3 rutas para conocer Cádiz este otoño
Cádiz es un placer para los sentidos todo el año, pero en otoño todo se vuelve más intenso, más especial. Es una época ideal para catar nuestra provincia sin el bullicio del verano, pero con los encantos del otoño. Por eso, vamos a elaborar tres rutas ideales para conocer Cádiz, de cabo a rabo, este otoño.
Ruta de los pueblos blancos: de Arcos a Setenil
Casi una veintena de localidades conforman los pueblos blancos de Cádiz, una sierra única y espectacular en la que el viajero disfrutará de bosques frondosos, ríos y arroyos, deportes de aventura y unos preciosos pueblos.
Arrancamos en Arcos de la Frontera, uno de los pueblos blancos más poblados y bellos, dotado de un rico patrimonio que lo han convertido en uno de los más visitados de la comarca. Para prendarse de Arcos basta con pasear por su casco histórico o su barrio judío.
Paramos en Grazalema, una localidad pequeña, tranquila y acogedora que rebosa belleza en cada rincón. Se puede visitar al completo en una mañana o una tarde, a ser posible partiendo desde el mirador de Asomaderos. El recorrido nos llevará a la Plaza de España, un espacio acogedor en el que descansar y tomar algo antes de seguir hasta la Iglesia de San Juan, una singular construcción religiosa construida en el siglo XVII.
Zahara de la Sierra está considerado uno de los pueblos más bonitos de Andalucía. En la ladera de una montaña y dominada por los restos de un castillo del que aún queda en pie, imponente, la Torre del Homenaje, solo faltaba un enorme y asombroso embalse para cuadrar el círculo de la perfección hecha pueblo. Sus miradores, sus calles estrechas empedradas hacen de Zahara una de las joyas de Cádiz.
La última parada de esta ruta es en Setenil de las Bodegas, uno de los pueblos más populares de España por su original trazado urbano, en el que buena parte de las viviendas se encuentran construidas dentro de la montaña, bajo los salientes de las enormes rocas de su increíble paisaje. La Calle Cuevas del Sol es imprescindible para hacerse una foto que a buen seguro triunfará en redes sociales.
La Ruta del vino: de Jerez a Chiclana
Una buena propuesta para disfrutar este otoño de la provincia de Cádiz puede ser recorrer las localidades con mayor tradición vitivinícola de la provincia.
Jerez es el epicentro de esta ruta. Con una gran tradición bodeguera, es obligatorio visitar algunas de las bodegas más relevantes, en las que incluso se pueden realizar interesantes catas,así como un paseo por el Alcázar y algunas de las construcciones religiosas de la ciudad, empezando por la Catedral. Jerez es también una ciudad a la que debe ir cualquier amante de los caballos y, por supuesto, del flamenco.
A solo 20 kilómetros, Trebujena se presenta ante el turista enológico como la capital del mosto, y junto con Chipiona y Rota constituyen el triángulo del vino de la costa noroeste gaditana. Los chipioneros presumen de su moscatel, mientras que en Rota se produce la peculiar tintilla, una joya gastronómica elaborada con uvas maduras.
También en la costa brilla en esta ruta Sanlúcar de Barrameda, una localidad famosa por su manzanilla y por sus principales bodegas, La Guita y Barbadillo, donde además puede visitarse su Museo de la Manzanilla, un espacio en el que se muestra al visitante todo el proceso de la crianza de estos populares vinos, su embotellado y su comercialización, además de hacer un repaso a la historia de la manzanilla.
El Puerto de Santa María, otra de las tierras señeras de la vitivinicultura gaditana, acoge algunas de las más prestigiosas bodegas de la provincia: Caballero, Terry y, por supuesto, Osborne, que también cuentan con la posibilidad de realizar visitas en las que se explica (y se cata) todo el proceso de elaboración de sus caldos. Chiclana y sus moscateles cierran este viaje apto para los amantes del vino y para todos los públicos.
Ruta del atún: de Conil a Tarifa
Del atún, como del cerdo, se aprovechan hasta los andares, pero el oro rojo de Cádiz es mucho más que gastronomía. Es tradición, historia, cultura y patrimonio. Por eso una ruta por las tierras del atún va más allá de una guía de tapas o restaurantes.
Paramos en Conil. A sus maravillosas playas de arena fina y blanca se suma un patrimonio de curioso origen atunero. El Duque de Guzmán, que tenía el derecho de explotación de almadrabas, construyó una gran torre a finales del siglo XIII desde la que parte el casco histórico de la localidad, y que sigue por el castillo, la Chanca, y la iglesia de Santa Catalina. Recorrer el barrio de los pescadores es otra cita obligada, y si hay tiempo y posibilidades, nada mejor para rematar el viaje que un almuerzo en la casa de la chef Petri Benítez, la Venta Melchor.
La mojama de Barbate sirve de embajadora de esta simpática localidad costera que tampoco es pobre en patrimonio. Sus torres vigía, sus faros, el Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate con su ruta de los Acantilados, su salvaje playa de la Yerbabuena… La belleza de Barbate es natural y también gastronómica.
Tarifa es turismo, surf, playas y… atún, por supuesto. La historia de la localidad está íntimamente ligada a la de los Guzmanes, y posteriormente de los Medina Sidonia, que hicieron de la almadraba una de sus principales actividades industriales. Un simple paseo por sus calles, a ser posible contemplando el castillo de Santa Catalina, es todo un descubrimiento para quien visita Tarifa, que tiene en su hostelería uno de sus más importantes atractivos, en el atún su producto estrella y en la maravillosa playa de Bolonia su mejor postal.
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