Los retratados por el no insulto racista de Cala a Dyakhaby
Gabriel Paulista, el presidente del Valencia, Pablo Iglesias y hasta dos ministerios han dado por hecho algo no demostrado y aún no han pedido disculpas al jugador del Cádiz
Cádiz/Pocas veces un caso se habrá analizado tan profundidad como el de la acusación de Mouctar Diakhaby a Cala de haberle soltado un insulto racista durante el partido entre el Cádiz CF y el Valencia.
Cala ha sido investigado a fondo, pero no han encontrado nada de nada contra él. Múltiples cámaras, un sinfín de micrófonos, lectura de labios, nadie presente que oyese el supuesto insulto racista más allá de la interpretación de Diakhaby: ni jugadores, ni árbitros, ni las pocas personas que estaban en las gradas del estadio Carranza, ni los propios jugadores del Valencia. Un misterio. Se monta la mundial y resulta que nadie oyó nada cuando con en los estadios vacíos nada se suele escapar ante tanto silencio.
Los hechos son los hechos y no hay ni un sola prueba. Cala lleva sufriendo una persecución por parte del Valencia, mediática, en las redes sociales, política y hasta del mismísmo Gobierno… por nada. Los que le han señalado, los que han tratado de ensuciar, de la misma forma que lo ha hecho deberían contribuir a limpiar su imagen.
No se ha demostrado nada y la realidad es que desde el pasado domingo Cala sufre un acoso intolerable. Pero el informe de LaLiga lo deja claro: no hay una sola prueba contra el defensa del Cádiz CF. Han pasado cinco días y nada se ha podido demostrar.
Surgen numerosas preguntas una vez probado que no hay insulto racista. La primera es quién repara el daño causado a Cala y también al Cádiz CF. La segunda es si alguna de las personas que han pisoteado la presunción de inocencia del lebrijano ha tenido la decencia de pedirle disculpas. La tercera es si todo vale para condenar a alguien de antemano sin hechos probados. Una que no hay pruebas, ¿ahora qué pasa?.
Hay muchos retratados en toda esta historia que quizás nunca debió haber llegado a más a tenor del informe de LaLiga. Javier Tebas considera que Diakhaby entendió mal las palabras de Cala.
Gabriel Paulista, primer retratado
El Valencia se retira del campo al considerar que Cala ha llamado "negro de mierda" a Diakhaby según denuncia un desatado jugador del Valencia. Nadie lo oye, ni siquiera sus compañeros. Pero no es el protagonista, sino Gabriel Paulista, el que instiga la marcha de su equipo del terreno de juego. De no intervenir el brasileño, seguramente el partido no se hubiese interrumpido. Gabriel Paulista es uno de los primeros retratados al liarla sobre el tapete en lugar de poner mesura y liderar el abandono de su equipo.
Un rato después, el Valencia vuelve al césped del estadio Carranza para seguir el partido al saber que podía perder los tres puntos y otros tres más por sanción. Como si un equipo pudiese irse del campo por las buenas.
Contradicción
El Valencia se va del campo en defensa de los valores contra el racismo pero luego da prioridad al partido y deja en segundo plano esos valores que dice defender. Antepone los puntos a la dignidad de la lucha contra el racismo.
El Valencia dice que volvió al campo bajo amenaza arbitral de pérdida del partido. Se mete también en un lío con el colegiado y la Real Federación Española de Fútbol desmiente de manera categórica que la existencia de amenaza.
Cala comparece; Diakhaby no
El acoso a Cala empieza desde el primer momento en las redes sociales y también en algunos medios de comunicación. En algunos medios le achacan que no salga a desmentir de inmediato las acusaciones que pesan sobre él. Cala ofrece una rueda de prensa el martes a pecho descubierto. Se somete a todo tipo de preguntas de los medios gaditanos, valencianos y también de ámbito nacional. Responde a cerca de 30 preguntas sin esconderse. El Valencia sí esconde a Diakhaby, quien no ha comparecido ante la prensa, no ha explicado con detalle en qué momento considera que recibe el insulto, cómo se produce…. Sólo aparece en un vídeo precocinado por su club, sin poder ser preguntado por su denuncia.
Mano tendida que es rechazada
El Valencia carga con dureza contra Cala, que sufre una persecución. Mientras el jugador del Cádiz CF se muestra dispuesto a reunirse con Diakhaby, en el club ché sólo cargan contra el lebrijano. No quieren hablar con Cala, directamente quieren lincharle en los medios. De hecho Cala concedió el beneficio de la duda al central del Valencia al decir que quizás no había entendido bien.
Murthy, uno de los graden retratados
El presidente del Valencia, Anil Murthy, protagoniza una sobreexposición en los medios y mantiene su acusación sin aportar una sola prueba. Pretende utilizar el asunto como elemento de cohesión del valencianismo cuando son pocos, por no decir ninguno, los que apoyan al dirigente, fuertemente criticado por un proyecto debilitado que lleva al equipo a luchar por la permanencia.
Murthy es uno de los grandes retratados de este desafortunado episodio. Llega a decir que Cala tiene cara de culpable. Con eso le basta para poner el jugador en el disparadero. No repara en ningún momento en que su club y él pueden llegar a arruinar la vida y la carrera de un profesional del fútbol.
El Valencia, por boca de su presidente pretende apropiarse de la lucha contra el racismo como si esa causa fuera suya en exclusiva cuando no pertenece a nadie en particular y sí a todos en general.
Distinta defensa de valores
Las posiciones del Cádiz CF y Valencia demuestran la diferencia entre uno y otro club. Mientras la entidad cadista defiende dos valores fundamentales a lo largo de estos días, como son la lucha contra el racismo y la presunción de inocencia, el club ché lanza mensajes contra el racismo pero obvia el derecho de toda persona a ser inocente mientras no se demuestre lo contrario.
Incluso con el informe de LaLiga, que no encuentra pruebas tras haber rastreado imágenes, audios e incluso los labios de Cala, el Valencia sigue hablando de ataque racista. No acepta las reglas del juego.
Pablo Iglesias, Echenique y el Gobierno
¿Cómo y quién repara el daño cometido sobre Cala? Algunos medios de comunicación valencianos y de ámbito nacional no respetan la presunción de inocencia, un elemento básico del Estado de Derecho, y dan por hecho que Cala ha proferido un insulto racista.
Algunos políticos también se suben al carro como Pablo Iglesias o Pablo Echenique, dos grandes retratados por dar por hecho algo de lo que no constan pruebas. Más oportunistas que nadie, se lanzan como kamikazes sin importarles nada más que el rédito electoral que puedan obtener. Iglesias llega a utilizar el asunto en un acto electoral.
No respetan la presunción de inocencia, como tampoco lo hacen, y esto es lo más grave, los ministerios de Igualdad y Derechos Sociales, pertenecientes al Gobierno de España.
Tanto la cartera que dirige Irene Montero como la que lidera la recién estrenada Ione Belarra también dan por buena la versión de una parte y sin una sola prueba dan por hecho que ha habido un acto racista. Pisotean a Cala, al que no le dan la oportunidad de defenderse.
Ahora que ya sabe que no hay pruebas inculpatorias, ¿pedirán disculpas a Cala los ministerios que han puesto en la diana al defensa del Cádiz CF?
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