol en los últimos diez minutos para ganar la recompensa. Pero el que marcaba era el Granada en el 82 con un nuevo zurdazo de Machís que entraba en la portería tras tocar en un poste. Ahí se difuminaban las opciones de los amarillos, que bajaban los brazos

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