Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Cádiz CF
Cádiz/"Anoche no fui capaz de dormir. Jamás olvidaré lo que pasó en el estadio". La hija del aficionado que este sábado sufrió un infarto en el Nuevo Mirandilla durante la disputa del partido Cádiz-Barcelona relata los angustiosos momentos que vivió junto a su padre, que durante cerca de una hora luchó entre la vida y la muerte con ayuda de algunos sanitarios que presenciaban el encuentro como espectadores y los profesionales que acudieron ante la emergencia.
Cuando a primera hora de la tarde del sábado Silvia entró por las puertas de Fondo Sur junto a su padre y un primo no podía ni imaginar que lo que se presentaba como una jornada de fútbol como otra cualquiera se convertiría en un auténtico tormento, sin duda una de las peores experiencia de toda su existencia. "Yo estaba sentada junto a mi padre, comentando el partido, con normalidad, cuando de repente noto que me tocan el hombro. Era un aficionado que me avisaba que mi padre había dejado caer la cabeza hacia un lado. Me levanté y comprobé lo que, en efecto, le estaba pasando", recuerda.
A partir de ese instante, los nervios le impidieron ser útil más allá de pedir auxilio por lo que acontecía. "Me volví loca, empecé a correr por la grada y sólo hacía gritar: ¡Mi padre, mi padre!", explica aún con la voz temblorosa.
Lógicamente, el estado de ansiedad en el que se encontraba motivó que los servicios de urgencia que se trasladaron a esa parte de la grada se preocuparan en mantenerla alejada para que no interfiriera negativamente en las tareas de reanimación. "Mi primo, que sí se mantuvo junto a mi padre, es el que venía grada arriba y grada abajo para ir diciéndome, pero yo no hacía más que preguntar a todo el que se acercaba si mi padre seguía vivo", apunta.
En realidad, Silvia no tuvo conocimiento exacto de la gravedad del estado de salud de su padre hasta que los servicios de emergencia lo trasladaron en ambulancia al Puerta del Mar y, ya en el Hospital, los médicos le informaron a ella y su familia. "Dentro del estadio nadie me dijo si estaba mejor o peor, si le hacían masajes cardíacos o lo que fuera, si respondía a la reanimación... Yo tenía un ataque de ansiedad y tampoco prestaba demasiada atención. Toda mi obsesión era preguntar si mi padre seguía vivo".
Cuando el aficionado infartado fue evacuado en ambulancia, la hija tuvo que afrontar otro momento complicado. "Mi madre nos estaba esperando fuera del estadio porque después nos íbamos a cenar, así que tuve que bajar y decirle que todo el movimiento de ambulancias que había visto era por lo que había pasado con mi padre", señala.
Ya algo más sosegada, Silvia no duda en expresar su más profundo agradecimiento "a todos" por el trato que recibió su padre y comenta que "dentro de la gravedad, ahora mismo se encuentra estable. Hemos podido entrar a la UCI e incluso hemos hablado con él porque está consciente. Pero los médicos nos insisten en que todavía no está fuera de peligro".
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