El síndrome de los 50 puntos

Cádiz CF | El análisis

El equipo vuelve a padecer mal de altura y, como la pasada temporada, se viene abajo en la recta final al sumar 14 puntos de los últimos 36 después de alcanzar el medio centenar

David Querol se lamenta en presencia de tres jugadores del Extremadura. / Jesús Marín

Cádiz/El universo cadista se agarra al clavo ardiendo de la última jornada. Mientras hay vida hay esperanza, sostienen los más optimistas, pero la realidad es que es harto complicado, casi imposible, que el equipo amarillo se clasifique para la fase de ascenso a Primera División. Un año más, el objetivo más ilusionante está a punto de escaparse después de haberlo tenido en la mano. Perderlo después de tenerlo tan cerca es lo que produce frustración.

Es la primera vez que el Cádiz CF, desde su retorno a la categoría de plata, llega al capítulo de clausura del campeonato fuera de los escalones del play-off. En la temporada 2016/17 afrontó la visita al Real Valladolid con el billete en el bolsillo. Nadie le podía quitar el premio. Todo un éxito pese a que perdió y bajó del cuarto al quinto peldaño.

En la 2017/18 compareció en Granada en el quinto puesto con todo en su mano, pero la derrota, en plena caída libre, le sacó de la zona noble para acabar en el noveno puesto.

Y ahora, desde el séptimo lugar, no sólo debe doblegar en El Molinón al Sporting de Gijón el sábado (ocho y media de la tarde) sino que además necesita que un descendido como el Córdoba, que nada se juega, puntúe en Riazor ante el Deportivo de La Coruña.

La única plaza de play-off por dilucidar adquiere acento gallego gracias a la incapacidad de un Cádiz CF que regala al Dépor la sexta posición. Con un empate en casa le hubiese bastado al equipo amarillo para depender de sí mismo en la última jornada, pero la sorprendente derrota frente al modesto Extremadura (la segunda derrota del curso en el estadio Carranza) convierte en un milagro de gigantescas dimensiones la posibilidad de acceder a las eliminatorias.

El cuadro coruñés dispone de 65 puntos, uno más que los gaditanos (séptimos con 64), que además sufren el acecho del Oviedo, octavo con 63.

La opción del Cádiz CF de meterse en la batalla por el ascenso es remota no sólo por la dependencia de un Córdoba en modo vacaciones, sino por la demostrada incapacidad del conjunto de Álvaro Cervera para lograr la victoria. Seis partidos consecutivos sin ganar en plena recta final de campaña son demasiados como para poder aspirar al ascenso. Ha sumado sólo cinco puntos de los últimos 18, un balance muy pobre para un supuesto candidato a la gloria.

El equipo amarillo cae en el mismo error y una campaña más sufre el síndrome de los 50 puntos. En la 28ª jornada, cuando se impuso al Albacete, alcanzó los 47, que en la práctica eran 50 con los puntos del duelo pendiente ante el Reus. En los 12 partidos siguientes (sin contar el duelo ante el cuadro catalán) se embolsó sólo 14 de los 36 que disputó. Se dejó en el camino 22 nada menos.

La situación es muy parecida a la del año pasado, cuando los de Cervera, después de abrazar el medio centenar de puntos (51 en la 30ª jornada), se anotaron sólo 13 en la última docena de jornadas (23 puntos perdidos) para acabar fuera del play-off.

En la temporada 2016/17, aunque entró en la fase de ascenso, también frenó su producción en la recta final con un recorrido similar: 14 puntos de los 36 últimos después de llegar a los 50.

¿Por qué se repite la historia cual día de la marmota? ¿Por qué no da el paso el Cádiz CF cuando llega la hora de la verdad? ¿Por qué no es capaz de sumar un simple punto en casa cuando se lo juega todo? La primera causa del batacazo que sufrió la noche del martes radica en la nula respuesta individual y colectiva cuando siente la máxima presión. Jugadores presos de los nervios, cada uno por su cuenta, sin saber manejar la situación, sin un líder en el campo con jerarquía para templar.

Un equipo fabricado para defender y golpear a la contra, no para atacar. Es un problema que se agrava cuando necesita marcar de manera urgente. Cuando el Cádiz CF pasa de la defensa al ataque tiene salen a relucir sus carencias. Le cuesta la misma vida enlazar jugadas peligrosas, las ocasiones escasean y las que consigue generar las tira a la basura.

Si a las limitaciones ya conocidas se le une la ausencia de hombres importantes (Machís y Manu Vallejo). El equipo jugó sus cartas con actores secundarios. Se demostró que a la hora de la verdad no hay mimbres... a la espera de un milagro.

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