Con la misma moneda (2-2)

Sin luz no hay sombra. El Cádiz ofreció ayer una buena primera parte ante el San Roque de Lepe, pero fue de más a menos hasta que Domingo, en el minuto 95, simbolizó con un penalti absurdo la fragilidad defensiva que acompaña al actual campeón del grupo IV de Segunda B desde que echara a andar. Al final, nunca mejor dicho, la escuadra de Manolo Zúñiga se tomó cumplida revancha de la injusta eliminación copera a manos de los amarillos y empató un partido que los pupilos de Alberto Monteagudo pudieron ganar por goleada. Villar adelantó al Cádiz aprovechando con clase una buena dejada de Belencoso, Wilson Cuero marcó su primer gol en el Ramón de Carranza como visitante nada más empezar la segunda parte, Villar, con un golazo, puso a los suyos de nuevo por delante. Y, con un jugador más tras la expulsión de Saavedra por dar un codazo a Albentosa, Domingo, que también vería la cartulina roja, provocaba la imperdonable pena máxima que no perdonaba David Agudo. El Cádiz pudo golear, pero también pudo encajar un buen puñado de goles de no haber sido por la buena actuación de Oinatz Aulestia. Parece algo de locos. Y el cadismo, en contra de los imparciales amantes del espectáculo, se merece para ganar en tranquilidad que se ponga un poco de orden y concierto.

Alberto Monteagudo, valiente a la hora de apostar, se la jugó de inicio dando entrada a cuatro jugadores con ficha del filial. Se la jugó porque la normativa obliga a que haya un mínimo de siete profesionales en el campo y una expulsión podría haberle obligado a prescindir de dos piezas de una tacada para no incurrir en alineación indebida. El entrenador albaceteño conformó finalmente los laterales con Moke y Tomás, dejando a Aitor Núñez en el banquillo junto a Viyuela, que perdió el puesto en favor del canterano Dieguito.

Hubo un arreón inicial del San Roque de Lepe que recordó al duelo de Copa del Rey, pero sería solo un espejismo. El Cádiz, a las primeras de cambio, y cambiando el guión habitual del presente curso, se adelantaba en el marcador. Belencoso dejó de espaldas la pelota a Villar y el onubense, con mucha clase y un poco de rosca, se la colaba a Ricardo por su palo izquierdo.

Los onubenses, más acostumbrados a dejarse remontar que a darle la vuelta a un marcador, se desdibujaban del campo y solamente se dejarían ver por las inmediaciones de Aulestia de forma aislada, aunque alguna que otra vez haciendo saltar las alarmas.

Tras el primer gol, los amarillos empezaron a crear muchas ocasiones. Unas tras otras hasta contabilizarse siete más o menos claras. La siguiente llegada no se haría esperar y pudo acabar con el balón en el fondo de la red un par de veces seguidas. Primero fue Indiano quien pudo marcar a placer, pero un defensa visitante abortó la acción bajo el palo. Y acto seguido, sin respiro, fue Villar quien disparó fuera por poco.

La respuesta fue de Wilson Cuero, que regresaba al estadio Carranza enrolado en las filas leperas. El colombiano, tras recortar con calidad en el área, a punto estaba de empatar el choque, pero el esférico se marchaba al córner. Tras el lanzamiento, David Agudo también creaba algo de peligro.

Pero parecía ser la tarde del Cádiz, que iba creciendo poco a poco como equipo y con muchos destellos individuales. Raúl Albentosa, un seguro de vida para la zaga, mandaba el balón en largo a Dieguito para que el puertorrealeño se sacara de la manga un buen uno contra uno e inventara un pase de la muerte que fallecía en el área. Aulestia salvaba un mano a mano con Boateng tras un buen pase de Álvaro González y Villar, intermitente como el equipo, se daba un paseo por la frontal del área.

Se llegaba a los cinco últimos minutos de la primera parte y el equipo amarillo se gustaba y empezaba a gustar. Ricardo paró un tiro de Indiano, Moke se lo guisaba y se lo comía hasta lanzar fuera por poco y una doble ocasión volvía a acabar en nada: Ricardo paraba el tiro de Belencoso y Villar mandaba el rechace al palo culminando una buena jugada colectiva de calidad y raza. La séptima ocasión, antes de llegar al descanso, la tenía Fall tras otra buena dejada de espaldas de Belencoso.

Nada más arrancar la segunda parte llegó el jarro de agua fría de Cuero, que no acabaría por despertar a la somnolienta defensa amarilla. Menos mal que Aulestia, que acto seguido salvaba los muebles en un tiro de Álvaro González, sí estaba despierto.

Y empezó la movida alrededor de los once metros. Lo primero fue un penalti cometido por Richi sobre Pablo Sánchez que el árbitro, tras las protestas de los futbolistas visitantes, decidió sacar finalmente fuera del área. Así de claro, porque llevó su mano hacia el punto fatídico. Lo segundo, tras el golazo de Villar que dejó sin telarañas una de las escuadras de la portería de Ricardo, fue la pena máxima cometida por Domingo cuando su equipo estaba con un futbolista más sobre el terreno de juego.

Y lo tercero y último, antes de que se escuchara con impotencia desde la grada el triple pitido final de López Amaya, fue una incursión del capitán cadista en el área lepera que el árbitro castigó con cartulina amarilla para Pablo Sánchez por simular el penalti o protestar la decisión.

Árbitro: López Amaya (granadino).

Tarjetas: Amarillas Por parte del Cádiz: Albentosa (82'), Indiano (93') y Pablo Sánchez (95'). Por parte del San Roque del Lepe: David Agudo (55') y Germán (58'). Rojas El visitante Saavedra (89') y el local Domingo (94').

Goles 1-0 (5') Juan Villar. Belencoso deja la pelota muerta para que el onubense marque con calidad y de rosca por el palo izquierdo de la portería defendida por Ricardo. 1-1 (46') Wilson Cuero. El San Roque de Lepe saca de centro y un fallo garrafal de la defensa deja solo al colombiano, que regatea a Aulestia y marca a placer. 2-1 (69') Juan Villar. El bigoleador de la tarde recorta en el área y revienta el balón por la escuadra con un gran lanzamiento. 2-2 (95') David Agudo, de penalti. El jugador del equipo lepero no perdona una pena máxima imperdonable cometida por Domingo.

Incidencias: Partido de la 5ª jornada en el grupo IV de Segunda División B disputado en el Ramón de Carranza ante, aproximadamente, 6.500 espectadores en las gradas. Siguen sin funcionar ninguno de los dos marcadores.