El temor a que se repita la historia
El Cádiz no termina de arrancar en una segunda vuelta que se le da mal en los últimos años
Cádiz/La pregunta que flota en el ambiente es si la mala racha del Cádiz CF obedece a un momento puntual de la temporada o es el principio de algo más. Si el equipo disfrutó de unas mini vacaciones para poder cargar las pilas, ¿por qué se viene abajo a las primeras de cambio después del descanso?
El año 2020 no puede empezar peor: eliminado de la Copa del Rey por un club de Segunda División B y un par de empates en la Liga que se quedan cortos porque cuatro puntos se van al limbo. La victoria pertenece a 2019. Al pasado.
¿Será capaz el líder de capear el temporal? ¿Tiene argumentos para pelear por el ascenso cuando llega la hora de la verdad o ha llegado a su límite y ahora empieza a desinflarse?
Las dudas con las que afronta el Cádiz CF el inicio del esprint definitivo de la temporada avivan los fantasmas del pasado reciente. La segunda vuelta son malditas cada temporada para el equipo amarillo desde el retorno a la categoría de plata. El comienzo de la actual alimenta el temor. ¿Se repetirá la historia una vez más?
La realidad es que el conjunto de Álvaro Cervera sufrió frenazos cuando llegó el momento más relevante. El primer curso (2016/17) significó un éxito el quinto puesto en su condición de recién ascendido. Los 64 puntos le dieron el billete para el play-off, aunque esa misma cosecha no fue suficiente para acabar en la zona noble los dos ejercicios siguientes en los que subió el nivel de la Liga.
El Cádiz CF sumó 31 puntos en la segunda vuelta de la campaña 2016/17, 25 en la 2017/18 y 31 en la 2018/19, siempre menos que la primera vuelta.
Es imposible vaticinar cuántos puntos necesitaría en el segundo tramo de la 2019/20 para poder dar el salto a Primera, aunque el comienzo no es para tirar cohetes. El empate ante el Mirandés y la forma en que se produjo enciende la preocupación.
El reto de los amarillos es evitar los males de los últimos años y para ello es necesario mucho más que el famoso lema que el club pregona a los cuatro vientos. La Lucha No Se Negocia es un buen eslogan como estrategia de ensamblaje colectivo pero no basta con la pelea, un elemento que se le supone a todo equipo que salta al terreno de juego. Además de correr, el equipo está obligado a exponer una dosis de concentración que quizás hubiese evitado el traspié en el choque contra el Mirandés.
Lucha, concentración y algo más: recuperar la fiabilidad defensiva. El entramado falla de pronto, en un segundo salta todo por los aires después de tener controlada la situación. Sucedió en Logroño, Fuenlabrada… y ante el Mirandés se hizo aún más visible un problema que conviene atajar cuanto antes si es que tiene solución.
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