Bustelo y la despedida imposible
A pesar de haber anunciado su adiós en más de una ocasión, vuelve este año a componer el repertorio de una comparsa Le dedicó un emotivo pasodoble a un emocionado Quiñones
Despedirse de algo cuando lo amas profundamente es la cosa más difícil del mundo. Por eso José Luis Bustelo no encuentra la forma de mantenerse alejado del Carnaval por más que haya anunciado su adiós tantas veces como Antoñete. Anoche regresó en solitario poniendo letra y música a la comparsa 'Los cuenterete', con el antiguo grupo de Joaquín Quiñones, con el que ya formó pareja el pasado año y al que le, quizá involuntariamente, le ha traspasado el síndrome del adiós imposible. "Porque yo creo que lo de Joaquín es un descanso más bien, ya se lo he dicho. Es difícil despedirte para siempre del Carnaval. Yo lo he intentado pero siempre hay un amigo que te pide una ayudita, o llegan tus hijas también y te dicen échame el cable, y cómo negarse, cuando además es algo que te gusta, que llevas dentro. Complicado".
Bustelo, que ha hecho historia con grandísimas comparsas de la talla de 'Soldaditos', 'De ida y vuelta' o más recientemente 'Los regaeras', o incluso poniendo música a chirigotas históricas como 'Una chirigota con clase', reconoce que si ha dado el paso al frente para asumir la autoría en solitario de este grupo "es precisamente por ser ellos, porque los conozco ya, porque igual si hubieran sido otros no hubiera aceptado, pero había que dar un paso al frente y lo dí, y aquí estoy".
El tipo de este año es una autocrítica a algunos especímenes del Carnaval gaditano. "Lo que queremos decir es que los carnavaleros somos gente corriente, y a veces algunos nos damos más importancia de la que tenemos en realidad. Así que llevamos una serie de personajes reconocibles, el guapito, el gracioso, el piratilla...que estropean un poco el paisaje tan bonito que tenemos".
Al preguntarle por el grupo, en el que faltan piezas importantes como Cristóbal, uno de los mejores tenores del Carnaval gaditano, o José Luis Mejías, un gran guitarra, con una experiencia enorme a sus espaldas, dice que "suena muy bien, es un buen grupo no sólo por cualidades sino porque son buena gente. Los que han sustituido a Mejías o Cristóbal también son grandes chavales".
También explicó que al quedarse ya con la autoría en solitario "le he dado un aire más mío a la comparsa, porque el año pasado respetaba más la forma de hacer las cosas de Joaquín. Estamos encantados de la forma en que hemos trabajado, la verdad".
Al preguntarle por la modalidad y las ausencias que hay dijo que "yo sólo escucho y me preocupo de las que están, las que no están para mí no son noticia. Espero ver un buen Concurso, con el mismo nivel de otras ediciones". Y sobre su participación aseguró que "yo ya no me pongo ni nervioso, me tomo esto con más tranquilidad y sin tanto forofismo. Tampoco entiendo la gente que va a menospreciar al rival. Aquí estamos para disfrutar".
Y tanto que disfrutaron. Sobre todo con el primer pasodoble que entonaron, dedicado a Joaquín Quiñones, que se encontraba en bambalinas junto al propio Bustelo y a Cristóbal y que no pudo contener las lágrimas. "No sabía nada del pasodoble y he pasado un mal rato, la verdad, porque me he emocionado mucho. Lo tenían en secreto y nadie se ha ido de la lengua, ni mi mujer y mis hijos, que sí que lo sabían. Ha sido muy emocionante", decía un Quiñones que reconocía que lo había pasado "peor que cuando yo escribía". Eso sí, apuntó que, a día de hoy, no tiene nada claro que vaya a volver, como le pidieron ayer los componentes de una comparsa que hace Bustelo pero en la que tiene un sitio especial.
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