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Chiclana/"Hemos dado un pasito adelante con este espectáculo en todo. Es más cañero, muy intenso, y lo hemos preparado con más tiempo que cualquier otra gira. Que la gente se venga con un paquetito de kleenex y que se preparen unos bailes espectaculares en las sillas”, afirma entre risas la cantante y compositora Rozalén sobre la propuesta que traerá al Concert Music Festival de Sancti Petri, este 6 de agosto a las 22:30 horas.
Una gira con la que regresa a un escenario que ya la vio triunfar en 2018 y a una tierra que adora. "A quien no le tire Cádiz es que tiene muy mal gusto o no es una persona disfrutona ni aprecia el arte ni la belleza. Soy una enamorada de Cádiz y los gaditanos. Es como si todo el mundo tuviera la herramienta necesaria para salir de todas, de afrontar la vida", afirma categórica la artista. Su relación con la provincia le viene de lejos, según explica. Del rollo hippie con el que acudía a sus playas en un principio, hasta la relación con su troupe de Rota (Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero y Sabina, entre otros). O los inevitables Carnavales gaditanos; "del primero salí muy perjudicada (ríe), es imposible no gozártelo ahí". Y, cómo no, el pregón que dio Sabina en 2019, "encima cantando la de Aute, homenajeando a los dos a la vez”, recuerda de su participación.
En esta ocasión Rozalén aterriza en Sancti Petri para presentar su último álbum, El árbol y el bosque, un trabajo ecléctico en cuanto a su sonoridad. "Me lo han venido pidiendo las canciones, de manera natural. Cada vez viajamos más a Latinoamérica, muchos de los temas me los han inspirado allí”, como El día que yo me muera – “es un son cubano pero la muerte es mexicana”, cuenta–, o Y busqué, “más europea, más british”, que se inspiró en un templo del país azteca. "Me apetece jugar, disfrazarme e investigar. Para mí es el disco más difícil de cantar. Por ahora estoy respondiendo –ríe–".
Más que canciones este trabajo, como los anteriores, ha sido una suerte de terapia para la manchega. "Me apetecía esta vez ponerme delante del espejo, estoy existencialista, me pregunto muchas cosas. Hasta la mirada social del disco parte mucho del yo". También, comenta, le ha ayudado a establecer prioridades tras la pandemia. "Tener planeada la vida a dos años vista no es lo natural. La vida son otras cosas, he pensado en eso, en que debería dedicarle más tiempo a mi familia, que nada es tan importante, que debo dormir mejor", confiesa.
El compromiso a través de la música es fundamental para entender la trayectoria de Rozalén. Sorprende, así, que la artista afirme que "me censuro bastante. Aunque me callo poco intento decir las cosas más amables, por mis padres simplemente, porque hay cosas que les podrían hacer daño. Aún así digo lo que pienso pero no todo. Es imposible ser coherente a día de hoy pero intento acercarme a esa coherencia".
Rozalén continúa en la lucha desde la palabra pero, advierte, "hay que entender el contexto. Estamos agotados psicológicamente, es normal que la gente se cabree. Es mucho más fácil destruir porque el ruido es muy llamativo, se juega mucho con los conceptos. Que una mujer te diga por ejemplo que no es feminista es porque su concepto de feminismo no es el real, pero sigo pensando que la humanidad merece la pena. Hay mucho por hacer, hay que seguir explicando".
Como apoyo a la candidatura de Cádiz como sede del X Congreso Internacional de la Lengua Española, algunos artistas han querido sumarse aportando también su palabra favorita de nuestro idioma. La artista manchega se lo piensa algunos segundos antes de decantarse por “compartir”. Es “un verbo que me gusta, creo que viene de partir el pan. Me dicen que la uso mucho en mis canciones”, explica.
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