La playa de Cádiz que esconde un gran peligro entre sus turquesas y cristalinas aguas

El litoral gaditano descubre enclaves paradisíacos donde dejarse llevar por los encantos de una belleza única como el de sus playas. Entornos vírgenes, salvajes y urbanos que ofrecen sus maravillas para dejar deslumbrados a todo aquel que las visita. Cuando llega el verano muchos eligen disfrutar de sus vacaciones en entornos idílicos de aguas turquesas marchándose al Caribe, pero no es necesario irse tan lejos para encontrar playas con aguas turquesas.

De hecho, existe una playa en Cádiz que se parece a una de Ibiza por el atractivo de sus turquesas y cristalinas aguas. Una belleza casi hipnótica que te deslumbrará por el encanto de este enclave en Los Caños de Meca. Ahora bien, no todo es oro lo que reluce y hay que extremar las precauciones, aunque veamos que el agua está mansa. En el litoral gaditano pocas playas se libran de sus corrientes, por lo que aconsejamos prestar atención a las señales que indican las condiciones del baño, como las banderas rojas, amarillas y verdes que ondean en las playas.

Pero estas aguas cristalinas y turquesas no solo las encontrarás en Los Caños de Meca, también podrás descubrir esta belleza en playas como la de Zahara de los Atunes, las calas de Conil y Bolonia. Ahora bien, una de la que no te puedes fiar de su encanto es la playa del Faro de Trafalgar, ubicada en el entorno de Los Caños de Meca. Está situada a la derecha del faro que le da nombre y tiene una extensión de casi 3 kilómetros.

Este lugar mezcla belleza e historia ya que aquí tuvo lugar un hecho histórico como la Batalla de Trafalgar de 1805, que enfrentó al bloque español y francés con el bloque inglés. El emblemático faro mide 34 metros de altura y se construyó en 1860, siendo hoy uno de los símbolos de esta espectacular playa.

En las proximidades de este faro, aunque las aguas de este enclave inviten a darse un chapuzón, el baño está prohibido debido a la gran fuerza que tiene la marea. No solo por la lucha de corrientes que tiene la zona, también por remolinos que te pueden llevar hacia dentro o hundir a alguien debido a sus bajíos y bancos de arrecifes.