Almería-Cádiz CF
El Comité de Árbitros reconoce el grave error en el penalti

Agónica victoria (1-0)

El resultado del Cádiz-Racing

Un gol de Cala en la prolongación otorga el triunfo a un equipo amarillo que sufre en demasía ante un colista en inferioridad numérica durante casi todo el partido

Momento en el que el árbitro expulsa al racinguista Olaortua. / Julio González

Cádiz/El Cádiz CF sufrió de lo lindo para deshacerse el Racing de Santander. Pese a jugar casi todo el encuentro con un futbolista más, el equipo amarillo no pudo batir al colista hasta el minuto 92, en plena agonía, para quedase con tres puntos importantes y romper la mala racha.

Casi se le escapa vivo al conjunto gaditano el colista de la Liga, que opuso una ordenada resistencia que saltó por los aires cuando parecía imposible, como el destino quisiese compensar aquellos dos goles del Mirandés en la prolongación. Esta vez fue Cala el que aprovechó el alargue con un golazo que hizo que el Cádiz retome la senda victoriosa..

El partido empezó algo alocado, con el balón de un lado a otro sin demasiado criterio y sin un dueño claro, como un anuncio de que no iba a ser nada sencillo el duelo frente al último de la clase. De hecho, Sergio Gil, Mario Ortiz y Lombardo se hicieron con los mandos en la medular hasta que los amarillos se dieron cuenta de que debían aumentar la presión.

En ello estaban los de casa cuando se produjo una de esas acciones consideradas claves en el devenir de cualquier partido. En el 12, una durísima entrada de Olaortua sobre el tobillo derecho de Nano Mesa acabó con la expulsión de defensa cuatro minutos más tarde.

El árbitro le mostró en principio la cartulina amarilla, pero a instancias de la sala del VAR acudió a consultar la pantalla ubicada junto al túnel de vestuarios y elevó el castigo a tarjeta roja.

Los anfitriones se veían de buenas a primeras en superioridad numérica con casi todo el encuentro por delante pese a la mala noticia de la lesión de Nano Mesa, que se marchó sin poder apoyar su pie dañado.

Choco Lozano tomó el relevo del canario y su primera intervención (en el 24) fue un taconazo al poste. El 1-0 no llegó de milagro en pleno asedio al que le faltó la salsa del gol.

Con un futbolista más sobre el césped, la obligación de ganar era aún mayor. La cuestión, nada baladí, era perforar la portería contraria. Iza Carcelén casi lo consiguió con un lanzamiento lejano de falta que puso en apuros a Luca Zidane tras el bote del balón.

Alberto Perea también se quedó cerca del objetivo al filo de la media hora con otro libre directo pegado al semicírculo del área, pero le cuero se escapó por encima del larguero.

Ni en jugadas ni a balón parado. Los de Álvaro Cervera no terminaban de afinar la puntería y la fluidez hizo mutis por el foro. Para colmo, los montañeses avisaron con un par de acercamientos inquietantes.

Perea parecía desconectado, los centros Iván Alejo se topaban con la poblada zaga visitante y el atasco empezaba a ser preocupante una vez más.

El preparador cadista quería más y no esperó a la segunda parte para hacer un nuevo cambio, en esta ocasión por una razón puramente táctica. Prescindió de Jon Ander Garrido, pivote defensivo, y apostó por Salvi, al que situó en punta junto a Lozano mientras Álex Fernández retrasó su posición a la medular.

El planteamiento más ofensivo no dio frutos en los nueve minutos restantes del primer acto (incluida la prolongación). Todo quedaba a expensas de una segunda parte que amaneció con el guión esperado.

Los locales se volcaron arriba. No les quedaba otra. En el 47, Lozano mandó el esférico muy cerca del larguero con un testarazo. Era el preludio de una oleada permanente, con Salvi escorado a la izquierda y Perea incrustado en tres cuartos.

El cuero sólo vivía en la parcela cántabra. Un equipo persistía sin demasiada clarividencia y el otro se defendía con orden. A base de empujar llegó a generar alguna ocasión el conjunto de Cervera. Clarísima fue la que tuvo Perea (en el 56), pero con todo a su favor en el corazón del área envió el balón fuera al querer colocarlo en la escuadra.

Afloraron las prisas, que nunca son buena consejeras. Cada minuto subió un grado la precipitación, y no sólo en ataque. En el 62, Cala enmendó un grave error defensivo de Fali que a punto estuvo de costar un susto con dos jugadores del Racing ante la portería.

No salía nada y Cervera agotó su última carta con Pombo con media hora por delante. El aragonés se ocupó de la mediapunta, Salvi pasó a la derecha y Perea volvió a la izquierda.

El reloj no corría, volaba, con los de casa tan volcados como descompuestos, sin una sola idea, con centros sin destino, disparos sin sentido, jugadores estáticos...

La recta final fue un suplicio para los locales, incapaces y presos de los nervios, sin un pase decente. Cuando el cero a cero parecía inevitable, al filo de minuto 92, Juan Cala cazó el balón en la frontal del área y conectó un derechazo que no admitió las dudas que había ofrecido el equipo durante todo el partido. El balón entró a media altura junto a un poste, el 1-0 subió al marcador y los tres puntos se quedaron en casa.

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