Comparsa Los peregrinos
comparsa
FICHA
Localidad: Cádiz
Letra y música: Juan Carlos Aragón Becerra
Dirección: Sergio Espinosa Moreno
Representante: Francisco Javier Bohórquez Gutiérrez
En 2016: La guayabera
El tipo. Peregrinos que siguen el camino de la fiesta. Las coplas. Un camino que te deja en Cádiz al inicio del Carnaval. Profetas en el Falla. Una creencia a la que se le reza cada febrero, aunque las coplas duren todo el año. En una modalidad en la que la competencia es bestial, Juan Carlos Aragón opta por un repertorio totalmente nuevo en pasodobles y cuplés. La creación de los animales por parte de Dios protagoniza la primera letra, algo por debajo del nivel ofrecido en el resto del Concurso. Un repaso a los animales que habitan un mundo que "es de verdad" y en el que no existe la traición. Pero al ver que el planeta iba de maravilla, Dios decidió crear el hombre, que trajo la sangre, el sudor y el llanto tras matar Caín a su hermano, por lo que no les importa irse cerca del infierno con tal de estar lejos del hombre. Regresa el metacarnaval en el segundo pasodoble -algo mejor- en el que realizan una enseñanza a los jóvenes de lo que es el Carnaval de verdad, que se aprende sin escuela, se nutre de músicas y letras de verdad y huye de un grito de "campeones que se lo dan a cualquiera". Con esto, la cantera nunca faltará. Sobresale en los cuplés el tirito a Alejandro Sanz en el segundo, al que dejaron con "el corazón partío" con el pasodoble de 'Los millonarios'. En el primero, algo peor, un marciano ve vida inteligente en Cádiz al tener trabajo 14 o 15 personas y vivir el resto "de puta madre".
En semifinales
Las coplas. Un evangelio hecho con música y letra. Una peregrinación que te lleva hasta el Falla si el corazón te palpita. Un paraíso en forma de coplas para pisar tierra santa. Dos rezos en forma de pasodoble. Un salmo en la primera letra a una vida que es una fábula entre dos hermanos que representan sus dos caras. Un sueño en el que, al final, la vida se resume por sus buenos momentos y por la libertad al caminar sin leyes, con los niños jugando, los hombres pescando o las noches de alcoba en las que los ladrones roban los tesoros del placer. Una utopía de la que se despiertan con la política, ya que entre "gaviotas sin corazón" y una "rosa desesperada" ven que la vida se acaba donde hay un gobierno. Poesía y mensaje que definen a Juan Carlos Aragón. Queda mucho más redonda la segunda letra, en la que un peregrino llega a Cádiz mientras que un gaditano se marcha de la ciudad. Dos caminos inversos en los que uno viene a la ciudad atraído por ella, mientras que el otro se va a tierra extranjera porque "en La Caleta cantando Carnaval no aguanto el temporal". El que emigra ya ha perdido a Cádiz, pero desea que el peregrino sea feliz en ella. Una pluma excelente a la que el grupo, con su serenidad en escena, invita a degustarla con tranquilidad. Bajan un poco de nivel los cuplés. En el primero, un niño lleva convalidado desde casa el doble grado de "gilipollas" por la cantidad de actividades extraescolares que hace, mientras que, en el segundo, dejan de hacer muchas cosas por los impuestos indirectos, por lo que dejarán de trabajar si vuelve a decir el Gobierno que no hay dinero para las pensiones. Su peregrinación puede acabar en la Gran Final.
En cuartos
Las coplas. Creyentes de una fiesta profana. Un misterio que se predica al cantar y un camino que te lleva a la salvación, el caminito del Falla. Una religión a la que hay que rezarle. Y una pluma que hay que adorar por los siglos de los siglos. Dos pasodobles con los que Juan Carlos Aragón es fiel a su manera de escribir, jugando con un punto más emocional incluso cuando mete algo de crítica, como sucede en la segunda copla. Un repaso poético de Cádiz al que le da la vuelta para presentar "una ciudad que se muere", por lo que duda de qué sirven los poemas si se está derrumbando. Una llamada de atención para que los gaditanos despierten antes de que se hunda. Una pieza que el grupo canta con un poco más de garra de la que utiliza normalmente. En el primero, se vuelven algo más sensible al cantarle a las abuelas, ésa que te guarda "el secreto del primer cigarro y del primer amor", por lo que tienen una madre en la Tierra y otra en el cielo. Buena tanda de cuplés con el mismo final a la calidad de la grifa, ya que en el primero dicen que antes veían platillos volantes por Cádiz, mientras que en el segundo el Gobierno ve la recuperación del país. El credo del popurrí es para aprendérselo y rezarlo. Se hace camino al andar.
En preliminares
las coplas. El Carnaval mueve montañas, como la fe. Una religión profana y real, con un trayecto que lleva hasta La Meca, en la que las calles son la catedral. Juan Carlos Aragón hace del pasodoble de 'Los millonarios' una comparsa entera, en la que explica con símiles religiosos lo que es la fiesta. Una propuesta que no deja indiferente, pero que se puede ver influenciada por la cantidad de tipos metacarnavaleros que llevamos en una semana de Concurso y por las propias influencias de su manera de hacer Carnaval que se dejan ver a lo largo de todo el repertorio. El grupo sigue la estela de años anteriores, en los que ha abandonado las estridencias para seguir interpretando la finura. Musicalmente, el pasodoble, que se hace un pelín largo, destaca en el trío, en donde sí es más brillante que en su inicio y en su epílogo. Una lástima que una bellísima primera letra dedicada en su inicio a lo que significa el mes de septiembre tanto para la vida como para el principio de la creación de una agrupación se desluzca al virar y dedicarla al cambio del Patronato, con la discutible idea de que ahora está en manos del pueblo. Mejora mucho el mensaje del segundo, en el que Juan Carlos, aunque reconoce que el voto es libre, no llega a comprender que el obrero "pueda votar al PP". Redunda en la diana del anterior Patronato en el primer cuplé al ponerse el sol por la Zona Franca al cantarle un pasodoble de Quiñones. Mejora algo el segundo a la muerte del Fidel Castro y un posible paseo de las cenizas de Rajoy. El camino será largo...
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