Un once novedoso y un equipo desconocido

Alcorcón-Cádiz CF | El análisis

La apuesta de Cervera, comprensible en una semana con tres partidos, da paso a una cadena de errores.

Momento en el que el colegiado expulsa a Bodiger, ya con el Cádiz perdiendo 1-0.
Momento en el que el colegiado expulsa a Bodiger, ya con el Cádiz perdiendo 1-0.
F. J. Díaz

18 de septiembre 2019 - 10:15

Cádiz/Ni estaba tan cerca el cielo a pesar del inicio y del liderato, ni está ahora en el suelo por el 3-0 encajado anoche en Alcorcón. Al Cádiz, a Álvaro Cervera, no le salió bien una apuesta esperada con tres partidos en una semana. Rotar el equipo era lo más lógico cuando se viene de jugar el sábado pasado y el próximo espera otro compromiso, pero la realidad es que esos registros que hacen del conjunto amarillo un bloque fiable no aparecieron en Santo Domingo.

La actuación del cuarteto arbitral y de sus 'colegas' del VAR tampoco ayudó en un partido con sombras en las decisiones del colegiado, si bien no debe ser la excusa perfecta que tape lo que le pasó al Cádiz, tan gris como la camiseta que lucieron sus jugadores. Las siete novedades en la alineación fueron un plato inesperado en el restaurante de toda la vida, empezando por el portero que, dicho sea de paso, sacó a relucir dos manos a ras de césped que impidieron que la derrota pasara a ser goleada. Nombre por nombre con la misma idea era el concepto que trasladó el técnico, aunque luego apenas se plasmó en el césped.

Con los teóricos titulares o con los teóricos suplentes, el conjunto gaditano no es una hermosura jugando pero su manual de instrucción es clarísimo. Lo que sucedió anoche es otra cosa. Apenas fue capaz de robar balones en las zonas en las que otras veces empieza a crecer y cuando lo hizo no acudió a las opciones que mejor resultado le dan. Peor fue lo de la cadena de errores en labores defensivas que ya pudieron dar algún susto antes del penalti cometido por Garrido, la madre de todos los fallos anoche. El jugador vasco hizo lo que nunca se debe con un jugador en clara desventaja dentro del área pero lejos del portero y de espaldas a éste. Ahí empezó a resquebrajarse la apuesta del entrenador.

No hubo profundidad en las bandas ni salidas rápidas. Tampoco Lozano llegaba a tiempo a esos balones contados que se pasearon por el área ni las acciones a balón parado alimentaron algún tipo de ilusión en una noche en la que apenas se jugaba por ninguno de los dos bandos. El 1-0 a las puertas del descanso fue peor en lo anímico que en el marcador. Y es que los cadistas salieron 'tocados' en la segunda parte y eso fue palpable con el paso de los minutos. Tanto como que la expulsión de Bodiger, sujeta a esa nueva norma de acción grave por entrar en la zona del talón, que fue un poco la puntilla para firmar aquello del 'principio del fin'. Todo lo demás fue visible con el equipo desconocido y en manos de un gaditano del Alcorcón, Stoichkov, que hizo lo que quiso y cuando quiso con el decepcionante sello del Cádiz.

Analizando las posiciones, hay que reconocer que David Gil no pudo hacer mucho más en los goles y, sin embargo, dos buenas lanzadas al césped evitaron un tanteador mayor. Lástima que el debut del suplente de Cifuentes se saldara con tan duro correctivo.

En la defensa es donde menos se movieron las cosas con la incursión de Sergio Sánchez junto a Marcos Mauro como pareja de centrales; los laterales fueron los de siempre y Espino se encontró con una expulsión reclamable. Pero la labor del conjunto de zagueros no fue la misma en el cómputo general.

Por delante Iván Alejo y el canterano Javi Navarro se situaron en los extremos y aunque el primero de ellos trató de hacerse notar, la verdad es que el resultado no fue el esperado. Llegó mucho a la línea de fondo en busca de un centro que diera vida en forma de gol. Por el centro Bodiger fue expulsado y Garrido cometió un penalti de infantiles.

En la zona más ofensiva, tan grises como sus camisetas Querol y 'Choco' Lozano, por lo que aquello de que una buena defensa empieza por un buen ataque quedó al descubierto y ambos estuvieron lejos de lo que se podía esperar ante un enemigo que no parte con el cartel de gallito. Además, imperdonable la segunda amarilla a Lozano.

Lo mejor de lo sucedido anoche es que no hay tiempo para lamentarse porque el Deportivo espera a la vuelta de la esquina. Perder el tiempo en lo que pudo ser y no fue sólo sirve para corregir los muchos errores cometidos. Lo demás se reserva para el sector más crítico del cadismo.

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