El recuerdo del 6-1 al Valladolid
El duelo contra el conjunto pucelano trae a la memoria aquel partido de 2005, con tres goles de Mirosavljevic
Cádiz/La memoria se llena de optimismo y buenos recuerdos cuando retrocede y llega a la temporada 2004/05, concretamente a un Cádiz CF-Real Valladolid que finalizó 6-1 para gloria de los gaditanos y cadistas. Un encuentro que fue otro paso hacia el ascenso a Primera de aquella campaña. Los pucelanos vuelven esta semana al estadio Ramón de Carranza.
Era una mañana del domingo 15 de mayo de 2005. El ambiente que se vivía en aquellas mañanas de domingo puede dar un idea de lo que el cadista quiere volver a vivir. Un campo que se encontraba en obras pero lleno hasta la bandera con la masa social volcada con los suyos. Aquel Cádiz desprendía aroma a ascenso a la élite. No fue una goleada al Barcelona ni al Real Madrid. Tampoco la celebración de un ascenso, pero sí de un estado de ánimo que acompañó al equipo durante toda la temporada.
Aquel Cádiz tuvo un aperitivo al almuerzo que resultó bestial, un 6-1 con tres goles de Nenad Mirosavljevic en sólo 30 minutos. Era la jornada 37, a solo cinco partidos del final de Liga. Los amarillos marchaban terceros en la tabla con una ventaja de cuatro puntos sobre el cuarto clasificado hasta la fecha, el Recreativo de Huelva. Cada encuentro era una final más para un equipo que comenzó queriendo amarrar la permanencia pero que a esas alturas ya tenía otro objetivo, saltar a Primera.
Más de 17.000 cadistas vieron como Andrés Fleurquin, tras un centro de Jonathan Sesma, adelantaba a los amarillos. El partido terminó con una fiesta, si bien el inicio no fue complejo. Víctor, mítico jugador del equipo pucelano, se marcó un ‘jugadón’ que culminaría Castillo y ponía el 1-1 en el marcador.
Pero los partidos en Carranza de aquella temporada casi siempre tenían el mismo final. 4-0 al Málaga B, 4-1 al Córdoba, 3-1 al Elche, 4-0 al Pontevedra... Enrique, a los dos minutos del gol visitante, se inventó un regate en un metro que acabó en un centro rematado por Matías Pavoni. Genial el extremeño, letal el argentino.
Lo mejor estaba por llegar. Cuando faltaban 30 minutos para el final, el capitán Oli, agotado por tanto esfuerzo, dejó el sitio para aquel serbio con poco estilo de futbolista. Un goleador que había llegado en verano desde la liga serbia. Fue el fichaje mediático de aquel año pero su rol nunca fue importante en el equipo. En la temporada del ascenso solo marcó cinco goles, tres de ellos fueron aquel día.
Aquel Cádiz CF-Valladolid fue el mejor partido del jugador como cadista. Luego pasaría a un segundo plano. Cogió cierto protagonismo en Primera cuando Espárrago decidió retrasarle a la media punta. Ahí el serbio no parecía ese jugador torpe de ataque, pero la llegada de Lucas Lobos terminó por hacerle desaparecer hasta quedar en un papel muy secundario.
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