Ruta por Chiclana de origen fenicio
Descubre el pasado más antiguo de esta localidad gaditana a través de un recorrido por dos miradores y 10 hitos históricos
Siete puntos mágicos para enamorarse de Chiclana
Si visitamos el Museo de Chiclana conoceremos la historia de cómo los primeros fenicios llegaron a la costa de Chiclana, desembarcaron y se asentaron en el Cerro del Castillo. Desde Turismo Chiclana se crea la ruta “Chiclana, de origen fenicio” para recrear en el municipio el recorrido que hicieron por la localidad gaditana. A través de esta ruta podremos recorrer las playas de la Barrosa y Sancti Petri, atravesar las marismas y seguir el río Iro hasta llegar al Cerro del Castillo.
El itinerario representa dos miradores ubicados cerca de la Torre del Puerco y en la Avenida Reyes Católicos, frente al Cerro del Castillo. Entre estos dos miradores podremos descubrir los diez hitos que se encuentran identificados por la escultura de Reshef-Melkart, creadas por Antonio Aparicio Mota. Esta ruta es muy amena y curiosa ya que iremos descubriendo las diferentes figuras repartidas por la localidad y, además, están situadas en los enclaves más bonitos de Chiclana para poder ser fotografiados.
En el Parque Periurbano de La Barrosa se encuentra el primer mirador “El templo de Melkart y las islas Gadeira”. Desde Turismo Chiclana explican que en torno al siglo XI-X a.C. los fenicios llegaron a la costa de Chiclana guiados por el oráculo de Tiro y fundaron Gadir. De hecho, en las cercanías del castillo de Sancti Petri levantaron el templo de Melkart. En cuanto al segundo mirador, se encuentra en la Avenida Reyes Católicos, el Cerro del Castillo. Se conoce que fue el entramado urbano de Chiclana, allá por el siglo VIII a. C. y se han encontrado en él importantes restos romanos, almohades, modernos y contemporáneos.
Tras los pasos de Melkart
Siguiendo el mapa comenzaremos la ruta "Chiclana, de origen fenicio" para descubrir los puntos en los que se encuentra la figura de Melkart y el por qué de su ubicación.
Melkart y la navegación. La ruta comienza en el Parque Periurbano de La Barrosa ya que los fenicios siguieron la costa en busca de la tierra prometida por el oráculo de Melkart y fundaron Gadir.
Melkart y la pesca del atún. Playa de la Barrosa, acantilados de Torre Bermeja. Una de las herencias que dejaron los fenicios fue la pesca del atún, al igual que introdujeron la salazón y su comercio por el Mediterráneo.
Melkart y el comercio mediterráneo. Playa de Sancti Petri, acceso a la Punta de Piedra. Después de cruzar el Mediterráneo, los fenicios fundaron Gadir en 1100 a.C. con el objetivo de buscar materias primas y metales preciosos como la plata, oro y estaño.
Melkart y la religión. Paseo marítimo de Sancti Petri. La etimología de Melkart significa “rey de la ciudad”. El santuario dedicado a la figura de Melkart simbolizaba el poder de Tiro en aguas del Atlántico y su culto imitaba al de la metrópolis.
Melkart y la colonización. Sendero de la salina de Carboneros. Los tirios erigían sus colonias a imagen y semejanza de la metrópolis, también sucedió así en las islas Gadeira. En Eritheia fundaron Gadir –literalmente, “recinto amurallado.
Melkart y la sal. Río Iro, junto a la Salina de Santa Mª de Jesús. Ruta de los Esteros. Otra de las grandes aportaciones de los fenicios fue la obtención de sal mediante la evaporación del agua del mar. La sal era imprescindible para la salazón de atún.
Melkart y la agricultura: el aceite. Río Iro, junto al Puente del VII Centenario. El río fue fundamental para la incursión tierra adentro de un pueblo navegante, no solo para la colonización, también para el comercio y la agricultura.
Melkart y la agricultura: el vino. Río Iro, junto al Puente Chico. Los fenicios incorporaron la cultura del vino con las importaciones orientales y, más adelante, en la época púnica con la producción vitivinícola, convirtiéndose a partir del siglo IV a. C. en un pilar de la economía del sur.
Melkart y el hogar. Río Iro, junto al Puente Grande. El río presentaba un ancho cauce y navegable hasta Medina y desembocaba junto al cerro del Castillo. Sobre ese promontorio se creó un asentamiento estratégico y de carácter defensivo; pero también, hogar y abastecimiento vinculado al santuario de Melkart.
Melkart y la defensa del territorio. Cerro del Castillo. El recinto fortificado estaba protegido por una sólida muralla (s. VI a.C.) y su localización era fundamental para la protección, no solo del asentamiento fenicio, también para la protección del templo de Melkart.
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