La maldición rota de Anduva (1-2)

El resultado del Mirandés-Cádiz CF

El equipo amarillo gana con justicia de nuevo ante un rival en inferioridad pese al susto en la recta final

Alberto Perea y Álex Fernández firman la victoria de un equipo que hace pleno en las dos primeras jornadas

Limones atrapa el balón después de que Caye Quintana no llegase al remate.

La maldición de Anduva se cernía de nuevo sobre el Cádiz CF pero esta vez sí hubo justicia. El equipo amarillo mereció ganar un partido que estuvo a punto de empatar cuando el Mirandés, con un jugador menos desde el minuto 21, igualó en el 86 en su único tiro entre los palos en todo el partido. Las imágenes del Mirandés-Cádiz.

La rápida reacción del Cádiz permitió la suma de tres gracias al penalti que transformó Álex Fernández cuando el tiempo se echaba encima. El equipo amarillo hace pleno y se hace con seis puntos en dos partidos.

Los visitantes se dedicaron a correr detrás del balón en los coletazos posteriores al pitido inicial. Plantearon una presión alta que ralentizó la salida de balón de locales, obsesionados con el toque. Dos maneras de ver el fútbol neutralizadas en un océano de precauciones.

Los minutos de tanteo dejaron en nada el primer cuarto de hora hasta que una acción en ataque de Alberto Perea, que no logró rematar, propició una peligrosa contra culminada con un zurdazo de Merquelanz que se escapó por encima del larguero.

El susto puso en alerta de los de Álvaro Cervera, que dieron un paso más, robaron y pisaron el área con varios centros a los que sólo les faltó el aderezo del remate. Caye Quintana, en el 18, no llegó por escasos centímetros a un servicio de Salvi.

El partido pareció teñirse de amarillo poco a poco, y más cuando Perea, en el 20, se quedó a un tris del gol con un derechazo desde el corazón del área que se perdió junto a un poste.

La primera ocasión clara cayó del lado de un Cádiz que un minuto después se encontró con el mismo contexto del duelo de la primera jornada. En el 21, el colegiado no dudó en expulsar a Álvaro Rey tras una dura entrada sobre Rhyner y de nuevo se vio en superioridad numérica con 70 minutos por delante. La historia repetida cual día de la marmota.

Una oportunidad de oro tenían los andaluces, que dominaron la situación aunque sin llegar incomodar del todo a un rival que tomó todo tipo de medidas defensivas. La más llamativa fue que dejó de llevar la iniciativa y se abonó a la función de la destrucción.

Los burgaleses pusieron el candado en su parcela y salieron a relucir las dificultades en ataque de los gaditanos. El balón fue suyo, se lo entregó el contrario, pero sirvió de poco en el primer tiempo.

Y es que el Cádiz con el cuero no se sintió cómodo del todo. Y eso que no paró de mover el esférico de un lado a otro frente a un oponente cada vez más retrasado. Apenas halló espacios entre tanto rojillo hasta que Espino, en el 39, se inventó un zurdazo casi desde su Uruguay natal con el que dirigió el balón a la escuadra y obligó a Limones a estirarse para evitar el 0-1.

El del lateral fue el único disparo dirigido a puerta en toda una primera parte con pocas oportunidades. Las defensas se impusieron con autoridad.

Salvi, Perea y Espino fueron los que más aparecieron en un Cádiz inmaculado en el orden pero sin clarividencia en la faceta ofensiva. Faltó precisión en el último pase, el definitivo.

El cerocerismo reinó al descanso con todo por decidir en un segundo periodo que los de Cervera comenzaron con la novedad de Nano Mesa en lugar de Garrido.

El técnico apostó por dos delanteros puros y Álex Fernández se ubicó de mediocentro junto a Bodiger. El madrileño fabricó un misil lejano en el 52 que Limones desactivó en la demostración palpable del asedio cadista.

El duelo derivó en un monólogo. Cervera dio más aire a la medular con la entrada de José Mari.El balón sólo perteneció a un equipo que buscó el gol con insistencia hasta que lo consiguió en el minuto 61. Salvi desbordó a su par como él sabe, por velocidad, llegó por la derecha hasta la línea de fondo, centró y Limones convirtió el despeje del cuero en una asistencia a Alberto Perea, quien solo frente a la portería sólo tuvo que empujar para abrir el marcador.

El 0-1 premió la persistencia de un Cádiz que lo tenía todo para llevarse los tres puntos. El siguiente paso consistió en defender la ventaja. Y la mejor manera fue con el balón en su poder hasta que el Mirandés pegó el arreón final. No hubo manera de hacer el segundo y llegaron los minutos de sufrimiento.

El empuje de los anfitriones abocó al partido a un desenlace no apto para cardiacos. Los amarillos se guarecieron en su terreno, no quisieron saber nada del balón en la recta final. La prioridad absoluta fue la defensa del 0-1, con Javi Navarro ya sobre el césped.

Una falta más que dudosa en la frontal del área cambió el rumbo del partido en el minuto 86. Merquelanz lanzó el libre directo, el balón rebotó en Álex Fernández y se fue al lado contrario de Cifuentes. 1-1 con muy poco tiempo.

Sin tiempo para respirar, el siguiente ataque de los amarillos se tradujo en el 1-2. Nano Mesa se anticipó a Sergio González dentro del área para llegar antes que él al balón, el defensa tocó al canario y el árbitro señaló un penalti que resistió la prueba del algodón del VAR. Álex Fernández no perdonó desde los once metros con un lanzamiento raso y esquinado para devolver la ventaja, ya definitiva.

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