El sufrimiento, ese pegajoso acompañante
Cádiz CF
El conjunto amarillo se mueve entre las sensaciones ambivalentes sobre el césped y el oxígeno de la distancia estable en ascenso directo después de tres jornadas desde el reinicio de la Liga
Cádiz/El Cádiz CF se mueve entre dos aguas tres partidos después de la reanudación de la Liga. Por un lado, no termina de desprender buenas sensaciones salvo en momentos puntuales, como el excelente arranque frente al Numancia.
Las dudas están encima de la mesa y el sufrimiento es un pegajoso acompañante. Es un problema extensible a casi todos los rivales en unas circunstancias extrañas como las de ahora. Volvió el fútbol pero no es una competición que pueda catalogarse dentro de los parámetros de la normalidad.
Por otro, pasa el tiempo y todo sigue prácticamente igual que antes de la paralización del campeonato, con el equipo amarillo como inquilino estable al frente de la clasificación a falta ya no de once, sino ocho capítulos para el desenlace. El ascenso a Primera División sigue al alcance de la mano aunque queda el tramo decisivo.
La mejor noticia para el conjunto amarillo es que, tres jornadas después del retorno de los partidos oficiales, mantiene la distancia en zona de ascenso directo. Sólo ha perdido un punto de margen al pasar de seis a cinco, aunque si ese es el ritmo de recorte del tercer clasificado, el Almería, no le daría tiempo de cazar a un Cádiz CF que sufre pero se las arregla para continuar en lo más alto y además con un poco más de ventaja sobre el segundo, el Real Zaragoza, al que ahora deja a tres puntos.
La conclusión del los primeros pasos del esprint es que los equipos que dén con la tecla de un mínimo de regularidad serán los que consigan sus objetivos.
El torneo se ha transformado en una especie de ruleta rusa. Los partidos se inclinan hacia un lado u otro por pequeños detalles. Todo está más en el aire que nunca y ese escenario parece favorecer a los amarillos, al menos en primera instancia. Mientras los demás no se aclaren, los de Álvaro Cervera se pueden permitir el lujo de dejarse puntos en el camino. Suman uno aquí, tres allí, uno más… De momento es suficiente así.
El problema llegará si dos de los rivales directos ponen la directa. Será entonces, llegado el caso, cuando el Cádiz CF tenga que pasar de los empates a los triunfos, que no es poco. Y es ahí cuando corre peligro de adentrarse en un terreno pantanoso.
Los amarillos, en sus insistente ambivalencia, hacen goles en todos los partidos desde el reinicio pero también los reciben. Y arrastran el pesado lastre que supone verse por debajo en el marcador, las dos veces que han ejercido de local (ante el Rayo Vallecano y el Alcorcón). Si dar la vuelta a un resultado en contra es difícil, más ahora en estos tiempos en los que si hay algo que no hay es frescura física. De ganar se trata cuando llega la hora de la verdad, que ya está aquí.
El recorrido del Cádiz CF se complica sin el soporte de su afición. El equipo echa de menos ese apoyo desde la grada en los momentos que necesita un impulso ahora que le cuesta dar con el silencio desalentador que hay en Carranza. El factor campo ha desaparecido por completo con el perjuicio que conlleva para un equipo que se disponía a contar con el rugido de cerca de 20.000 personas en los partidos más relevantes de la temporada. De momento, dos citas en casa y más puntos que se van (cuatro) de los que se quedan (dos).
Sin su fiel parroquia tiene que cabalgar un Cádiz CF que presenta distintas versiones tácticas. Del estilo conocido que aplicó el entrenador en el reestreno a la apuesta más ofensiva en las dos citas posteriores, consciente de que, a estas alturas del curso, lo que otorga el pasaporte a la gloria es la suma de tres en tres.
Y un hecho esperanzador es el paso al frente de Jurado. El sanluqueño aprovechó su primera titularidad como cadista. Tuvo chispa, desborde, visión...
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