Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
El Cádiz CF no sólo perdió (1-0) el partido contra el Getafe que el lunes 6 de noviembre clausuró la 12ª jornada. Peor que eso, perdió buena parte de su crédito como equipo.
Cuando Djené fue expulsado al filo del descanso (ya había merecido la cartulina roja veinte minutos antes), el universo cadista se frotaba las manos porque esta vez su equipo disfrutaba de superioridad numérica después de haber sufrido lo contrario dos veces seguidas cuando se quedó con un hombre menos en los choques frente al Girona y el Valencia y esa circunstancias fue determinante para perder esos dos envites.
Se suponía que, con un futbolista más durante toda la segunda parte, el Cádiz CF iba a disponer de opciones de lograr su primera victoria a domicilio o al menos de llevarse un punto en el supuesto más pesimista. Pero sucedió lo que nadie esperaba. La derrota no entraba en los planes en semejante contexto. El varapalo fue de los que escuecen porque no es normal caer ante un rival mermado.
De la misma manera que hubo cierta comprensión en las derrotas cuando los amarillos tuvieron que emplearse con un jugador menos, cabía una mayor exigencia cuando en esta ocasión dispuso de un efectivo más que su contrincante.
Pero ni esa ventaja fue capaz de aprovechar para desesperación de una afición cadista (la que estuvo en el Coliseum y la que siguió el partido desde la distancia) que ya no sabe a qué atenerse. Su equipo no gana ni empata con once ante un rival con diez.
El Cádiz CF cayó en Getafe con toda justicia arrastrado por una desidia que enciende todas las alarmas. La derrota fue grave por la dejadez de un equipo que fue arrasado por su adversario. Nadie podía imaginar el enredo en el laberinto de la desgana. Es lo peor que le puede ocurrir.
¿Cómo es posible que los jugadores azulones pareciesen leones y los amarillos gatitos acobardados? El Getafe dio toda una lección de entrega y ambición que no mostró un Cádiz CF apocado de manera incomprensible. El repaso de intensidad que le dio el Getafe debería sonrojar a los jugadores de Sergio González. Es inadmisible que un equipo con diez se coma a otro con once que no opone resistencia.
El Cádiz CF cayó muy bajo. La derrota no fue un accidente producto de un saque de esquina mal defendido. Fue producto de la dejadez de un equipo que creyó que lo tenía en el bolsillo por el mero hecho de estar con uno más. Pero se olvidó del fútbol y de la pelea. Y ya van ocho jornadas sin ganar. La deriva es peligrosa.
La actitud del Getafe fue envidiable frente a la inapetencia de un Cádiz CF que si quiso vencer no lo demostró. Ni un tiro a puerta cuando tuvo un jugador más sobre el césped. Una actuación vergonzosa de unos jugadores que no estuvieron a la altura del escudo. La lucha de la que siempre presumía este equipo sí se negoció de forma inexplicable.
El Getafe puso toda la carne asador mientras el Cádiz CF se dejó llevar sin más. Tras el intermedio, al cuadro local se le vio motivado, presionó arriba con valentía y se ganó el premio del triunfo. Se notó la mano de Bordalás. ¿Cómo motivo el preparador cadista a los suyos? ¿Por qué se abandonaron en la reanudación?
El primer paso para conseguir la permanencia es la actitud y el Cádiz CF la perdió en Getafe. Perdió mucho más que tres puntos y emitió señales de una escuadra de Segunda División. Con este panorama se va a un largo parón.
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