Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Cádiz CF | El análisis
Cádiz/El cadismo irradia ilusión por los cuatro costados, por todos los poros. No es para menos. La marcha del equipo amarillo en este tramo inicial de temporada ha provocado que incluso los más críticos del lugar, aquellos que nunca están contentos con lo que hay, sea lo que sea, admitan que existen motivos más que suficientes para soñar con las cotas más altas.
La victoria de este miércoles en el Ramón de Carranza contra el Huesca, a priori un candidato a todo y a tenor de lo visto un hueso duro de roer que con toda seguridad peleará por las plazas de honor, no ha hecho sino reafirmar la teoría de que este curso sí, de que este curso, por más que nadie quiera hablar a las claras de ello, el Cádiz puede aspirar al ascenso a la máxima categoría del fútbol español. Es así y así hay que decirlo, sin miedos ni complejos. Eso sí, también con humildad.
Queda un mundo, cierto. Esto es muy largo y las cosas pueden cambiar en pocas semanas, verdad. Pero tanto como que, más allá de los resultados después de nueve jornadas, de un espectacular arranque liguero que se traduce en un liderato incontestable, con 22 puntos de 27 disputados, las sensaciones que transmite el titular de la Tacita de Plata son inmejorables. El equipo que dirige Álvaro Cervera se ha ganado por derecho propio el crédito del que ahora mismo goza no sólo por su envidiable situación clasificatoria sino por la extraordinaria imagen que ofrece, la de un bloque compacto, sólido y solidario.
Frente al cuadro oscense de nuevo se pudo observar una auténtica exhibición de todas las virtudes que convierten al conjunto gaditano en un rival temible para el resto, antipático, complicado de enfrentar sobre la pizarra y especialmente en el rectángulo de juego. Todos los adversarios saben qué se van a encontrar, pero después les resulta casi imposible meterle mano a una escuadra que se defiende con orden, con disciplina, que sabe sufrir cuando toca, cuando las cosas no salen como se desea o cuando no se está tan fino, y que encima sabe aprovechar la velocidad para hacer daño arriba.
En Almería, una gran primera mitad dio paso a un segundo tiempo en el que todo se complicó con el penalti del empate y la expulsión de Marcos Mauro. Sin embargo, este Cádiz no se arruga, se crece ante la adversidad, y cuando cualquiera daba por bueno el punto, una rápida transición acabó con el centro de Salvi y el remate del Choco Lozano para acabar con la condición de invicto de los rojiblancos y arrebatarles el primer puesto. Casi nada.
Y contra el Huesca, una primera mitad con dudas, en la que la posesión aragonesa causó demasiados problemas al meter muy atrás a los locales, dio un giro de 180 grados tras el descanso porque el rival bajó el ritmo pero también por la paciencia de los amarillos para confiar en sus armas y seguir haciendo lo que mejor saben. Defender, robar y golpear. Así se gestó el tanto del triunfo, con pase esta vez de Iván Alejo y certero remate de nuevo de Lozano. Dos dianas del delantero en otras tantas contiendas y detalles de ariete con recursos.
Las cosas no pueden ir mejor. La cosecha de puntos posibilita numerosas lecturas. Por ejemplo, que en menos de una cuarta parte de la campaña, con algo más del 21% de los partidos jugados, el equipo suma ya casi la mitad, el 44%, de los puntos habitualmente necesarios para asegurar la permanencia.
Igualmente, los 22 puntos con los que el Cádiz comanda la tabla con paso firme otorgan un amplísimo margen de maniobra. La renta sobre los perseguidores -nueve puntos respecto al séptimo- representa un colchón que Cervera debe saber gestionar en todos los sentidos. Una labor ardua porque hay que aprovechar el presente, el magnífico momento, pero del mismo modo tiene que velar por el estado de forma de sus pupilos más adelante. Y ahí se verá cuál es el verdadero fondo de armario de este plantel.
También te puede interesar
Lo último
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
No hay comentarios