El mágico atardecer desde los acantilados Cabo de Roche que compite en belleza con el de Cabo San Vicente en el Algarve de Portugal
Las vistas al mar, sus acantilados, el viento de la zona, las olas rompiendo sobre las rocas y el sol fundido con el Atlántico son algunas de sus similitudes
Esta zona está considerada como el mejor lugar para ver el espectáculo migratorio de la espátula común en su paso entre la Península Ibérica y África
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Pocas dudas quedan ya de que en Cádiz tienen lugar los mejores atardeceres de España, sin embargo, cuando hablamos del más bello del mundo parece que la localización cambia. Muchos medios especializados en viajes han señalado el atardecer de Cabo de San Vicente, a unos kilómetros de Sagres (Portugal), como uno de los mejores del mundo. Si alguna vez has presenciado este espectáculo de la naturaleza habrás podido comprobarlo en primera persona, en el caso contrario seguramente hayas visto numerosas fotografías de este enclave mágico de la Costa Vicentina portuguesa.
Las vistas al mar, la altura de sus acantilados, el viento de la zona, las olas rompiendo sobre las rocas y el sol anaranjado fundiéndose con el Atlántico, son algunos de los ingredientes que se cocinan en esta receta única que tiene lugar en el conocido 'Finisterre portugués'. Es tanto el espectáculo que son miles de personas los que visitan a diario este enclave mágico de la costa portuguesa. Ambientados con el entorno, algunos ponen música de fondo y visten sus mejores galas para fotografiarse con el Faro de Cabo de San Vicente como telón de fondo.
Algo parecido es lo que sucede en uno de los lugares más bellos de la costa gaditana, exactamente en los acantilados de las calas de Roche (Conil). Aquí tienen lugar unos atardeceres mágicos, que son un verdadero espectáculo diario. Además, esta zona está considerada como el mejor lugar para ver el espectáculo migratorio de la espátula común en su paso entre la Península Ibérica y África. De hecho, algunos expertos han destacado que solo es posible observarlo en el corredor migratorio La Barrosa-Cabo Roche, sumándose al atractivo de presenciar este espectáculo natural desde un entorno único como son ambos enclaves.
Así que al caer la tarde, son muchos los que se animan a disfrutar de la belleza de este lugar, donde el color anaranjado del sol se funde con el Atlántico, en un entorno rodeado de acantilados como sucede en la costa portuguesa. Así que todo aquel que sufra de opacarofilia, o lo que es lo mismo, amor o pasión por los atardeceres, encontrarán en los acantilados de las calas de Roche, junto al Faro Cabo de Roche, el mayor espectáculo dorado que estaba buscando. Ahora bien, si vas a disfrutar de esta mágica puesta de sol hay que tener cuidado de no acercarse demasiado al borde de los acantilados por la inestabilidad del terreno, más aún si quieres hacer fotografías del paisaje.
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