Benaocaz y Ubrique, unidas por la ruta de la Calzada Romana
Un sendero entre ambos pueblos gaditanos que combina naturaleza e historia
El Salto del Cabrero, el corazón verde de Benaocaz
Los pueblos de la Sierra de Cádiz pueden presumir de haber acogido a diferentes civilizaciones a lo largo de los años. De entre todas ellas, aún quedan vestigios de la época romana en pueblos como Benaocaz y Ubrique. Muestra de ello es la Calzada Romana que, durante la época nazarí, esta antigua calzada unía los núcleos de población de Ubrique Alto, la desaparecida Archite y Benaocaz.
Con una longitud de 3,4 km y un tiempo estimado de 2 horas, realizarás un descenso continuo por un paisaje calizo con dolomías, arcillas y yesos. Además, por este camino romano podrás apreciar vistas a Sierra Alta y la Sierra de Ubrique. Sin lugar a dudas, transitar por este camino en plena naturaleza es una de las experiencias que no te puedes perder en tu visita a los Pueblos Blancos de Cádiz.
Para comenzar esta ruta tendremos que dirigirnos hasta Benaocaz, concretamente el sendero comienza sobre la A-2302 donde se encuentra la parada del autobús del pueblo; pero si quieres empezar desde Ubrique tendrás que buscar el convento o ermita de San Juan. Además, en la entrada del pueblo de Benaocaz puedes dejar tu coche en un aparcamiento que cuenta con 20 plazas.
El sendero de la calzada romana es un camino de piedras por el que viajaron hombres, ejércitos y mercancías, uniendo la sierra con las costas gaditanas y malagueñas. Es por esto por lo que el sendero combina naturaleza y cultura, ya que este patrimonio permite conocer una parte del Parque Natural desde Benaocaz hasta Ubrique. De hecho, antes de transitar por la calzada romana podremos apreciar el contorno de la Sierra de la Silla, el Aljibe y el Picacho, ambos cercanos al Parque Natural de Los Alcornocales.
A lo largo de este sendero nos encontraremos una señal donde se explica la técnica que se utilizaba para la construcción de las calzadas. Era el modelo de camino utilizado en Roma para establecer comunicaciones y su construcción se basaba en varias fases: en primer lugar, se delimitaba su anchura mediante dos zanjas paralelas, posteriormente se rellenaba con una primera capa de piedra en bruto, una segunda de grava y arena; y por último, se revestía la superficie con piedra triturada o losas.
Al combinarse con la naturaleza, en el primer tramo del sendero observaremos el sotobosque compuesto por lentiscos y retamas, convertido en refugio de aves pequeñas y lugar de pastos. Además, en la parte alta de la calzada, cerca de Ubrique, se observan plantas aromáticas como el poleo, palmito o adelfas. De especial interés son las especies de aves que habitan en la zona, como las currucas, jilgueros y pinzones.
Cerca de Ubrique descubriremos una joya arqueológica como el Salto de la Mora, donde se conserva el yacimiento de la ciudad romana de Ocuri (siglo II a.C.). El conjunto está rodeado por una muralla y presenta increíbles infraestructuras como depósitos de agua, restos termas romanas, de casas, foro y columbario.
Al final del sendero llegaremos a Ubrique, no sin antes pararnos en la Piedra o Cabeza de Toro, un lugar en el que se cuenta la leyenda que hubo una batalla a pedradas entre los habitantes de Benaocaz y Ubrique por la talla de San Blas. A medida que vayamos llegando a Ubrique observaremos que la calzada romana va convirtiéndose en un carril y comenzaremos a ver casas y huertos que nos indicará que habremos llegado a uno de los pueblos más atractivos de la Sierra de Cádiz.
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