La calle más estrecha de Cádiz está en el barrio medieval más antiguo de Europa

Piratas, franceses y una trágica historia de amor son algunos de los ingredientes que se cocinan en la calle con más embrujo de Cádiz. El casco histórico de la trimilenaria es un hervidero de misterios y leyendas que se ocultan en los rincones más especiales de la ciudad gaditana. Historias que conectan con los monumentos y edificios emblemáticos de Cádiz en los que el pasado histórico sigue latiendo. 

El barrio gaditano, El Pópulo, está considerado el barrio medieval más antiguo de Europa y es aquí donde se encuentra la calle más estrecha de Cádiz. Si hablamos de embrujo y de que es la que más duende tiene de Andalucía, quizás te vaya sonando. Entre estas históricas calles se encuentra un rincón con mucho encanto que cautiva a cualquiera a su paso. 

Es imposible pasar por el callejón del Duende y no detenerse para contemplar esta curiosa calle. Es la más estrecha de la ciudad gaditana y en el pasado fue una de las más importantes, ya que comunicaba la salida del foso del Circo Romano con la calle del Mesón. El encanto de esta calle trae consigo numerosas leyendas como, por ejemplo, que, en el pasado, durante el ataque de los franceses, uno de ellos se enamoró perdidamente de una gaditana que le correspondió con su amor. Es en este lugar donde quedaban a escondidas hasta que fueron descubiertos y los mataron. En un alarde de fantasía, los vecinos cuentan que en las madrugadas del Día de Difuntos se escuchan los lamentos de la pareja. 

El Callejón del Duende

Esta estrecha calle está custodiada por una reja que impide su acceso, con el fin de preservarlo de posibles actos vandálicos. La calle más estrecha de la ciudad antiguamente desembocaba en la plaza de Fray Félix, pero lo taparon dejando una calle sin salida. Presenta una forma algo curvada, como la mayoría de las calles gaditanas, con el fin de combatir el viento. 

En el pasado esta calle era frecuentada por piratas y contrabandistas, siendo ‘El Duende’ uno de los más conocidos y, de ahí, su nombre. Algunas historias apuntan a que le debe su nombre a uno de los contrabandistas más famosos, otras señalan que estos personajes corrieron la voz de que en su recorrido se habían oído lamentos fantasmales con el objetivo que el vecindario no la frecuentara y así ellos poder realizar sus alijos libres de miradas extrañas.