El plebiscito del ascenso

El conjunto amarillo afronta hoy el encuentro de ida de la eliminatoria entre campeones en el Carlos Tartiere con la ambición de conseguir un buen resultado de cara a la vuelta

Fran Machado, Jona, Mantecón y Navarrete, con gestos de tensión y seriedad durante uno de los últimos entrenamientos.
Fran Machado, Jona, Mantecón y Navarrete, con gestos de tensión y seriedad durante uno de los últimos entrenamientos.
Jesús Jaques Nuche Cádiz / Enviado Especial

24 de mayo 2015 - 05:02

Toda una temporada de trabajo diario, de partido cada fin de semana, para llegar por fin a la batalla en pos del ascenso, la que espera el universo cadista con ilusiones renovadas después de un brillante campeonato liguero. Las 38 jornadas del torneo de la regularidad que ya pertenecen al pasado hubieran carecido de sentido sin el play-off que hoy comienza, la razón de ser de una campaña que empieza a avistar su desenlace. El Cádiz comparece hoy en el estadio Carlos Tartiere (a partir de las cinco de la tarde, televisado por Canal Sur) para medirse al Oviedo en el partido de ida de la eliminatoria entre campeones. El objetivo de los amarillos es conseguir un buen resultado para rematar la faena en la vuelta que disputará en casa el próximo día 31.

La escuadra gaditana saldrá con un once más o menos esperado, con el par de dudas habitual en ataque y la solución de Mantecón y Tomás en los laterales en lugar de los lesionados Óscar Rubio y Andrés Sánchez. La expedición está formada por los 20 jugadores -18 disponibles-, incluido el nuevo fichaje, Alberto Prada, el propia Óscar Rubio y el canterano Alberto Quintana. El entrenador tendrá que efectuar dos descartes antes del encuentro y uno de ellos sería en principio el futbolista recién llegado -fue presentado el viernes- procedente del Zamora.

Es el no va más. Un auténtico choque de trenes entre los dos equipos considerados favoritos en el arranque del curso que ahora se ven abocados a enfrentarse cuerpo a cuerpo en una cruenta batalla deportiva en busca del retorno a la categoría de plata. Si a los dos le hubieran dado a elegir antes del sorteo quizás ninguno hubiera escogido el adversario que al final salió de la caprichosa bola. Pero la realidad es la que es. Ni hay marcha atrás y el Cádiz está obligado a sacar nota en la eliminatoria para regresar a su hábitat natural de la división de plata.

El cruce entre carbayones y amarillos reúne sobrados condimentos que han despertado el interés mediático a nivel nacional desde el mismo día -el pasado lunes- en que se conoció el emparejamiento. No es para menos. Se ven las caras dos históricos del balompié español y uno de los dos militará seguro en Segunda División A el próximo ejercicio. El perdedor tendrá el consuelo, y a la vez la motivación, de mantener intactas sus opciones de ascenso. Seguirá vivo en el play-off porque la condición de campeón otorga el privilegio de disponer de una segunda oportunidad.

El Oviedo (campeón del grupo I), 38 temporadas en Primera, 32 en Segunda A. El Cádiz (campeón del grupo IV), 12 en Primera y 37 en Segunda A. No se puede pedir más a un duelo de Primera que, por circunstancias de la vida, se dirime dos peldaños más abajo entre clubes que tratan de recuperar su prestigio. Los carbayones quieren meter la cabeza en la Liga de Fútbol Profesional después de salir hace seis años de las profundidades de la Tercera División en la etapa más oscura de su historia. Los amarillos acumulan un quinquenio de esforzada lucha contra el destino tras el último descenso en 2010 y encaran el cuarto play-off desde aquella debacle que incluso costó la entrada de la entidad en concurso de acreedores.

Los números cosechados por uno y otro presagian una doble cita de altura. El Oviedo acabó la Liga con 80 puntos. El Cádiz, con 76. El líder del grupo I es el máximo anotador de toda la Segunda B con 77 goles (un promedio de dos por partido), por delante del primero del grupo IV, con 66 (1,7 por encuentro). Se trata, por tanto, dos escuadras que ven puerta con facilidad. El equipo amarillo es el menos goleado de los 80 clubes de la categoría, con sólo 24 tantos recibidos en 38 jornadas (0,6 por partido). El cuadro asturiano recibió 31 (una media de 0,8).

El Cádiz deberá tener especial cuidado con el ataque del Oviedo y sobre todo con Linares, un auténtico depredador del área que llega a la fase de ascenso con una tarjeta de 28 goles en la Liga. La concentración, el acierto en las dos áreas y la frescura mental son las recetas que conducen al éxito en las finales. Los dos entrenadores, Claudio Barragán y Sergio Egea, coinciden en dar máxima importancia al aspecto psicológico a la hora de afrontar los partidos. De nada sirve la ansiedad, el miedo... Es la hora de los valientes y el Cádiz está llamado a demostrar sobre el césped que se quiere comer el mundo, que está decidido a volver a Segunda A por la vía rápida.

Pocas dudas ofrece la posible alineación del conjunto amarillo en el Carlos Tartiere. Oinatz Aulestia vuelve a la que fue su casa -ascendió con el Oviedo de Tercera a Segunda A-, esta vez como portero del Cádiz. La línea defensiva estará formada por Mantecón, Servando, Josete y Tomás. Jon Ander Garrido será el destructor del juego del contrario en el centro del campo y su pareja quizás sea Juanma Espinosa, aunque no se puede descartar a Navarrete, titular en los últimos tiempos. Juan Villar ocupará la banda derecha del ataque cadista y Jona se ubicará en punta. Para el costado izquierdo y la mediapunta emergen tres candidatos: Kike Márquez, Fran Machado y Airam Cabrera. Si Claudio se decanta por un segundo delantero, será el canario el que actúe en tres cuartos cerca del área visitante. Si no es así, Fran Machado sería el inquilino y el sanluqueño se colocaría en la izquierda.

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