El vínculo especial que unía a María Jiménez con Cádiz

"Me levanto a cualquier hora en mi casa de Chiclana, y me ducho en la mañana con amor. Un zumito, una tostada, cafelito y mermelada. Desayuno con mi hermana con amor". Con esta letra comienza la canción Mamarracho, uno de los temas de la artista sevillana María Jiménez y que bien podría describir la rutina que llevaba en su hogar gaditano. Este jueves 7 de septiembre, España se despertaba con la triste noticia del fallecimiento de María Jiménez a los 73 años, una artista de raza que deja un legado imborrable.

Aunque María Jiménez era de Sevilla, concretamente de Triana, la artista llevaba desde 2003 viviendo en Chiclana de la Frontera. En ese año, la cantante decidió mudarse definitivamente a su pintoresco chalet ubicado en la urbanización San Andrés Golf. Tomó la decisión tras su divorcio con Pepe Sancho, momento en el que dijo Se Acabó, ya era hora de cuidarse así misma. Hasta el momento, la artista sevillana vivió feliz en su bonita casa con piscina en Chiclana de la Frontera, como así lo demostró durante el programa de Bertín Osborne: Mi Casa es la Tuya.

Tal era su vínculo con Chiclana, que ya se habla de la propuesta del nombramiento de una calle de la localidad a la artista sevillana que durante años ha residido en el municipio. Además de este motivo, otra de las razones por las que otorgarle este reconocimiento era su importante carrera profesional y también por haber sido un ejemplo en la lucha por el empoderamiento femenino y contra la violencia de género. Cabe recordar que el vínculo que María Jiménez guardaba con Chiclana era muy estrecho, tanto es así que en diciembre de 2020 recibió por parte del alcalde de Chiclana la Insignia de Oro de la ciudad. Además, entre otras condecoraciones, obtuvo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2022.

María Jiménez era una vecina de Chiclana más ya que durante 20 años estuvo afincada en su precioso chalet. Tal y como se pudo ver durante la entrevista de Bertín Osborne, la casa de la artista tiene un interiorismo muy andaluz, con acabados azulejados en los suelos, muebles y paredes; así como unos arcos de herradura típicos de la arquitectura mozárabe. Para la artista, su casa era su refugio y también su museo personal ya que por las paredes azules de la casa colgaban discos de oro, retratos y fotos junto a sus amigos o artistas como Miguel Poveda o Joaquín Sabina, entre otras personalidades.