Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
Almería - Cádiz | Entrenador
Hay que saber capear los momentos con profesionalidad, claridad y sin miedos. Mauricio Pellegrino, entrenador del Cádiz CF, tampoco estuvo a la altura en su último rueda de prensa en Liga como entrenador del conjunto gaditano. Al argentino le faltó decisión a la hora de llamar cada cosa por su nombre. Y si eso le cuesta no ir este lunes a El Salvador, pues eso que se ahorra.
En la sala de prensa del estadio almeriense, el todavía responsable de la plantilla del Cádiz CF no daba con la tecla -no ha dado en casi nada- de la causa de la vergüenza vivida por la afición cadista, la que no se va ni cobra una millonada y que sufre esto como nadie. "Queríamos aguantar el arreón inicial en la segunda parte, nuestro equipo siempre lo ha dado todo y ha sido competitivo. En cinco minutos nos han hecho dos goles y el tercero nos ha matado", señalaba con un vacío tremendo para justificar lo injustificable.
El preparador cadista marcaba como clave el tercer gol como si los otros cinco no hubieran valido. "A partir de ahí no hemos estado. Ojalá que no sea esta la imagen que ha quedado de nuestro equipo", apuntaba con cierto pesar por lo que él, como técnico, sus pupilos y la cúpula del club han rubricado como una de las grandes vergüenzas en la historia del cadismo.
Pellegrino tiraba de recuerdos relativamente cercanos para volver a cubrir su trabajo en el banquillo cadista. "En los últimos encuentros no nos han hecho goles y ahora en un tiempo nos han hecho seis", recordaba tratando de sacar pecho.
La parte final de la intervención del argentino dejó una frase que llega al alma porque ahora mismo es la sensación... de la afición. "El ánimo influye en el estado anímico de los jugadores". Sonará a tópico pero el ánimo de un padre de familia sin trabajo ni recursos debe ser peor.
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