El momento que todo cambió en el Cádiz CF hasta la destitución de Sergio González

Sergio González.
Sergio González. / Antonio L. Juárez

21 de enero 2024 - 11:38

Cuando el Cádiz CF sumó 7 puntos de 12 en las cuatro jornadas iniciales de Liga, ni los más pesimistas podían presagiar el hundimiento que iba a sufrir con el avance de la temporada 2023-24 hasta el extremo de llevarse por delante a Sergio González.

Desde la sexta posición que llegó a ocupar entonces a la 18ª de ahora (en zona de descenso) han transcurrido cerca de cinco meses y 17 partidos consecutivos sin ganar (sin contar los dos de la Copa del Rey).

La pregunta es cuándo empezó a torcerse todo hasta el punto de conducir al entrenador a un callejón sin salida. Después de aquel fulgurante arranque que incluyó las dos dos únicas victorias que atesora hasta a la fecha (1-0 sobre el Alavés y 3-1 al Villarreal), el Cádiz CF vivía de las rentas mientras poco a poco iba bajando escalones en la clasificación.

El cúmulo de jornadas sin vencer generaba preocupación pero no agobio porque el equipo se mantenía fuera del descenso. Los responsables del club, el cuerpo técnico y los jugadores pensaban que tarde o temprano iban a retomar la senda del triunfo.

Entre finales de noviembre y diciembre hasta finalizar 2023, el cuadro gaditano dejó de perder y tuvo cerca la victoria en tres de los cinco partidos que empató (igualó ante el Mallorca, Celta de Vigo, Osasuna, Las Palmas y Real Sociedad). De hecho, decisiones arbitrales en su contra quizás impidieron la victoria (aquella injusta expulsión de Víctor Chust en Balaídos o el penalti inexistente de Momo Mbaye ante los navarros).

Aquellas cinco equis seguidas alimentaron la esperanza de cara al nuevo año. El equipo acabó 2023 con carácter competitivo y cerca de volver a ganar. La confianza del club en Sergio González era absoluta hasta que la situación empezó a dar un giro radical tras el paso por Granada.

En la entidad cadista tenían subrayado en el calendario la importante visita al Nuevo Los Cármenes que debía servir para confirmar con un resultado la mejoría en el juego.

Pero sucedió todo lo contrario. El Cádiz CF no sólo perdió (2-0) ante el penúltimo de la tabla sino que ofreció una pésima imagen en un duelo de máxima relevancia ante un rival directo en la lucha por la salvación y además cayó a la zona de descenso.

Fue cuando brotaron de golpe las dudas en el club sobre la capacidad del entrenador para guiar al equipo al objetivo. Fue entonces cuando la cantidad de partidos sin ganar sí que empezó a pesar de verdad. Fue cuando la situación cambió por completo, cuando las alarmas se encendieron. El equipo no dio la talla y las sensaciones fueron peor que malas.

Los amarillos tenían la oportunidad de rehacerse en casa en el choque frente al Valencia pero, bajo máxima presión, lo que hicieron fue hundirse aún más con ese 1-4 que fue un durísimo golpe en la línea de flotación del banquillo mientras la afición estalló y cargó contra el presidente, el entrenador y los futbolistas. Se rompió la comunión equipo-afición que había reinado en los últimos años.

En el club ya eran conscientes de que Sergio González se había quemado y no conseguía sacar la nave a flote. Por las razones que fuesen (quizás la dificultad para encontrar un recambio de garantías), el técnico gozó de una última ocasión en el envite ante el Alavés resuelto con otra derrota (1-0) que fue definitiva.

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