Aquella tarde de magia en un Cádiz CF - Racing

Mágico González asombró con un tanto espectacular al conjunto cántabro que sigue siendo recordado después de casi cuatro décadas

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Mágico González, una huella imborrable en el Cádiz.
Mágico González, una huella imborrable en el Cádiz.
F.J.D.

17 de octubre 2024 - 12:40

Hablar del Racing de Santander, próximo rival del Cádiz CF, es hacerlo de forma inevitable de Mágico González y del que fue, posiblemente, el mejor gol que hizo en su etapa en el equipo amarillo. El salvadoreño dejó goles para la historia, pero el de aquel partido de la temporada 1986-87 es un recuerdo para el cadismo y un privilegio eterno para los que pudieron presenciarlo en directo en el viejo Ramón de Carranza, en esa época sin apenas televisiones en los estadios.

El Racing de Santander regresa a la capital gaditana y de nuevo sobrevuela la varita que, aquel 14 de septiembre de 1986, sacó a pasear Mágico González con la camiseta del Cádiz CF para poner rúbrica a un auténtico golazo.

Mágico González dejó huella en el Cádiz CF y en el fútbol mundial por su capacidad para inventar jugadas. De hecho, no es fácil que un jugador forme parte del Salón de la Fama de la FIFA sin haber militado en un equipo grande como fue el caso del salvadoreño, pero él tenía una habilidad única que le hizo formar parte del selecto grupo de los mejores futbolistas de la historia.

El pasado 14 de septiembre se cumplieron 38 años de un gol antológico que Mágico regaló a la afición del Cádiz CF. Uno de tantos, pero aquel es inolvidable, y el adversario era el Racing de Santander, que este domingo (14:00 horas) estará de vuelta en el ahora Nuevo Mirandilla.

Pero volvamos al 14 de septiembre de 1986. Aquel día el conjunto amarillo se enfrentó en Carranza al Racing de Santander en el duelo de la cuarta jornada de Liga en Primera División. Los gaditanos vencieron con claridad, 3-0. Todos los tantos llevaron impreso el nombre de Mágico González, pero uno fue una auténtica locura.

El salvadoreño controló el esférico cerca de área (en la zona de Fondo Norte más próxima a Tribuna) y superó a cuantos adversarios le salieron al paso con regates tan imposibles como elegantes usando piernas y movimientos de cintura. Cuando los enemigos quedaban derrotados en el camino, Mágico, casi desequilibrado, tocó el esférico lo justo para dibujar una vaselina que se coló en la portería tras tocar el larguero. Pedro Alba, portero del conjunto cántabro, sólo pudo responder a la jugada girándose para ver entrar el balón. No dudó en estrechar la mano a Mágico ante tal obra de arte.

Pocas veces se recuerdan tantos pañuelos blancos en la grada -un clásico en aquella época para reconocer un golazo- y los gritos de feliz locura de una afición que había asistido a algo único. Tanto es así que casi 40 años después se recuerda entre la emoción y el orgullo de una tarde única en la que Mágico brilló como pocas veces. Y fue contra el Racing de Santander.

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