Una ocasión para que no se hable de la crisis institucional del Valencia
El 'caso Cala' supone un alivio para Peter Lim y compañía, agobiados con la permanente inestabilidad de la entidad
Cádiz/Lo sucedido en el Cádiz CF-Valencia (2-1), disputado el pasado domingo, es una puerta que se abre y que al club de Mestalla le permite que se hable menos de los problemas, numerosos e importantes, que tiene a nivel institucional. La inestabilidad es el sello de uno de los grandes del fútbol español en los últimos tiempos.
El Valencia CF se ha convertido en un club que vive en una permanente crisis institucional de la que parece que no va a salir nunca. El último rival del Cádiz CF, que visitó el Ramón de Carranza el fin de semana de Resurrección, mantiene una lucha que es demasiado cruel para el equipo, el proyecto deportivo y a afición. La inestabilidad que se respira en el entorno de Peter Lim -propietario de la entidad- es un mal que no para de golpear la línea de flotación de un histórico del fútbol español.
El Valencia tuvo que preparar la visita al Cádiz CF en mitad de un lío burocrático que cansa en el entorno del club. La aparición del Príncipe de Johor, como candidato a hacerse con las acciones y, por lo tanto, con la dirección del club, fue un nuevo episodio que se alarga para desesperación de casi todos.
La sensación del valencianismo es que Lim da dos pasos atrás después de dar uno al frente, lo que quiere decir que el proyecto no avanza y la situación deportiva del equipo no invita a pensar en una plaza en competición europea la próxima temporada, el objetivo real. Es por ello que Mouctar Diakhaby y su denuncia por un presunto insulto racista de Juan Cala es una ocasión ideal para que se hable menos de otras cuestiones de la entidad che.
Un ex cadista en el banquillo valencianista, Javi Gracia, y otro en el plantel, Manu Vallejo, son testigos directos de cuanto acontece en Mestalla desde hace ya demasiado tiempo. En mitad del pasado parón de la Liga por los compromisos internacionales, el Valencia debía estar pensando en su examen del Ramón de Carranza y, sin embargo, era inevitable que la puerta del vestuario estuviera medio abierta y llegara lo que sucedía fuera.
Se puede decir que Gracia es la gran víctima de cuanto sucede en el primer equipo. En sus palabras ante la prensa se le nota su bajón anímico y la dificultad de mantener fuerte de cuerpo, cabeza y alma un proyecto que lleva meses en descomposición. La fiel afición 'che' recuerda con cercanía en el tiempo ese equipo que despertaba admiración en Europa, a pesar de que ahora genere lástima en España.
La llegada del Príncipe de Johor, Tunku Ismail, era la esperanza a la que se aferraba un Valencia a la deriva, pero Lim ha vuelto a dar ese giro de timón que deja a todos con el paso cambiado cuando parecía que los vientos eran favorables.
Así llegó el equipo valenciano al Ramón de Carranza, otra prueba fallida a un complejo año con la sensación de que en el viejo Mestalla ya llueve sobre mojado. No es una plantilla tan limitada como dicta su clasificación, si bien es una realidad que está retirado del Valencia de mejores épocas no tan lejos en el tiempo.
El presunto insulto racista de Cala es un arma que se vuelve a favor de la cúpula del Valencia para cargar contra el defensa del Cádiz CF y contra el propio club gaditano. Un argumento para desviar la atención de la crisis institucional de un grande de España que tiene más cerca pelear por evitar el descenso a Segunda A que meter la cabeza en los puestos que dan derecho a clasificarse para la Liga Europa.
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